Una cobra en el jardín
Autor | David Sánchez Juliao |
Cargo | Escritor Colombiano Ex-embajador en la India |
Páginas | 8-9 |
Crónica Universitaria
8
Una
COBRA
en el jardín
David Sánchez Juliao
Escritor Colombiano
Ex-embajador en la
India El alto muro al fondo del jardín de nuestra casa marca el comienzo de los prados
de la residencia de los embajadores de la República de las Islas Mauritius
en Nueva Delhi. Aquel pequeñísimo país, localizado en el mismo meridiano
de Madagascar, frente a las costas del África Oriental, está compuesto en
su mayoría –como las llamadas Indias Occidentales– de inmigrantes
indios, de religión hinduísta los más de ellos.
Anand Neewor, Embajador de Mauritius –a quien acostumbro llamar
Anand Neighbour, por aquello de la vecindad– denuncia su ancestro
indio, o hindú, a todas luces y a veces creo que se siente embajador
en su propia tierra. Una buena mañana me llamó a la ocina por
teléfono, con el insólito propósito de comunicarme que estábamos
ambos atravesando una gravísima situación. Sus empleados habían
localizado al nal del jardín contra mis muros una serpiente cobra
del género más venenoso. Ante el acoso de su servidumbre, que
trataba de capturarlo vivo, el animal había encontrado una rendija
en el cercado y pasado a los jardines de la Embajada de Colombia.
Los jardineros de nuestra residencia se encontraban sobre aviso,
pero ahora ambas servidumbres esperaban instrucciones sobre
qué cosa hacer. El problema se había tornado súbitamente en
un “affaire diplomatique”, y cualquier decisión debía ser
tomada conjuntamente por los jefes de misión.
Mi reacción fue occidental, latinoamericana,
colombiana, caribe: “¡Que maten la culebra con un
palo!”. La reacción de Anand Neewor fue oriental,
hindostánica, hinduísta pura: “¡No pueden, no lo
harán! ¡No se puede, no es permitido! ¡No es ético!”.
Claro: el sistema de castas de la India determinaba
que ninguno de los hombres envueltos en el proceso
de la caza o el presunto aniquilamiento de la cobra,
tenía como ocio matar culebras, o retenerlas. Y además,
en torno a aquel punto la religión era clara, precisa, enfática,
diáfana: no se puede matar ningún tipo de ser viviente; nada
Memoria de la India
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