Aproximación al concepto analogía en la obra de Gilbert Simondon - Núm. 1-2004, Julio 2004 - Revista Co-herencia - Libros y Revistas - VLEX 77137815

Aproximación al concepto analogía en la obra de Gilbert Simondon

AutorJorge William Montoya Santamaría
Cargo"Doctor en Historia y Filosofía de las ciencias. Universidad Paris VII - Denis Diderot, Francia.
Páginas32-50

Este artículo hace parte de la tesis presentada en la Universidad Paris VII - Denis Diderot, La técnica y la individuación en la obra de Gilbert Simondon, para obtener el título de Doctor en Epistemología, Historia de las Ciencias y de las Técnicas, en 2003.

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1. Reseña biográfica

Gilbert Simondon nace en la ciudad de Saint-Etienne, en Francia, en octubre de 1924. Después de iniciar sus estudios secundarios en el liceo de su ciudad natal, pasa al Liceo del Parque en Lyon, preparándose allí para ingresar en la Escuela Normal Superior (ENS) de la calle de Ulm, donde es admitido en 1944.1 Luego de obtener su agregación en filosofía, en 1948, es nombrado para trabajar en el Liceo Descartes en la ciudad de Tours. En Tours enseña filosofía entre 1948 y 1955, así como física y tecnología.

Gilbert Simondon tuvo como profesores, en la ENS, a eminentes filósofos de su época, entre los que cabe mencionar a Maurice Merleau-Ponty, a Jean Hyppolite, a Georges Canguilhem, a Jean-Toussaint Desanti y a Martial Guéroult. En 1955 Simondon comienza con el cargo de asistente, para luego ser profesor en la Facultad de Letras y de ciencias Humanas de la Universidad de Poitiers, donde permanece hasta 1963, cuando es nombrado profesor en la Sorbona. Simondon también impartió sus conocimientos en la Universidad de Paris V, incluso fundó y dirigió un laboratorio de sicología general y de tecnología, entre los años 1963 y 1983. También enseñó en la renombrada ENS de la calle de Ulm y en la universidad de Lyon. Simondon murió en febrero de 1989.

Su interés por la filosofía y la tecnología comienza desde su adolescencia, pues desde temprana edad Simondon estuvo en contacto con el medio industrial y pudo conocer de cerca los sistemas de producción. Su tesis de doctorado recoge inquietudes que se venían gestando desde tiempo atrás.

Precisamente en 1958 defiende su tesis de doctorado, que consta de dos partes. Una tesis principal titulada: L'Individuation á la lumiére des notions de forme et d'information (La individuación a la luz de las nociones de forma y de información) y una tesis secundaria bajo el nombre: Du mode d'existence des objets techniques (Del modo de existencia de los objetos técnicos). Esta última fue publicada el mismo año y se convertiría en un clásico en el campo de la filosofía de la técnica. La parte principal de su tesis fue fraccionada en dos, publicadas con un gran intervalo de tiempo. La primera parte, dedicada al individuo y a su génesis físico-biológica, fue publicada en 1964 (L'Individu et sa genése physico-biologique) en la editorial P.U.F., colección "Épiméthée". La última parte, consagrada al problema de la individuación psíquica y colectiva, no apareció sino en el año de su muerte, es decir, en 1989, bajo el título: L'Individuation psychique et collective en la editorial Aubier, como parte de la colección "L'invention philosophique".

Este detalle es importante, porque el retardo en la publicación de la totalidad de la obra de Simondon, al menos de su tesis, ha impedido tener una comprensión global de su pensamiento. Son muchos los artículos que todavía permanecen inéditos, así como los cursos y entrevistas que no han tenido la difusión que merecen. El libro Du mode Page 33 d'existence des objets téchniques ha tenido varias reediciones. La primera en 1969, luego en 1989 y la última recientemente, en el 2001. Es debido a este libro que Simondon es más conocido como filósofo de la técnica.

2. La técnica y la cultura

Simondon muestra que hay un conflicto muy antiguo entre la cultura y la técnica, que ha llevado a una desvalorización de la segunda por parte de la primera. Su pretensión es entonces la de resolver ese conflicto, integrando de nuevo la técnica y la cultura. Mientras que para Heidegger la esencia de la técnica no tiene nada de técnico, para Simondon la esencia de la técnica es puramente técnica. ¿Por qué? Porque la técnica es una capacidad mental de resolver problemas planteados por el medio, en forma de estructura. Por esto Simondon prefiere hablar de objetos técnicos mejor que de la técnica en general, pues en aquellos se materializa el acto técnico. Esto permite hablar de individuos técnicos, ya que ellos también se constituyen, al igual que los seres vivos, en un proceso de emergencia, desarrollo y evolución; es decir, en una ontogénesis. De este modo se vincula técnica e individuación.

El desprecio por la técnica surge, según Simondon, de un desconocimiento que lleva a los hombres a manifestar resentimiento y aversión hacia las producciones técnicas. Pero este desconocimiento no se subsana con un caudal de información o de datos "técnicos" acerca de la técnica. En este sentido, un operario puede incluso ser más ciego que cualquier otro ante la máquina misma que manipula.

No basta con el conocimiento racional para entender la realidad técnica, porque una de las amenazas que ella suscita tiene que ver con la alienación. Y ésta puede ocurrir en dos direcciones: cuando somos manipulados por un objeto técnico o cuando nuestra relación con él obedece a la lógica del amo y del esclavo. Simondon dirá que un objeto técnico nunca puede ser comparado con un esclavo o con un animal de trabajo, pues tanto en el uno como en el otro siempre existe la capacidad de rebelarse; en cambio una máquina no puede hacerlo. Las máquinas dependen completamente del ser humano; incluso las más automáticas son las más dependientes, pues requieren del hombre como asociado. Por fuera de la ciencia-ficción, nunca pasará algo como la rebelión de las máquinas. Lo cual es muy distinto a que sufran averías y nos pongan en situación de aprietos. Si esto ocurre es precisamente porque nuestro universo es tecnológico; vivimos en una tecnosfera, para retomar la expresión de Georges Canguilhem.2 Éste veía aquí la necesidad de plantear el problema con respecto a la técnica en términos de regulación con respecto al mundo, antes que en función de las amenazas denunciadas por los ecologistas.

La técnica no excluye la vida porque ella parte de la vida misma. Es algo que también muestra André Leroi-Gourhan cuando señala que, más allá de nuestra capacidad simbólica, hay un nivel sensorial que compartimos con el resto de los animales, del cual nacen expresiones Page 34 técnicas: "Fuera de toda intervención del lenguaje, el color de la corbata sitúa a todo individuo en el seno del grupo humano con tanta precisión como la mancha roja del petirrojo en una sociedad de pájaros".3 Ambas producen un efecto que es independiente de la animalidad o de la racionalidad. Es el orden sensorial, que en su momento reclama soluciones necesarias a problemas contingentes.

Retomando el problema de la alienación y de la relación adecuada entre el hombre y la máquina, es importante recordar que la aparición de los individuos técnicos aislados, liberó al hombre de muchos trabajos manuales. Al respecto, Simondon escribe que el hombre pasa de ser portador de herramientas a crear artefactos que pueden portar esas herramientas. La herramienta prolonga el gesto manual de un individuo y depende completamente de él, no posee ninguna autonomía, a diferencia del verdadero objeto técnico que posee una reserva de energía que le permite manejar unos ciertos grados de libertad. El objeto técnico es en este sentido más cercano al ser vivo, porque está más abierto al mundo, puede recibir información y procesarla.

Del pensamiento de Simondon podemos inferir que existe una similitud entre un sistema abierto y un objeto técnico. La diferencia estaría en que, mientras que para el viviente es el mundo en su totalidad el que viene a satisfacer su apertura, induciendo cambios: suelo, aire, agua, otros seres vivos, etc., la máquina estaría completada por el ser humano como asociado. Por esto Simondon sostiene que las máquinas automáticas son las que más necesitan del ser humano, sin el cual sus potencialidades se verían reducidas. El hombre opera como un mediador a partir del momento en el que las máquinas forman sistemas conectados entre sí, como resultado de las aplicaciones de la teoría de la información.

Ese hombre que es mediador entre las máquinas es un mecanólogo, distinto a un operador, un técnico o un ingeniero. Ellos están llamados a ser mecanólogos, pero no siempre lo son. Según Simondon, les hace falta una cultura técnica, que no se obtiene solamente con los conocimientos teóricos acerca de su oficio. El verdadero mecanólogo es el que posee la intuición de los objetos con los cuales se relaciona. Una intuición que se manifiesta en la capacidad de considerar la realidad técnica como una expresión cultural, que permita un acercamiento distinto al de la función de uso, al de la pura producción. Simondon hablaba de salvar al objeto técnico de la obsolescencia y de la degradación a la que lo condena la sociedad, abriendo así la vía para que el arte se apropie de la misión de reinstalar culturalmente esos objetos que una época rechaza o desecha.

Pero en realidad el proyecto de Simondon es mucho más ambicioso, pues busca darle un estatuto de cientificidad a las ciencias humanas, algo que él enuncia con la expresión un tanto enigmática de axiomatización de las ciencias humanas. Consideró que hacía falta una ciencia de las operaciones, de las relaciones, de lo que ocurre en los procesos de configuración de un individuo, no sólo en el ámbito físico o biológico, sino también en el psíquico y colectivo. Page 35

3. El acto analógico

La...

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