América Latina y la globalización - Núm. 16, Julio 2009 - Opinión jurídica - Libros y Revistas - VLEX 223512941

América Latina y la globalización

AutorLizandro Alfonso Cabrera Suárez
CargoMaestro de formación en Ciencias Sociales de la USC
Páginas33-46

Este artículo proviene de la actividad académica del autor en el área de derecho privado.

Lizandro Alfonso Cabrera Suárez es Maestro de formación en Ciencias Sociales de la USC, Abogado de la USC, especialista en Docencia Superior Universitaria de la USC, Especialista en Desarrollo Intelectual y Educación de la UC en convenio con la Fundación Alberto Merani de Bogotá, Especialista en Derecho Privado de la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín, Estudios de doctorado en la UNED de Madrid, Estudiante de la Maestría en Derecho de la Universidad Sergio Arboleda, segunda Cohorte. Director grupo de investigación Hernando Devis Echandía de la Universidad Santiago de Cali. Profesor dedicación exclusiva adscrito a la Facultad de Derecho. Autor de varias publicaciones en tema del conflicto armado. lcabrera@usc.edu.co

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Introducción

La primera parte del texto analiza la historia de América Latina en relación con los procesos de descubrimiento y conquista para encontrar el nexo entre la actual situación de desarrollo económico y las taras dejadas por el pasado. Posteriormente se hace un bosquejo general de la evolución de las economías de la región, en relación comparativa con la globalización y finalmente se expone una tesis crítica sobre la forma como se ha enfrentado la globalización al confundirla con la uniformización del mundo, olvidando las ventajas y fortalezas que podrían catapultar a América Latina en el concierto mundial del comercio con unas miradas diferentes, eso sí, beneficiosas al ciudadano del común.

El concepto de globalización

Empecemos por desentrañar la significación de la globalización1 como palabra. Podríamos afirmar que, como dicción2 (significante) es de reciente acuñación (última década) aun cuando tendríamos que aceptar que su significación es de vieja data, casi tan antigua como el hombre, por cuanto este fenómeno ha aparecido y ha estado presente en los procesos comportamentales de la humanidad, generado por los actos propios de la naturaleza humana, como son: la ambición, el poder, el desarrollo de la curiosidad, el avance del conocimiento en la búsqueda de nuevas y mejores formas de ejercitar su existencia, etc., con los cuales ha buscado satisfacer sus intenciones que van desde la dominación: colonialismo3, imperialismo4, expansionismo5, neocolonialismo6, hasta el supuesto proteccionismo dePage 36sus relaciones: socialismo, comunismo, mercantilismo.

Existen múltiples metáforas sobre el concepto de globalización, según las describe Ianni como: "economía-mundo"; "sistema mundo"; "aldea global; tecnocosmos"; "planeta tierra; hegemonía global", entre otras, que expresan un fenómeno totalizador y complejo de la realidad internacional o, como diría el propio autor: "un fenómeno que sorprende, encanta y atemoriza". Un espacio, donde "la imaginación multiplica metáforas, símbolos, imágenes, figuras y alegorías, destinadas a dar cuenta de lo que está sucediendo. Son múltiples las posibilidades abiertas al imaginario científico, filosófico y artístico cuando se descubren los horizontes de la globalización en el mundo y éstos envuelven cosas, gentes e ideas, interrogaciones y respuestas, nostalgias y utopías" (Ianni, 1996).

El manejo histórico de la globalización en latinoamérica

América Latina es una región llena de sueños, anhelos e ilusiones, poblada por maravillosos seres humanos que desde antes del siglo XV está recibiendo la influencia extranjera que le ha impedido un normal y mejor desarrollo económico, político y social. Ideologías desde el populismo hasta el neoliberalismo han posado sus alas en los gobiernos de los países, heterogéneos en su estructura, pero homogeneizados con el rótulo despectivo de América Latina, aplicados sin considerar las propias realidades contextuales.

El mismo proceso de descubrimiento y colonia hicieron de América Latina una región especial.

Los aborígenes se enfrentaron en desiguales procesos militares a los europeos, donde la espada y la armadura se unieron al poder de la cruz del cristianismo para que a través del idioma español se impusiera una nueva cultura a cambio de arrasar la autoctonía propia de la región; llegó de manera irracional un feudalismo tardío. Se importa un modelo atrasado. España, en la época del descubrimiento, era una monarquía en guerra, que no había dado los envidiables pasos de Inglaterra o de Francia en sus procesos de industrialización y de logros en las libertades individuales y colectivas. Es fácil entender lo que trajeron a estas tierras lejanas, que aparecieron como la salvación económica y religiosa. Iberoamérica le dio oxígeno al cristianismo, que pasaba por momentos difíciles en Europa. El tan atacado Tribunal de la Inquisición, y sus compañeros fieles: la hoguera y la excomunión se trasladaron de espacio, resistiéndose a morir, encontrando un caldo de cultivo propicio para durar varios siglos más. Este párrafo me permite citar una vieja tesis que he defendido en otros escenarios que no son materia de este ensayo y es que:

... la conquista se hizo más fácil por el momento especial que vivían nuestros indígenas en relación a la espiritualidad y a sus procesos sociológicos de la creación de una religión; se esperaba un ser mesiánico y llegaron varios, pero con intenciones y necesidades bien distintas y oscuras, seres mitad hombre y mitad animal, a los que las flechas no les hacen daño, seres que disparan fuego, el imaginario individual y colectivo les abrió las puertas" (Cabrera, s.f.).

El descubrimiento de América impulsó el desarrollo del capitalismo: le permitió, gracias a sus incalculables riquezas a Europa, cimentar las futuras revoluciones. Todo se reduce al interés por aumentar el comercio. El intercambio de mercancías con la India y con la China se constituía en unas rutas clave para la actividad mercantilista; allí está entonces una de las principales causas del hallazgo de Colón: laPage 37globalización de los mercados, término que parece nuevo hoy pero no lo es.

La conquista fue una empresa real, contó con el apoyo de la reina, episodio al que le han puesto hasta morbo, al decir que Colon obtuvo el apoyo en joyas que la reina guardaba en sus reales pechos, a quien le prometió ampliar los territorios de la Virgen y allí difundir el evangelio, pues ella era devota de la Santa. Colón empieza entonces a intentar armar un equipo de viajeros y debió luchar primero con el descrédito que tenía entre los habitantes del reino de Castilla. Esta situación generó que los primeros visitantes a las Indias no fueran de la mejor estirpe; al contario, presidiarios, enfermos, personas sin empleo, militares desprestigiados, ambiciosos señores feudales y comerciantes visionarios y ambiciosos (Zabala, 1935) que entre bambalinas le apostaron a la hueste conquistadora.

América, el hoy llamado nuevo continente, recibió de lo que tenían para dar los recién llegados, y al mezclar la aventura con la empresa, el deseo de encontrar cosas que pagaran los viajes aceleró el ritmo de los atropellos y abusos contra los nativos. Luego de un penoso viaje, la gloria parecía esperarlos y como lo relatan los cronistas de Indias, la única manera de ser tratados como héroes era llevando pruebas ciertas y contundentes, por lo que se llevaron las riquezas y muestras de cuanto les pareció llamativo; hasta seres humanos un poco diferentes a ellos emprendieron el periplo de retorno a la madre patria. Al llegar, el imaginario colectivo en España se transforma y se entendiende que en ultramar puede estar la salvación a la penosa situación que se vivía; es así como se planea ya desde el concepto de empresa la nueva entrada a las ya no tan extrañas tierras. Cada viaje tenía los mismos objetivos del otro, pero no todos lo lograban, pocos tenían la fortuna de llegar a lugares pletóricos de oro, o al menos fácil de extraer, lo que producía rabia en los viajeros y arrasaban con poblados enteros a manera de justificación por el fracaso.

Son múltiples las posibilidades abiertas al imaginario científico, filosófico y artístico cuando se descubren los horizontes de la globalización en el mundo y éstos envuelven cosas, gentes e ideas, interrogaciones y respuestas, nostalgias y utopías

El tiempo pasa, ahora las estadías se hacen más largas, empieza lentamente la colonia, mezclada con una reacción tardía de los precolombinos, quienes con violencia empiezan a defender sus territorios, pertenencias y sus vidas. Cuentan con el aliado del clima tropical, caluroso, lleno de fauna y flora desconocida pero agreste que es un enemigo secreto para los delicados españoles, quienes deben empezar a recomponer su imaginario social, económico y político. Ahora, es el momento, de traer ya no solo armas: se requiere un aparato político, que garantice el poder en este caso, y no como diría el profesor Eloy García en el prólogo del libro de Ferrero (1942), Los genios invisibles de la ciudad, se debía legalizar y legitimar. Para lo primero, se crea el Virreinato de la Nueva Granada7, y para lo segundo la cruz y el evangelio se unen al idioma castellano para lograrlo.

Los ibéricos se acompañaron de su gran prepotencia, y continuaron viendo a los indios comoPage 38bárbaros, y les trasladaron todos los rezagos de ese proceso cultural en el cual, hasta en lo moral, eran inferiores los extranjeros. Fue así como lo inmoral, el canibalismo, la fiereza, el fetichismo, la idolatría, la sodomía fueron pretextos para justificar la fuerza de la conquista y la barbarie a que fue sometido nuestro pasado indígena. Se hacía necesaria la violencia donde no se aceptara a Dios; se debía imponer el cristianismo y preparar la entrada de los valores religiosos. Se justificó la violencia desde el interior propio del conquistador, y desde Europa en lo colectivo. Nunca se pensó en el hombre americano, solo en lo que representó...

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