De baldío a meca de la linterna mágica - Núm. 42, Agosto 2012 - Crónica Universitaria. Revista de la Universidad Sergio Arboleda - Libros y Revistas - VLEX 431526722

De baldío a meca de la linterna mágica

AutorManuel Julián Mancini
CargoConferencista, columnista y cronista de El Heraldo
Páginas70-73
Crónica Universitaria
70
Comprobarás, ávido viajero, que si
quieres tener un amigo allí, deberás
comprarte un perro.
En sus inicios todo comenzó con los
fotogramas de un beso que desató es-
cándalos. Si, un ósculo deslenguado,
travieso y dulzón inauguró nuestro
romance con el cine. La alborada
de una travesía llenas de recuerdos,
sentimientos y alegrías. El tiempo, el
espacio y las épocas se comprimieron
en la pantalla para hacer volar nuestra
imaginación. Para muchos solitarios,
rutinarios o desadaptados ha sido la
única aventura de su vida. Cuando
nació sorprendió y aun nos sorprende
y nos da lecciones. ¿Quién no quiso
decirle a esa novia cansona la frase
inmortal de Lo que el viento se llevó?:
“francamente, querida, me impor-
ta un carajo. O tener el valor civil
de repetirle al corrompido de turno:
“Tiene usted la moral de un cerdo y
los escrúpulos de un gánster (de La
Mentira Maldita).
El celuloides es también una his-
toria de eventos y revoluciones. A
nales del siglo XIX comenzaron
las imágenes parpadeantes, después
se volvió una industria que devino
en el séptimo arte, envoltorio pan-
tagruélico de los otros seis. “Desde
el momento en que compras la en-
trada, ya entras en otro mundo, dijo
Charles Chaplin. La mayoría de las
cintas, admitámoslo, son mediocres,
pero cada buena película de cual-
quier género sobrepasa fronteras con
DE BALDÍO A MECA DE
LA LINTERNA
MÁGICA
su nueva forma de manejar la cá-
mara, sonorizar, editar, interpretar,
iluminar y escenograar.
La traducción de Hollywood es bella
y signicativa: Bosque Sagrado.
Fray Junípero Serra fundó no lejos de
esos lares la primera misión de la Al-
ta California y escribió mucho sobre
los acebos (Holly en inglés); árbol
que abunda en aquellos parajes. Nos
encontramos, pues, con dos acepcio-
nes para escoger. Pero también antes
de la anexión (1846) los mejicanos la
denominaban La Nopalera.
Es un amable lugar de clima suave,
paisaje placentero con risueñas co-
linas, donde prosperan limoneros,
naranjales y vides, luciendo todo el
año un espléndido sol. Sus primeros
habitantes fueron los indios Cahuen-
ga y Cherokee; pasados al papayo
por los primeros colonos y salvajes
trotamundos anhelantes de la quime-
ra del oro y además algunos plácidos
pastores de cabras y ovejas. Pero en
1883, procedente de Kansas, llegó
Horacio Henderson Wilcox, cons-
tructor y fundador genuino.
Comienza a sembrar un vasto huerto
de melones y años más tarde traza el
plano de una pequeña ciudad, a la que
su mujer –quien respondía al bíblico
nombre de Dalila– llama Hollywood.
Después llega un pintor francés lla-
mado Paul de Longpré, quien con
artes de diseñador y no espíritu
europeo trazó parques, jardines, un
Manuel
Julián Mancini
Conferencista, columnista y
cronista de El Heraldo.
Lo que el viento se llevó

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