Laureano Gómez, la Misión Currie y el proyecto de reforma constitucional de 1952 - Núm. 9-2, Diciembre 2009 - Criterio Jurídico - Libros y Revistas - VLEX 75353424

Laureano Gómez, la Misión Currie y el proyecto de reforma constitucional de 1952

AutorMiguel Malagón Pinzón; Diego Nicolás Pardo Motta
CargoAbogado del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario; Abogado del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario
Páginas8-33

Artículo desarrollado dentro del proyecto de investigación "Historia de la Administración Pública" de la Universidad del Rosario.

Abogado del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Doctor en Ciencia Política y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador y Director de la línea de Investigación de Pluralismo Jurídico, Administración Pública y Justicia de la Universidad del Rosario.

Abogado del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Profesor Auxiliar de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario.

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1. Introducción

El gobierno de Laureano Gómez no sólo se caracterizó por el crecimiento de la violencia partidista, sino también por la recepción del pensamiento iuspublicista de Estados Unidos y por la redacción de una reforma constitucional de corte fascistoide. Ambas situaciones procuraron desde el punto de vista jurídico-político cambiar el derecho público colombiano e imponer con una impronta definitiva una nueva hegemonía conservadora todavía más fuerte e influyente que la de la Regeneración. Es importante entender que Laureano era un político de recia estirpe conservadora, pero también era una persona con un gran sentido del oportunismo: plasmó en su proyecto nítidamente su ideología de ultraderecha y de igual manera recibió sin miramientos los planteamientos de la Misión Currie que venían a implantar una especie de neocolonialismo a la norteamericana. En síntesis, vamos a comenzar analizando a Gómez y las ideas de derecha, posteriormente estudiaremos el influjo de la misión de Lauchlin Currie en el gobierno de Laureano y terminaremos con el análisis pormenorizado del proyecto de reforma.

2. Laureano Gómez y las ideas de derecha

El líder conservador dedicó sus fuerzas a lograr que su pensamiento fuera definitivamente realizado en la política colombiana. Para lograr tal propósito, el primer objetivo de Gómez era sacar del escenario político a cuanto rival encontrara. Obviamente, los primeros que tenían que ser retirados eran los liberales, a quienes consideraba los miembros de la conspiración judeo-masónica-comunista mundial dedicada a acabar con la consciencia y la concordia católicas (Williford, 2005: 99-116, 180-193). Como resultado, todo lo que estorbaba a los propósitos de Gómez de construir un Estado ejemplar y a su manera era cruelmente enfrentado hasta el abatimiento.

Laureano Gómez, lejos de tener un sistema organizado de ideas, tenía más bien la capacidad retórica para luchar políticamente sin dar el brazo a torcer1. De esa forma, según como conviniera, daba giros discursivos que sólo buscaban lograr el propósito del momento, aunque se alejaran no pocas veces de lo que él defendía. De todas maneras, nunca modificó su raigambre católica2, en la cual basó su comportamiento político y su pensamiento. En Page 9 resumen, dentro de su retórica, se pueden hallar rasgos del pensamiento de derecha, tales como el racismo, anticomunismo y antiliberalismo, mezclados con el catolicismo a la usanza del franquismo español (Ruiz Vásquez, 2004: 191-237).

Hallar incoherencias en el pensamiento de Gómez no es tarea difícil. De hecho, sus discursos están llenos de importantes ejemplos. En primer lugar, puede partirse del incidente que tuvo Laureano como director del conservatismo con "Los Leopardos", un movimiento fascista que fue la más importante disidencia conservadora (Ruiz Vásquez, 2004: 130-191). A partir de este incidente, el ingeniero conservador se dedicó a atacar con furia tanto al fascismo como al nacionalsocialismo y a tildar a "Los Leopardos" con toda suerte de adjetivos. Publicó su conocido texto "El cuadrilátero", en el cual atacó a Mussolini, Stalin y Hitler y defendió a Gandhi como portaestandarte de la paz y del diálogo (Henderson, 1985: 57). Tal posición no coincide con la que tuvo durante la última guerra mundial, época durante la cual apoyó al Eje y elogió sin medidas los propósitos imperialistas de los nazis.

Otra contradicción, aunque relacionada con la anterior, puede también ser avizorada durante la Segunda Guerra Mundial. Gómez se dedicó a elogiar al Eje y sus posturas antifascistas, y a atacar con fuerza a los Estados Unidos, país al que denominó el líder de la conspiración atea y masónica dirigida a acabar con el cristianismo en el mundo (Iriarte, 2005: 77-78). Igualmente, persiguió a los judíos residentes en Colombia. No obstante todo lo anterior, en su discurso de posesión aduló a los Estados Unidos y los señaló como la mejor de las democracias (Iriarte, 2005: 121-130).

Respecto de sus enfrentamientos políticos con los liberales y con los copartidarios que no estaban de acuerdo con sus directrices, también pueden encontrarse patrones de contradicción3. En primer lugar, puede citarse el momento en el cual algunos políticos liberales simpatizantes de Gaitán intentaron destituir a Ospina. Como reacción, Gómez los llamó "fascistas revolucionarios" en uno de sus explosivos editoriales de "El Siglo", del 6 de enero de 1948 (Henderson, 2006: 444). Por otro lado, a Roberto Urdaneta lo atacó fuertemente cuando aceptó cargos diplomáticos durante los Gobiernos liberales. Sin embargo, poco tiempo después tuvo el nombre de Urdaneta en Page 10 cuenta para que fuera candidato presidencial en 1946 y en 1951 lo nombró designado presidencial.

Debemos resaltar que las ideas que más llamaron la atención de Gómez fueron las del franquismo español. Ideología que causó una gran efusividad en algunos círculos de la política colombiana4.

Son varios los argumentos que permiten concluir con firmeza que Laureano Gómez era un asiduo franquista. En su calidad de director de "El Siglo", siguió todos los pormenores de la Revolución española y se declaró a favor de Franco por medio de sus editoriales. Por otro lado, también simpatizó con un régimen medianamente parecido al de Franco, cual fue el de Oliveira Salazar en Portugal5. De todas formas, olvidó la relación que hubo entre Franco y los regímenes alemán e italiano. Ello sobre todo porque Franco, al final de la Segunda Guerra Mundial, intentó desdibujar todo rasgo evidente de su simpatía con el nacionalsocialismo y el fascismo.

Laureano se arraigó al catolicismo de Franco, a diferencia del duce y del führer, quienes eran ateos. Igualmente, Gómez siempre profesó una gran simpatía por lo hispánico, y compartía ideas con quienes opinaban que la Conquista había traído la civilización6 a estas inhóspitas, malsanas y salvajes tierras latinoamericanas (Hernández, 2006: 42-49).

La hispanofilia a ultranza y el comportamiento en defensa del régimen de Franco también eran compartidos por otros políticos. Muchos no sólo conocían y cantaban con fervor el himno Cara al sol de los falangistas, sino que también apoyaban económicamente la causa (Hernández, 2006: 70). Igualmente, cuando los políticos franquistas visitaban el país, la acogida que se les prestaba era inmejorable. De hecho, fue famosa la visita de Ginés de Albareda, en la cual Laureano Gómez pronunció un discurso abiertamente a favor del franquismo. En igual sentido, tenemos la visita que realizó el escritor Camilo José Cela como embajador del franquismo a los países andinos para fortalecer los vínculos con la madre patria (Guerrero, 2008).

Finalmente, es de anotar que la más grande de las contradicciones de la vida de Gómez la sufrió al ser derrocado. En aquellos años luchó con fuerza para ver a Gustavo Rojas Pinilla lejos de la presidencia, pero sus palabras tornaron de la Page 11 agudeza y la fiereza a la diplomacia al buscar la reconciliación entre los colombianos. De hecho, con base en ese tipo de palabras, se alió con sus peores enemigos -los liberales- para idear y hacer realidad el Frente Nacional7.

3. Antecedentes del proyecto de reforma La misión de Lauchlin Currie

En esta época existía un ideal de desarrollismo y de progreso a pesar de la violencia reinante. Por esta razón los Gobiernos de Mariano Ospina y Laureano Gómez permitieron la llegada de la misión del profesor Lauchlin Currie, un académico que vino con el fin de reformar la Administración Pública y de acercar nuestro sistema administrativo al norteamericano.

Debemos anotar que muchos de los lineamientos que propuso el profesor norteamericano fueron acogidos posteriormente por la Comisión encargada de desarrollar la reforma constitucional. Por eso hemos considerado muy importante dar a conocer las propuestas de Currie, para mostrar que, no obstante Laureano Gómez ser proclive a las ideas de derecha provenientes de la Península Ibérica, también fue un político sagaz que siguió el juego de los norteamericanos en su ideal desarrollista.

Como antecedentes históricos de esta misión, encontramos que, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, la situación económica era bastante precaria, y fue por ello que, en su discurso de posesión en 1949 como presidente de Estados Unidos, Harry Truman proclamó el trato justo con las regiones más atrasadas del orbe. A partir de aquí comenzará a aplicarse un pensamiento basado en el desarrollo como patrón principal del bienestar de los pueblos del mundo (Escobar, 1996: 19).

En 1948, el Banco Mundial definió como "pobres a aquellos países con ingreso per cápita inferior a 100 dólares, casi por decreto, dos tercios de la población mundial...

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