El delito de acceso carnal homosexual en Colombia. Entre la homofobia de la medicina psiquiátrica y el orden patriarcal legal - Núm. 9-2008, Julio 2008 - Revista Co-herencia - Libros y Revistas - VLEX 69503313

El delito de acceso carnal homosexual en Colombia. Entre la homofobia de la medicina psiquiátrica y el orden patriarcal legal

AutorWalter Alonso Bustamante Tejada
CargoHistoriador egresado de la Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Estudios de Género
Páginas113-141

    Historiador egresado de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Estudios de Género. Autor del libro Invisibles en Antioquia 1886-1936, una arqueología de los discursos sobre la homosexualidad. Medellín, La Carreta, 2004. walonso23@yahoo.es

Page 114

El defecto que me atribuyen no lo considero un defecto.

Es como si les dijera a ustedes que tienen un defecto de ser hombres,

o a las mujeres les dijera que lo tienen por ser mujeres.

Así nací y así soy, ¿quién puede culparme?

Gustavo Jaramillo, “La Chola”

Esta es la voz1 de una travesti llamada “La Chola”. Su voz fue recogida en 1970, en una entrevista realizada por el periódico Sucesos Sensacionales con motivo de la muerte de un amigo de ella en Lovaina, en una casa de “diversión” de su propiedad. El reclamo que “La Chola” hacía era necesario porque desde hacía un siglo la medicina y la psiquiatría, con la ayuda de juristas y sexólogos, habían inventado el homosexual, sujeto al cual se le había atribuido un defecto, como ella lo menciona. El defecto partía de explicar su inclinación erótica, que en su caso estaba acompañada de la transgresión de los modelos de género exigidos por el orden patriarcal, fundamentados en el binarismo sexogenérico: hombre-masculino y mujer-femenina2.

La institución médico-psiquiátrica medicalizó a los sujetos homoeróticamente inclinados para liberarlos de los castigos judiciales a que eran sometidos, objeto que se logró incluso en Colombia3. Entre 1936 y 1980 estuvo vigente en el país el delito de acceso carnal homosexual; al parecer dicha norma no se aplicó, debido a que la doctrina penal recordó los argumentos expuestos por la medicina psiquiátrica. Pero la vigencia de la norma y los argumentos de las instituciones judicial y médica, hicieron evidentes los temores del orden patriarcal frente a las prácticas homoeróticas y generaron homofobia, razón por la cual “La Chola” necesitó hacer su reclamo.

Tal entramado permitió que en ese período rigiera un dispositivo de sexualidad para observar y señalar a los sujetos homoeróticamente inclinados, para quienes se construyeron representaciones que confrontaban las simbologías culturales normalizadoras. DichaPage 115 articulación puso en marcha una tecnología “reguladora de la vida”, amparada por la seguridad que ofrecía el Estado con la incriminación de algunos miembros del grupo social, a través del decir y el hacer de la institución judicial que se resistía a renunciar a los postulados tradicionales de censura y discriminación, y una tecnología “disciplinaria sobre el cuerpo”, que implicó su tratamiento o curación por la institución médica que, aunque novedosa, científica y moderna, se convirtió en un nuevo bastión para señalar y expuso su homofobia al pretender corregir el deseo.

Este artículo expone ese proceso de reformulación de la homofobia en el siglo XX en Colombia, que partía de la tradición cristiana que hablaba de las prácticas homoeróticas como pecaminosas4. Para entonces se sumaron la medicina, la psiquiatría y los mandatos del orden patriarcal protegidos por los preceptos legales promulgados.

No se quiere que ésta sea una historia de lamentos o reclamos; historizar la homofobia es la oportunidad de reconocer la capacidad de resistencia que los sujetos homoeróticamente inclinados han tenido, porque el homoerotismo como posibilidad de sentir, expresar, amar y vivir, es más fuerte que las circunstancias que se quieren imponer para lograr su control y exterminio. Muestra de ello es la vida de muchas travestis que deambularon y deambulan por las calles de las grandes ciudades, ya no solo en la noche sino también en el día, como reto ante una sociedad que se resiste a reconocer la diversidad como posibilidad de vida de los seres humanos. De ellas se hará una mención al final del texto.

Esta historia de homoerotismo y homofobia en Colombia integra la categoría de género para el análisis. El género entendido como “el sistema de saberes, discursos, prácticas sociales y relaciones de poder que dan contenido específico al cuerpo sexuado, a la sexualidad y a las diferencias físicas, socioeconómicas,Page 116 culturales y políticas entre los sexos en una época y en un contexto determinados” (Castellanos, 2003:48). Sistema dentro del cual las instituciones jurídica y médico-psiquiátrica teorizan, enuncian los deber ser, caracterizan normas y transgresiones y señalan castigos, curas o tratamientos; instituciones movidas por la desazón que genera la aparición de lo distinto a la norma binaria heterosexual que se quería proteger, por ello se criminalizó y medicalizó a dichos sujetos. Se propone también como clave de lectura la relación de subordinación existente entre homoerotismo y heterosexualidad, fundamentada en la naturalización del binarismo sexogenérico heteronormal.

I El antecedente de un siglo de silencio sobre el homoerotismo

La independencia política de las colonias españolas en América fue un acontecimiento de quiebre y el comienzo de una época de rupturas con el pasado; fue la puesta en marcha del Pacto entre los hermanos a través de la consolidación de los nuevos Estados (Pateman, 1995). El pacto de los hermanos hace referencia a la propuesta de la feminista y teórica política inglesa Carole Pateman, al explicar el “patriarcado moderno”. Ella explica que ese patriarcado se constituyó a partir de la Revolución Francesa con la muerte del padre personificado en la figura del rey, esta figura ostentaba el poder total que quedó en manos de los hijos varones, los cuales se arrogaron el derecho de hacer un pacto para distribuírselo. Pacto visible en la constitución de los Estados modernos, de manera que las instituciones que lo soportan son parte fundante y puntal de dicho patriarcado. Ella argumenta que a partir de ahí los varones, por el mero hecho de serlo, se atribuyen el derecho de subordinar a las mujeres sin que medie el orden parental y permeando las estructuras sociales, económicas y políticas. Ella lo llama patriarcado fraternal, contractual que estructura la sociedad civil capitalista; es el acuerdo masculino y masculinizante que rige sobre la diferencia sexual en el orden civil, de donde es posible deducir que predispone a la homofobia, pues dicha subordinación se extiende a las diversidades disidentes de los modelos de varón y de las experiencias eróticas asignadas a tales sujetos. Para llevar a cabo esta tarea se utilizaron tratados y compendios de reglas de las que se extraían los resúmenes de los comportamientos para ordenar la sociedad y proteger el bien común. Estos son los códigos, y para el interés presente, los códigos penales erigidos como autoridad para el control de los comportamientos sociales.

Page 117

La compilación de normas permite al Estado generar seguridad y proteger la vida en común de todo aquello que pudiera vulnerarla, así proviniera de ella misma, porque “no olvidemos que la legislación criminal y, en general, todo el ordenamiento jurídico, tienen por objeto realizar el interés del Estado a la seguridad de la vida en común” (Arancibia, 1966:55). Las disposiciones determinaban fronteras, márgenes y lineamientos dentro de los cuales los sujetosciudadanos, sujetados al pacto de los hermanos, podían moverse, actuar y existir. A partir de ellos se daba contenido al mundo, a la vida, a la sociedad, a los sujetos y sus cuerpos. Bourdie los señala como los procesos de universalización que llevan a la naturalización y generación de verdades consideradas como objetivas y previsibles, olvidando las condiciones sociales y de posibilidad (Bourdieu, 2000:20).

En su mayoría, las repúblicas redactaron sus códigos penales teniendo como referencia el Código Napoleónico de 1810, del cual desapareció el delito de sodomía vigente en las antiguas leyes españolas, y el Código Español de 1822, también con esa modificación. Al respecto afirma el jurista Antonio Arcila, que donde ha habido mayor influencia del Código de Napoleón la actitud hacia las personas homoeróticamente inclinadas ha sido más humana, como en efecto sucedió a lo largo del siglo XIX (Arcila, 1992:297).

La codificación colombiana vivió su proceso de distanciamiento entre un orden basado en el dominio de la moral cristiana y otro basado en la ley social que velara por los bienes jurídicos individuales y colectivos. Esta ruptura se reflejó en las normas rectoras de la vida sexual, en las cuales se dio un devenir entre avances y retrocesos. El primer Código Penal colombiano fue de 1837, inspirado en el napoleónico y sin delito de sodomía. Ausencia que se mantuvo durante la Confederación Granadina y en el código de 1873 de los Estados Unidos de Colombia5. Ese hecho marcó una clara ruptura con la tradición española porque en Co-Page 118lombia, durante gran parte del siglo XIX, no se penalizaron las relaciones homoeróticas. En su lugar se estableció el delito de “corrupción de menores y alcahuetas”, que sirvió para fundar los prejuicios que han llevado a considerar que los sujetos homoeróticamente inclinados son corruptores y así sustentar su aversión.

Pero la reescritura de los códigos no implicaba siempre renovación o modernización; las nuevas codificaciones podían retomar las antiguas tradiciones, y eso pasó en Colombia. En 1890, en el contexto de la Regeneración, se expidió un nuevo Código Penal. En el artículo 419 decía: “La persona que abusare de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR