Acerca de la hermenéutica en la Grecia antigua - Núm. 10-2009, Enero 2009 - Revista Co-herencia - Libros y Revistas - VLEX 71783549

Acerca de la hermenéutica en la Grecia antigua

AutorMauricio Vélez Upegui
CargoProfesor del Departamento de Humanidades de la Universidad EAFIT. mavelez@eafit.edu.co
Páginas80-96

Este artículo deriva de la investigación Discurso y efectos de recepción, que se desarrolló durante el año 2008 en el marco del grupo Estudios sobre Política y lenguaje, del Departamento de Humanidades de la Universidad EAFIT.

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De no ser por el ánimo de reflexión de un sinfín de estudiosos que han consagrado su vida a aprehenderla y por la interminable cantidad de publicaciones que año tras año continúan siendo dedicadas a ella, la Grecia antigua nos resultaría hoy quizás enteramente indescifrable. El alejamiento temporal que la caracteriza y los complejos problemas que la conciencia del mismo no cesa de relevar, constituirían obstáculos casi insalvables para encontrar fecundas perspectivas de comprensión. Por fortuna, o por desgracia (argüirán otros), Grecia constituye una civilización, o, si se quiere, una cultura, que todavía se resiste a enmudecer. Vidal-Naquet, en su momento, selañaba que una de las características más destacadas de esta civilización "consiste en poner a disposición del investigador las parejas de oposiciones que han sido explícitamente suyas" (1983: 20). ¿A qué hacía referencia? Sin duda, a dicotomías tales como cháos-kósmos, physis-nómos, díke-hybris, lógos-érgon, óikos-pólis, por mencionar sólo cinco de un abultado catálogo. En efecto, tales expresiones y otras más que no necesariamente se oponen entre sí aparecen una y otra vez, insinuando dobles -y, a veces, múltiplessentidos, en los numerosos y dispares materiales escritos que han llegado hasta nosotros. Escuchar, hasta donde tal cosa sea posible, lo que esas y otras palabras parecen querer decirnos es la tarea que aguarda a cualquier hombre que quiera dirigir desapasionadamente su mirada al pasado griego.

Pues bien, reparando en algunos de los materiales aludidos (en particular, los poemas homéricos, algunos diálogos platónicos y ciertos escritos aristotélicos) es posible comprobar, una vez hemos tomado conciencia de que aquello que observamos depende de la intención que da comienzo al proceso de observación, que términos como hermenéuein/hermenéia/ hermenéus a menudo sobresalen en el conjunto de tales materiales. Pero no porque afirmemos que pueden ser captados inmediatamente en su relevancia expresiva, estamos obligados a aseverar que ellos develan al punto sus postulados de significación. Muy al contrario, lo propio de su calidad de signos verbales pertenecientes a un sistema lingüístico que no es el nuestro, que nunca lo ha sido y que nunca lo será, es su constitutiva extrañeza formal y sustantiva.

Por consiguiente, nuestro propósito al escribir este texto, no es otro que indagar y exponer algunas de las regularidades semánticas y referenciales que entraña el uso de los términos hermenéuein/hermenéia/hermenéus durante el período clásico griego, es decir, el período comprendido temporalmente Page 81 entre el amanecer y el ocaso material y espiritual de la polis1. Por lo demás, como es usual que un propósito principal vincule otros propósitos asociados, conviene entonces decir que en la medida en que vamos dando cumplimiento a aquél, sugeriremos una serie de conexiones entre la hermenéutica antigua y algunos conceptos que hacen parte de un análisis pragmático contemporáneo. Obvia para muchos, y desapercibida para otros, la razón que nos mueve a perseguir la segunda pretensión es ésta: pese a sus diferencias (de punto de anclaje, concepción teórica y finalidad práctica), la hermenéutica antigua y el análisis pragmático participan de un elemento común: los dos presuponen la mediación del lenguaje, y, más, del discurso -en cuanto lenguaje realizado-.

Una última acotación antes de entrar en materia: si en este doble empeño intentamos agenciar una conciencia hermenéutica que desde el presente dirija su mirada al pasado, no es para buscar nuestros orígenes, el grado cero de nuestras más caras filiaciones (en espera de encontrar ilusoriamente un presunto in illo tempore en que todo no era más que claridad y perfección), sino para reflexionar sobre las derivas y contradanzas existenciales, a veces irreconciliables, que ha seguido el linaje de los hombres. Y qué mejor forma de hacerlo que aguzando la conciencia lingüística que está a la base de toda comprensión. Apelar en este sentido a una indagación y exposición del término hermenéutica en el mundo griego, pese a la lejanía temporal que lo caracteriza, no equivale a suscribir la convicción de que en dicho mundo podemos encontrar la explicación definitiva de los problemas con los que, siglos después, hubo de enfrentarse la hermenéutica como teoría y práctica de la interpretación. Más bien, equivale a hacer notar, de un lado, que si el término hermenéutica es nuevo, aquello que significa y la "cosa" a la que alude, hallan una primera manifestación práctica entre los griegos del pasado clásico (del pasado relativo a la pólis) y, de otro, equivale a rastrear los indicios de una actividad humana cuya ulterior teorización será objeto de innumerables controversias literarias, religiosas, jurídicas, filosóficas y, acaso también, pragmáticas. Page 82

Ahora sí, entrando en materia, ¿qué podemos decir del término hermenéutica? Que, como muchos otros términos del griego antiguo cuyas formas de expresión y contenido fueron traducidas al latín, y de éste a las lenguas romances, abarca diferentes acepciones y "cubre muy diversos niveles de reflexión" (Gadamer, 1994: 95). En efecto, cuando partimos del verbo griego hermenenéuein tres campos semánticos admiten ser tenidos en cuenta (Grondin, 2002: 44-45):

  1. hermenenéuein equivale a decir algo, a emitir vocablos que, articulados entre sí, conforman oraciones, enunciados. Enunciados como los cantados y recitados, respectivamente, por los aedos y rapsodas ambulantes cuyo magisterio mnemotécnico, ejercido en el seno de sociedades que ignoran la escritura y por ende que hacen del registro oral un factor de cohesión colectiva, los convierte en creadores y reproductores simbólicos de ideales heroicos aristocráticos; enunciados como los de los poetas líricos (poietés), en tanto figuras nuevas que, aparte de cumplir funciones litúrgicas -por ejemplo, escribir la letra y música de himnos dedicados a una deidad, o de epitalamios que celebran los esponsales entre un hombre y una mujer-, dan salida por vez primera a la expresión sincera de sentimientos y reflexiones personales; enunciados sacros, no exentos de familiaridad y ambigüedad religiosa, como los prorrumpidos por los sacerdotes del culto cívico o los funcionarios al servicio de la institución del oráculo y demás fiestas sagradas; enunciados políticos formulados en la asamblea por los ciudadanos libres, como antesala de la concreción de la escritura de leyes en las cuales se apuntala el deseo de fomentar una cultura común, etc. La cobertura, pues, de este primer nivel de sentido indica que importa por igual la acción misma de decir que los tipos de enunciados emitidos.

  2. hermenenéuein equivale a traducir, a trasladar un conjunto de enunciados, expresados por alguien, a otro conjunto de enunciados, recibidos por alguien. La acción de trasladar, que presupone la de expresar, bien puede implicar agentes cuya condición existencial es radicalmente diferente (dioses y hombres), y cuyo emplazamiento en el reparto (moira) del cosmos separa el Cielo de la Tierra, como agentes cuya condición y emplazamiento es semejante. Hermes, representación de lo masculino asociado a Zeus, e Iris, representación de lo femenino asociado a Hera, ilustran en la tradición griega el primer tipo de agente y emplazamiento, y los hombres, considerados en su género, el segundo. En aquél ámbito algo hay -si no mucho o incluso todo- del orden del mandato, de la comunicación que aconseja y, más, de la palabra que aguarda cabal observancia y recto cumplimiento; en éste, antes que ordenanza (lo que no significa que no pueda producirse), lo que importa Page 83 es la traducción como tal. Y en dos sentidos: inter-lingüística, de lengua a lengua, e intralingüística, de signo a signo en una misma lengua. En ambos la finalidad es la misma: permitir la comprensión, cuando inicialmente es inexistente, o restituirla, cuando posteriormente desaparece o se altera. Entendida en términos muy sencillos (que no simples)2la traducción entonces cumple una función hermenéutica: acortar el distanciamiento que media entre dos instancias de comunicación de manera tal que haga sentir a una y otra instancia que es posible establecer (se) comunidad.

  3. hermenenéuein equivale a elucidar, a volver claro lo oscuro, darle luz (no necesariamente brillo) a lo que aparece o se insinúa como ensombrecido, ya sea una expresión aislada, un complejo de expresiones que conforman un enunciado o un conjunto de enunciados que forman un texto. En esa medida, la hermenéuein como elucidación, y en cierto modo como relación especular que se establece con el primer nivel de sentido arriba expuesto, no consiste tanto en tornar inteligible lo que es inmediatamente comprensible, cuanto en volver comprensible aquello que de partida o en el curso de una interacción comunicativa es o deviene ininteligible (Gadamer, 1994: 182-183) La elucidación se impone en consecuencia cuando se hace necesario intentar convertir lo extraño (lo hermético, por qué no) en familiar, lo lejano en cercano, lo indeterminado en determinado, para todo lo cual es menester hablar, saber hablar, y por ende, contar con aptitudes naturales que se pueden cultivar sirviéndose de técnicas elaboradas ad hoc -y de ahí la importancia que para los griegos tendrá el arte de la retórica-.

Pese a sus diferencias de sentido, los campos acotados comportan dos rasgos comunes. Primero: expresar, traducir y elucidar constituyen actividades prácticas (práxis). Y prácticas en sentido griego, esto es, entendidas no como acciones cualesquiera, fruto del automatismo humano que responde a estímulos del entorno exterior o a patrones de producción repetitiva que derivan de la educación, sino como...

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