Kessler, Gabriel. El sentimiento de inseguridad: sociología del temor al delito. Buenos Aires: Siglo XXI Editores; 2009, 288 p. - Núm. 15-1, Junio 2013 - Estudios Socio-Jurídicos - Libros y Revistas - VLEX 478208182

Kessler, Gabriel. El sentimiento de inseguridad: sociología del temor al delito. Buenos Aires: Siglo XXI Editores; 2009, 288 p.

AutorDiego Armando Varila Cajamarca
CargoHistoriador y candidato a magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá
Páginas167-176

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En su libro El sentimiento de inseguridad: sociología del temor al delito, Gabriel Kessler -doctor en Sociología de la École des Hautes Études en Sciences Sociales y profesor en el Área de Sociología de la Universidad Nacional de General Sarmiento- investiga con detalle el fenómeno del delito en el área urbana de la Argentina actual, con especial énfasis en Buenos Aires. Su texto, fruto del trabajo como investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, no es uno más que se suma a la larga lista de las explicaciones cuantitativas del fenómeno delictivo. Su aproximación a un asunto poco tratado por la sociología -los sentimientos- lo convierte en un sugerente llamado de atención para entender el problema en sus múltiples facetas.

Kessler realiza este llamado, especialmente, de tres formas. En primer lugar, reconoce la validez e importancia que las encuestas y los estudios cuantitativos tienen para acercarse al delito, no para brindar soluciones globalizantes que lo enmarquen en un cúmulo delimitado de variables abstractas de la realidad, sino, más bien, desde el uso de las estadísticas como punto de partida y no como un fin en sí mismas, permitiendo encontrar una serie de aristas para abordar el tema. En segundo lugar, al centrar su interés en el 'sentimiento', no limita su investigación al delito. Es un estudio sobre la 'inseguridad' y su percepción en Argentina, con lo cual estas aristas iniciales se complementan con el trabajo de campo -entrevistas- que efectuó el autor a lo largo de seis años y que le otorgan un amplio capital de investigación para discutir los resultados cuantitativos de las encuestas.

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En tercer lugar, el texto dialoga constantemente con otras publicaciones alrededor del mundo, no con el fin de entender el delito en el marco de una sociedad globalizada con referentes compartidos. En cambio, este diálogo permanente con las referencias externas le permite entender las particularidades que caracterizan el caso argentino.

El primer capítulo, "Temor, razón y emoción", atraviesa la historia del miedo en la humanidad para revisar las distintas respuestas que se han generado ante el delito en distintos contextos. La sensación de control es vital para comprender este recorrido, pues a los temores externos (la noche, animales peligrosos...) se sumó en la modernidad la introducción de sociedades de control, donde se configuraron nuevos referentes -internos o externos- de un 'otro' peligroso, quien debía ser sometido o eliminado. Posteriormente, en el siglo XX, el delito se concibió como una enfermedad que afectaba el cuerpo social. El miedo a los desmanes de la clase obrera, aminorado a medida que sus condiciones mejoraban, se transformó en temor por una clase revolucionaria organizada.

Se reconoce, entonces, en los trabajos clásicos sobre el tema del miedo, un problema social de fondo, aunque las respuestas a esta situación, integración social o castigo, no incluyen, según el autor, las preocupaciones por el sentimiento de inseguridad.

Adicionalmente, la emergencia en la última mitad del siglo XX del estudio sobre el delito estuvo acompañada de transformaciones semánticas: primero, el uso diferenciado de un término concreto para distinguir la seguridad, como hecho objetivo, de la sensación subjetiva. Segundo, el cambio en el uso de la palabra 'seguridad' al de su opuesto 'inseguridad', para representar no solo el grado negativo de la primera, sino la sensación de amenaza e insatisfacción frente a ciertas demandas sociales. De esta forma, 'el miedo al delito' se convirtió en un asunto social medible que ocupó un lugar significativo en la agenda política de distintos países.

La criminología y la sociología del delito se convirtieron en los campos por antonomasia para su estudio, disciplinas con las que el autor dialoga y, a su vez, se sitúa a cierta distancia. Con la primera, comparte el intento de relacionar el delito y el temor, así como la diferenciación en tres dimensiones -política, cognitiva y emocional-. Con el segundo, coincide en la necesidad de comprender la trama que da sentido a la inseguridad en un momento histórico preciso y las consecuencias políticas que esto trae. De

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ahí que el 'sentimiento de inseguridad', es decir, el entramado de representaciones, emociones y acciones, sea el foco conceptual que guía la obra, al ampliar la restringida respuesta emocional a la percepción de los símbolos vinculados al delito, definido por la criminología como 'miedo al crimen'. La ventaja con este enfoque es que, al acercarse a un problema subjetivo como los sentimientos, los estudia en su contexto de producción y no como un elemento prediscursivo del hecho social, rechazando la oposición clásica entre razón y emoción. Al entender las emociones como parte de una representación de la sociedad, en lugar de...

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