Una aproximación teórica a la relación entre migración y traslado entre sistemas, en el campo de los derechos de los migrantes - Repensar los derechos de los migrantes desde abajo - Libros y Revistas - VLEX 342540210

Una aproximación teórica a la relación entre migración y traslado entre sistemas, en el campo de los derechos de los migrantes

AutorAdriana Marcela Medina Carrillo
Cargo del AutorEstudiante del doctorado en Derecho, Universidad del Rosario
Páginas45-77
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Capítulo II
Una aproximación teórica a la relación entre
migración y traslado entre sistemas, en el campo
de los derechos de los migrantes
El propósito de este segundo capítulo es realizar una aproximación teórica a
la relación que subyace entre migración y derechos, con ocasión del traslado
entre sistemas de derecho que resulta del desplazamiento físico. Recurrimos
a la perspectiva adoptada por Boaventura de Sousa Santos al estudiar la glo-
balización y el derecho, con la cual pretende mostrar los dos extremos en que
este último se construye, haciendo uso de los enfoques desde arriba y desde
abajo. Esta representación identica la postura superior con la perspectiva
estatal y las grandes empresas transnacionales, y la del extremo inferior o de
abajo con los movimientos y grupos sociales creadores de derecho (Santos &
Rodríguez, 2007).
Con base en las nociones conceptuales recogidas en el capítulo I de esta
investigación, este apartado se organiza en dos secciones: la primera, orientada
a mostrar el enfoque desde arriba en la lectura de los derechos de los migrantes,
esto es, la manera en que los titulares de este extremo someten a la migración
por medio de la ciudadanía y de los derechos humanos; y la segunda, dirigida
a presentar el enfoque desde abajo, es decir, la manera en que los migrantes
conciben sus demandas y crean herramientas para concretar derechos.
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Repensar los derechos de los migrantes desde abajo
4. Los enfoques desde arriba: las formas de someter la migración
a los objetivos de las estructuras nacionales e internacionales, y el
uso de la ciudadanía y de los derechos humanos
4.1. El uso de la ciudadanía
La lógica con que se ha empleado la ciudadanía se soporta en la premisa de
que el modelo de Estado-nación, en el que se inscriben la mayoría de Estados
de destino, está fundamentado en unas bases nacionales que buscan la unidad
de una población en torno a una nación, un Gobierno y una propuesta de
homogenización a través de una cultura, símbolos y valores comunes, por los
que se inventan o recrean mitos de origen (Palacios, 2003: 17).
Sentada esta premisa, la llegada de migrantes o extraños resulta ser un
asunto que cuestiona los discursos de enraizamiento territorial, homogeneidad
y estabilidad identitaria, racial y política de la nación (Guarnizo, 2006: 66).
Incluso en aquellas naciones, como Estados Unidos, cuyo mito fundador se
sustenta en la migración (Buzan, 2007).
De tal manera, con la migración internacional se da el ingreso de pers-
pectivas culturales, sociales y legales diferentes a “la propia”, que comportan
un intercambio que se concibe como riesgoso para las visiones del mundo
preestablecidas, entre ellas la que soporta el modelo de Estado-nación (Castles
& Miller, 2003: 7).
Esto, especialmente, se percibe de las dinámicas migratorias, porque el
traslado también comprende dimensiones de orden global, nacional y local,
que abarcan más allá del ámbito nacional y del derecho estatal, y conlleva el
desplazamiento de formas jurídicas (regulaciones, instituciones y culturas)
que se producen en espacios locales y trasnacionales. Todo lo anterior hace
de la migración un proceso que no opera de manera rígida entre las fronteras
de Estados-nacionales (Kearney, 2004: 222; Santos, 2009: 290; Santos &
Rodríguez, 2007: 19).
En la medida en que conuyen diversos sistemas de derecho, la premi-
sa de que el derecho estatal suponía la manera de interpretar la realidad se
convierte en solo uno de los principios de la organización social, pero no el
único; y en consecuencia los Estados-nacionales crean la necesidad de ubicar
a la migración internacional en sintonía con sus intereses y objetivos de con-
servación (Sinha, citado en Bonilla, 2007: 31).
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Adriana Marcela Medina Carrillo
Ello explica que la ciudadanía se constituya en uno de esos elementos
determinados, de los que habla Castles, que permiten jar estas visiones
sólidamente, para implementar un modelo de diferenciación destinado a
diferenciar quién “es”, por oposición a quién “no es”, de la manera en que lo
hacían los griegos antiguos con los bárbaros, o los colonizadores respecto a
los indios, en América1 (Castles & Miller, 2003).
Esto motiva un rechazo constante de casi todos los procesos migratorios,
pero acentuado especialmente cuando se trata de personas de etnia, idioma,
religión o aspecto físico marcadamente diferente al de los habitantes del lugar
de llegada, incluso en países de origen multicultural, donde la diferencia no
se establece solo en términos de etnia o cultura, sino de generación de asen-
tamiento (Martine, Hakkert & Guzmán, 2000: 178).
Como parte de la discusión sobre el reconocimiento del otro, por medio de
la ciudadanía se promueve la idea de que es necesario, para mediar las dife-
rencias, que los migrantes se asimilen como nacionales del Estado de desti-
no. La razón es que solamente de esta manera, siguiendo los supuestos del
nacionalismo metodológico, que descansa en la idea de que la única forma de
organización social es el Estado-nación con la identidad nacional, resulta
viable la integración del migrante a la nueva sociedad (Guarnizo, 2006: 68).
Sin embargo, con el proceso de globalización, aceleración y politización
de las migraciones, el modelo de transnacionalismo, que se deriva de aquel,
enfrenta los supuestos del Estado-nación, y con ellos los códigos culturales
sobre los que descansa la ciudadanía y que han fundamentado los aspectos
de regulación, control e “integración” de migrantes (Castles & Miller, 2003).
Se explica así la aparente paradoja entre la globalización económica, que
tiende a desnacionalizar la economía del Estado-nación, y, a la inversa, la
manera en que las migraciones propician que los Estados renacionalicen sus
agendas políticas (Sassen, 2001: 73).
1 Referencia al suceso de las “controversias de Valladolid”, de 1505, cuando se libró una polémica
entre Bartolomé de las Casas y Juan de Ginés Sepúlveda, en la que respectivamente uno defendía la idea
de racionalidad natural, propia de “la plena condición humana de los indios”, y el otro, la de servidumbre
natural, referida a la incapacidad de estos para vivir como hombres en comunidades políticas y para
entender la fe cristiana, al no ser europeos (Pérez, 1992: 163-166).

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