Acercamiento conceptual y análisis del tratamiento histórico, normativo y jurisprudencial de los trabajadores rurales, a propósito de la necesidad de una especial protección - Núm. 12-2, Diciembre 2010 - Estudios Socio-Jurídicos - Libros y Revistas - VLEX 306653986

Acercamiento conceptual y análisis del tratamiento histórico, normativo y jurisprudencial de los trabajadores rurales, a propósito de la necesidad de una especial protección

AutorAna María Arias-Pérez - Luis Adolfo Diazgranados-Quimbaya
CargoUniversidad del Rosario, Bogotá D.C., Colombia - Universidad del Rosario, Bogotá D.C., Colombia
Páginas219-246

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1. Introducción

Ante la inexistencia de un régimen laboral especial aplicable a los trabajadores del sector rural, cabe resaltar que las disposiciones generales del Código Sustantivo del Trabajo y las relativas a Seguridad Social son plenamente aplicables a las relaciones laborales surgidas en el campo, pero que carecen de una eficacia necesaria, teniendo en cuenta las condiciones especiales de los trabajadores rurales. Esta situación afecta a esta población, considerada vulnerable.

Por lo anterior, a partir de un análisis normativo histórico del derecho laboral y agrario colombiano, se fundamentará la necesidad de observar, a través de legislaciones actualizadas pertinentes, las necesidades de la población campesina colombiana; esto con el fin de lograr la plena protección de los derechos y las garantías laborales, lo cual necesariamente incide en el mejoramiento de la calidad de vida.

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2. Conceptualización

Los trabajadores del campo presentan, desde la composición lingüística del término, la disyuntiva entre quienes se consideran como tales, en la medida en que la misma categorización permite que se agrupen dentro de este espectro semántico conceptos como campesino, aparcero, trabajadores rurales o jornaleros, sin que se tenga claro si todos hacen parte de una misma composición laboral o no; "... la historia laboral ya no trata solamente del obrero, sino de todos aquellos que trabajan con sus manos o son directamente productivos. Los artesanos y los campesinos...".1

De este modo, el trabajador del campo se iguala conceptualmente al campesino, en la medida en que dicha noción "estaría conformada por todos aquellos trabajadores rurales cuya reproducción proviene fundamentalmente de su trabajo directo de la tierra",2 o "pequeños cultivadores rurales que dependen de la mano de obra familiar para producir lo que consumen";3 "la diferencia entre un concepto y otro radica en que el primero pretende el trabajo de la tierra, lo cual incluye al jornalero y al peón, distinto al segundo, el cual se enfatiza en el trabajo por y para el sustento de la familia".4 En estricto sentido, esto implica que para el régimen normativo del derecho del trabajo se debe tener en cuenta al campesino que encuentra en la tierra el móvil para desarrollar su fuerza de trabajo.

Ahora bien, es preciso concatenar las anteriores definiciones con el desarrollo histórico del trabajador del campo, si se tiene en cuenta que en los inicios del siglo XX se marcaron los precedentes de lo que sería el desenvolvimiento de la sociedad colombiana en el ámbito económico (sistemas de producción agrícola y frutal), social y cultural hasta nuestros días, revolucionando el concepto de campesino, hasta la incidencia que éste ha tenido en las organizaciones laborales rurales, fundamentalmente en los campesinos de la contemporaneidad.

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2.1. Relaciones laborales basadas en sistemas de producción en zonas rurales
2.1. 1 Era cafetera

A inicios del siglo XX Colombia vio fundada su economía en la producción de café; lo anterior generó que se acabaran las constantes incertidumbres sobre el rumbo de la economía nacional y, con ello, el destino de un país pobre hacia uno próspero. Así las cosas, al interior del desarrollo que generaban las haciendas cafeteras, "el mismo se ató a diferentes sistemas de trabajo y tenencia de la tierra con una secuela principal, la formación de una clase obrera rural en las zonas cafeteras dividida entre las aspiraciones individualistas del pequeño capitalista y los valores colectivos democráticos forjados en la lucha por el cambio social avanzado."5 Durante el siglo XX, en la Cordillera Oriental se dio paso a las grandes haciendas cafeteras, en la cuales se encontraban trabajadores permanentes llamados arrendatarios o estancieros, a quienes se les otorgaba una pequeña porción de tierra para que con ella, junto a su familia, sembraran maíz, plátano, yuca y caña de azúcar, siendo éste su medio de subsistencia. No obstante, el arrendatario era obligado a trabajar determinado número de días en el mes, lo cual variaba según el tamaño de la tierra que se le otorgaba. Dicho trabajo era remunerado, pero en un porcentaje menor al salario corriente para el trabajo libre. Adicional a ello, las haciendas cafeteras contaban con otros tipos de trabajadores, como los jornaleros o voluntarios, que eran enganchados por contratistas de las grandes propiedades y que vendían su trabajo de manera libre y espontánea en las épocas de mayor producción en las haciendas. Percibían éstos un salario que dependía de la cantidad de cajas de café que recogieran; parte de ese salario se destinaba al pago de la alimentación que se les proporcionaba.

Así, se abrió paso a otras modalidades de trabajadores del campo denominada colonos, quienes accedían a abrir nuevas tierras para el cultivo de café, bajo contrato con los hacendados. El colono se comprometía a sembrar árboles de café y permanecía en la tierra hasta tanto se iniciara la producción; durante ese período se le permitía la siembra de otros productos como medio de subsistencia para él y su familia. Una vez los árboles de café habían crecido, el colono salía de la tierra, y entregaba, a manera de renuncia, la tierra junto con todo aquello que se encontrara sembrado. Dicha figura fue modificada posteriormente por el aparcero quién cumplía la misma tarea que

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el colono, pero participaba en el reparto de la cosecha si cultivaba, cosechaba y procesaba el café que producía; es decir, entregaba una porción del producto de su trabajo.6 No obstante lo anterior, hacia 1918 dichos trabajadores del campo iniciaron protestas políticas con el fin de lograr el mejoramiento de sus condiciones de trabajo y de sus salarios, principalmente en condiciones dignas y justas.7

A partir de 1925, en Colombia se empieza a sentir la intervención del capital extranjero, lo cual amplía de manera importante los sectores de la producción. Es así como los trabajadores rurales, denominados obreros, para los efectos del desarrollo de dichas tareas, iniciaron trabajos en la construcción, transporte, petróleo, banano y manufactura artesanal e industrial; se estima que en el precitado periodo de tiempo hasta 1928, la fuerza laboral creció de la siguiente manera: 42% en la agricultura, 11% en la industria, 12% en la construcción y 8% en la minería. No obstante lo anterior, la crisis económica mundial de 1929, conllevó a que el auge del trabajador rural en otros sectores de la producción de la economía nacional, se viera sacrificada en el reconocimiento de salarios, que para ello se idearon esquemas para el abaratamiento de la fuerza de trabajo, hasta el límite de atraer delincuentes juveniles en las plantaciones de café e inmigrantes asiáticos, teniendo en cuenta que en las zonas agrícolas no se contaba con el recurso necesario para mantener las condiciones laborales y salariales que se habían pactado en un inicio.8

2.2. Esfuerzos individuales y colectivos en procura de cambiar las condiciones de vida de los trabajadores del campo

Las dimensiones culturales, étnicas, nacionalistas, económicas y propias de la inversión extranjera llevaron a que las empresas creadoras de nuevas fuentes de empleo, subsidiadas principalmente por capital extranjero, determinaran la necesidad de crear movimientos obreros colombianos que lucharan por dignificar la labor del trabajador, así como también el garantizar que dichas medidas no se quedaran en sugerencias para el empleador. Es en ese instante cuando en 1930 se da paso a las luchas iniciadas por los "trabajadores de las empresas de petróleo y banano quienes a través de las huelgas buscaban generar presión al empleador para que a través del diálogo se generaran mejores condiciones laborales para los trabajadores;

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las huelgas de las industrias bananera9 y petrolera, marcaron un hito en el desarrollo de los movimientos obreros que buscaban legitimar sus peticiones a través de instrumentos legales que beneficiaran a todos aquellos que se consideraban trabajadores".10

La historia demuestra, sin embargo, cómo a pesar de los innumerables esfuerzos obreros por llevar sus condiciones laborales a normas del trabajo, el desconocimiento de dichas solicitudes por parte del Gobierno obligó a los trabajadores -los que a pesar de ser rurales habían conocido labores propias de engranajes de producción masiva- a volver a sus trabajos originales en la tierra, pero con una diferencia: la mano de obra era barata, a extremos tales de ser ofrecida por medios de subsistencia. Corolorario de ello, los trabajadores iniciaron reclamaciones sobre las tierras, lo que generó por parte del Gobierno una respuesta evasiva. Ello desató una ola de violencia alrededor de 1933, con ejemplos claros como el incendio de viviendas, las confrontaciones armadas entre trabajadores y policías locales, y la destrucción de los árboles de café en plena cosecha.

Lo anterior concluyó en una creciente insurgencia de trabajadores, como también en la muerte de muchos de ellos. De manera paralela, los terratenientes, el Estado y los hacendados se fortalecieron y crearon una alianza que...

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