El mánager para el siglo XXI - Primera parte - Management de las empresas. Estrategia y práctica - Libros y Revistas - VLEX 300710254

El mánager para el siglo XXI

AutorJaime Sicard Ramírez
Páginas51-78
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CAPÍTULO 3. EL MÁNAGER PARA EL SIGLO XXI
La Globalización de los Negocios
3.1. Antecedentes
“Así pues, cuando los economistas proclamaron ante el mundo con arrogancia
que al n tenían todas las respuestas, resultó que ni siquiera tenían las preguntas
correctas esto suele suceder a los arrogantes. Pues en el preciso momento en
que cada Gobierno desarrolle una compleja política económica nacional, ésta
ya no puede funcionar, sea keynesiana o anterior o posterior a Keynes. No hay
diferencia alguna. Simplemente no da resultado en ningún país…
…Esto se debe a que lo real es la economía mundial. Cualquier empresa que
en estos últimos veinticinco años haya pasado por alto las políticas económicas
de su Gobierno y se haya concentrado en las cuestiones económicas del
mundo, ha estado en lo correcto. Cualquiera que se haya jado en las cifras del
comercio internacional, en las relativas a los movimientos mundiales de capital,
o en las tasas de cambio monetario en el planeta, sin preocuparse gran cosa
por lo que ocurra en Washington, en París, en Tokio o en la ciudad de México,
ha estado en lo cierto. Y cualquiera que se haya preocupado únicamente por
las políticas internas de su país, ha errado, porque en ningún país ha podido
el Gobierno manejar realmente la Economía. (DRUCKER F. Peter (1977). El
Empresario de la Nueva Era. Cia. Edit. Continental S.A. México D.F. ps. 37-38- lo
resaltado y subrayado es del autor de este libro).
La anterior cita vale la pena porque demuestra que hace 33 años Drucker
comprendía bien el problema, tanto del Gobierno como de los empresarios.
Parodiando a alguien, yo añadiría: “la economía es algo muy serio para dejársela
a los economistas, y menos si son del Gobierno”.
MANAGEMENT EN LAS EMPRESAS - JAIME SICARD RAMÍREZ
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Son los empresarios o mánagers que se han preocupado por la economía
mundial quienes han acertado. Y desgraciadamente no son muchos. ¿Por qué?
porque esos mánagers o empresarios han estado acostumbrados a volver
hacia el Gobierno sus ojos cada vez que tienen dicultades. Han sido formados
con un enfoque introvertido de su acción empresarial. No han comprendido, o
querido comprender, la economía mundial.
La herramienta de trabajo de muchos mánagers de las corporaciones de
negocios, cuyo “Home Country” es un país atrasado, es el proteccionismo por
parte del Estado. Resultado: la competitividad de la empresa (como la de su
país) ha sido casi nula, y como consecuencia ha sido condenada a funcionar
dentro de sus fronteras nacionales exclusivamente.
A esto lo han llamado “estimular el mercado interno” y lo que producen son
artículos de muy mala calidad y de precio muy alto. Las empresas más grandes
dentro de este modelo económico, crecen más por el “lobby ” que hacen sus
mánagers ante los agentes estatales, que por aumento real de sus mercados,
y se convierten en monopolios, o (cuando son varias) en oligopolios asociados
en “cartels” que rompen las leyes de la oferta y la demanda y evitan que surja el
justo precio de la economía de mercado.
Así como se expresa en los dos párrafos anteriores, se forjaron y educaron la
mayoría de esos mánagers “proteccionistas” desde la generación anterior a la
presente y hasta nes del siglo XX.
Naturalmente, cuando se empezó a formar universitariamente a los mánagers
de los países atrasados (o “en vías de desarrollo” para evitar ofenderlos), esto
se hizo con esa mentalidad. En Colombia, por ejemplo, recuerdo que en una
reunión de profesores de administración (nunca se hablaba del Management),
el rector de la universidad en la cual para esa época yo enseñaba, nos
recomendaba “formar administradores para un país pequeño y pobre como
Colombia, y no olvidar que aquí no existían grandes multinacionales, sino
“microempresas, y pequeñas empresas”.
Creo que el resultado de esta concepción, por cierto muy extendida en el
país, fue obtener generaciones de “administradores” y/o empresarios con
mentalidad también pequeña –como sus empresas– y con verdadero pánico de
asomarse al extranjero y de competir con empresas extranjeras en su propio país.
La situación descrita atrás se agravó con el monolingüismo (disfrazado de
nacionalismo). Muy pocos de esos “administradores” hablaban inglés, ni

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