Los Capuchinos del Caroni, leyenda histórico-burlesca - Antonio José Restrepo - Aportes a la construcción del país. Selección de pensadores antioqueños - Libros y Revistas - VLEX 588767642

Los Capuchinos del Caroni, leyenda histórico-burlesca

Páginas267-286
2. Los Capuchinos del Caroni*
leyenda histórico-burlesca
Antes
Leyendo la bombástica apología que hace D. Felipe Larrazábal de la vida y
obras del General Bolívar, caí en la cuenta de lo mucho que se afana el prosa-
dor caraqueño en defender el héroe colombiano de haber metido la hoz suya
en la mies de veintidós catalanes, por allá en los tiempos de la reconquista,
cuando tuvimos la fortuna los caribes americanos de arrojar el equívoco em-
bozo de la bandera española. Ese ridículo afán y la prueba siniestra episcopal
en que se funda el biógrafo para absolver á D. Simón, me pusieron en el brete
de escribir una leyenda histórica, que también es burlesca porque habiendo
frailes en el asunto…. “lo raro fuera que no”, como dijo un poeta memorioso.
Esta leyenda no es maña, pues que en ella se guarda fiel la tradición histó-
rica y yo he procurado hablar español y acompañarme como para andar entre
ladrones, esto es, con gente buena y experta: Teófilo Folengo, Francisco Rabe-
lais y Francisco de Quevedo son hombres que hoy en día pagarían en moneda
de 0.900, ó que siquiera pagarían; ellos me han servido de lana y de aguja, el
anjeo es la capuchinada (no debe leerse cochinada) de los llanos del Caroní.
Suplico á mis amigos que me lean que no vayan á creer por un momento
que yo deje el ínfimo oficio que tengo por meterme á leyendero; antes diera
con mi musa y con mi prosa en la última trastienda de la última parroquia,
como último memorialista: yo no aumentaré el número de palurdos que sin
talento, ni gracia, ni sal bautismal, pretenden seguir los pasos del insigne es-
* Tomado de B.B. DE LA R, librería colombiana, Camacho Roldan & Tamayo, 1887.
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critor y poeta peruano Ricardo Palma. La gloria para él, la risa y la caritativa
lastima para sus ineptisimos payasos….
También suplico á los insensatos, creyentes que llaman los clérigos, que
no lean este cuaderno, no vaya á producirles el malísimo efecto que siempre
les produce la lectura de algo que no acaba en la firma de un zoquete con una
mala cruz á un lado, ó con las espeluznantes S.I. Ese efecto es el de querer
meter ó que otros metan á la cárcel al actor del escrito repudiado; y como ahora
esos insensatos creen que meter á la cárcel es como soplar y hacer botellas,
(creencia tal vez puesta en razón), tengo especial interés en que las manos
de ésos no me toquen no aun con los ojos leyendo el impreso que el cajista
compuso con un original por donde paso la mía.
Descartados, pues, los santurrones sin santidad, tocarme decir una palabra
á mis amigos impresores de Bogotá que no quisieron imprimirme de puro
miedo y por singular agachamiento. No es verdad que los frailes y la religión
estén ahora convirtiéndose en cosa sagrada por artes del Gobierno. La Cons-
titución habla claro á ese respecto, y el Dr. Núñez —que es quien manda— ha
dicho claro y muy claro, que con esos sujetos no se ha hecho otra cosa que
tener piedad, la piedad suprema de Víctor Hugo. Todo el partido liberal y
una gran parte, la parte inteligente, del partido conservador, son religiosos,
tolerantes, civilizados, ciudadanos, urbanos; y toda esa fuerza comprime serena
la nociva expansión frailesca. Si en estos momentos el humo de la pólvora
que ayer no más se quemó no deja ver claro, pronto, muy pronto se disipará
la dulce ilusión de los agraciados y la infundada creencia de los temerosos. El
elemento bárbaro está ya juzgado en Colombia y llevara su merecido: si ahora
hace añagazas y visos es porque en la lucha por la vida ningún organismo se
trasforma antes de haber hecho la última evolución vital; el pez que se retuerce
y brilla en las arenas está vivo, pero ya no tiene vida…
Por lo demás, quiero consignar aquí mi gratitud á la imprenta de El Espec-
tador, que publica mi leyenda, y especialmente al Sr. Cano —Director— que
ha corrido bondadosamente con los cuidados de la publicación.
Titiribú, Marzo 15 de 1887
Los Capcuchinos del Caroni
De tal manera estaban disciplinados dentro de los frailes los movimientos
y proposiciones de nuestra mísera naturaleza humana, que era diferente ver
Aportes a la construcción del país. Selección de pensadores antioqueños
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