La marginación de Hispanoamérica por la Historia universal europea (siglos XVIII-XIX) - Núm. 11-2009, Julio 2009 - Revista Co-herencia - Libros y Revistas - VLEX 75935543

La marginación de Hispanoamérica por la Historia universal europea (siglos XVIII-XIX)

AutorCarmen Bernand
CargoDoctora en antropología, Université Sorbonne. Doctora en Ciencias Sociales, Université de Paris 7. Profesora emérita de la Universidad de París X-Nanterre. carmen.bernand@orange.fr
Páginas108-122

Este artículo se inscribe en el marco de los trabajos efectuados en el MASCI-PO sobre historias conectadas. MASCIPO es un grupo de investigación asociado entre las universidades Paris I y Paris-Nanterre, y la Ecole des Maules Eludes en Sciences Sociales. Recibe apoyo del CNRS.

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En el siglo XVIII, y principalmente en la Universidad de Góttingen, cuna germánica del pensamiento ilustrado, se gesta el proyecto de escribir una historia global del mundo o una historia sistemática de las partes del mundo exteriores a Europa occidental. Esta nueva visión de la historia requiere la colaboración de otras disciplinas como la geografía, la filología, el orientalismo y la teología, que también se constituyen como disciplinas en esa época (cf. Foucault y su teoría de los "epistemes", "Les mots et les choses"). Inicialmente, la historia universal concebida en Góttingen rechaza la historia política tradicional (batallas, fechas, reinados) y adopta la teoría de los climas elaborada por Montesquieu, teoría que permite explicar la pluralidad de la experiencia histórica. Aunque Montesquieu analiza únicamente el caso europeo, el modelo de los climas se adapta al estudio de otras áreas culturales. El "Essai sur les moeurs" de Voltaire, en donde trata de China, Persia, India y Arabia, ejerce también una influencia en estas nuevas concepciones historiográficas. Este filósofo inaugura lo que se llamará historia de las mentalidades y también preconiza la necesidad de conocer "el espíritu" (el genio) de esas naciones "que los comerciantes de nuestra Europa han visitado en cuanto pudieron hallar la ruta que los llevara a ellas". La tentativa de componer una historia universal que explique las diferencias surge no sólo en Alemania sino también en Inglaterra donde se publican los 20 volúmenes de la Universal history (a partir de 1736) y los doce tomos de William Guthrie (1764-1767), General history of the world from the Creation to the present limes.

La Historia Universal alemana se interesa en primer lugar por los confines europeos, las márgenes, como Finlandia y Rusia; mas allá, la civilización china atrae a los historiadores, que descubren nuevas fuentes y llevan a cabo estudios de filología. Meiners (1785) pertenece a la escuela de Góttingen; para este autor que algunos reconocen como el iniciador de los estudios de etnología, la historia global sirve para mostrar la superioridad de Europa. Meiners está convencido de la existencia de "razas inferiores" que justifican la esclavitud y también las empresas colonizadoras. Si bien la desigualdad racial es uno de los temas de la Historia universal, el estudio de los circuitos comerciales es también un aspecto importante, así como la oposición centro/periferia (centro a partir del cual se desarrolla la historia) y el principio de "causalidad" (que puede ser la Providencia o la secularización de la Providencia), de la filosofía hegeliana de la historia. El principio directivo de la historia sigue siendo la geografía. Page 109

Sin entrar en el detalle de estos textos, podemos fácilmente constatar la ignorancia voluntaria o no de la historiografía ibérica, ya que desde el siglo XVI, y precisamente porque los reinos de Portugal y de España eran los actores de la historia global, también produjeron textos sobre los otros pueblos. Baste recordar a Ruy González de Clavijo, "Embajada a Tamerlan", o a Las Casas y su "Historia general", o Heinrich Martin, estudiado por Serge Gruzinski en su libro "¿Qué hora es allí ?" y su interés por el Imperio otomano y las márgenes europeas, siendo el centro para él la ciudad de México donde tenía una imprenta. Recordemos también que el dominico Francisco de Vitoria, jurista de la Escuela de Salamanca, preconiza la libertad de desplazamientos y que numerosos cronistas, ensayistas, viajeros y poetas explican las características del Nuevo Mundo, la arqueología de Andalucía, las costumbres de los Otomanos, las redes africanas del tráfico de esclavos, el comercio de los mercaderes chinos, el puerto de Malacca, y las Filipinas. Algunas de estas narrativas fueron traducidas en varios idiomas (Gomara, por ejemplo).

Ignorancia o rechazo deliberado, el hecho es que en el siglo XVIII la América ibérica aparece como un continente decadente, cuyas mayores luces (los Incas y los Aztecas) se apagaron con la conquista española. Esta idea es compartida por las élites europeas que tienen de España una imagen totalmente negativa, alimentada por las evocaciones literarias y artísticas (óperas, obras de teatro, grabados) tan en boga en esa época. La violencia de las críticas desatadas contra España por el mismo Las Casas, por Montaigne, Raleigh y el grabador De Bry borró los aspectos positivos y creativos de las colonias hispanoamericanas. España quedó descalificada como civilización. La sombra nefasta de la Inquisición, las "redes subterráneas" de la Compañía de Jesús y la corrupción real o imaginada del clero, se impusieron y excluyeron de los debates de ideas a la península ibérica, que apenas pertenecía a Europa y que más bien parecía una avanzadilla de África del Norte. Esta imagen la encontramos hoy en el besl seller de Dan Brown, "The Da Vinci Code" (2003) y en la dificultad de pensar el mundo colonial fuera de los estereotipos consabidos (ver los trabajos de David Brading, "The first America" (1991) y de Serge Gruzinski, "Les quatre parties du monde" (2004).

¿Cuál América?

¿En qué medida América (y cuál América) puede pretender participar en la Historia Universal europea? El antiamericanismo europeo Page 110 ¿cubre todo el continente o sólo ciertas partes de él? ¿Los territorios ingleses, franceses y holandeses suscitan acaso las mismas críticas que aquellos ocupados por los portugueses o los españoles? ¿Y cuál es el lugar de Brasil? La Constitución de los Estados Unidos (1789) introduce nuevos criterios de valor, mientras que la gran insurrección de los esclavos de Santo Domingo, a partir de 1780, será más tarde considerada como la caricatura bestial de la Revolución Francesa. Aclaremos que el nombre de América, que aparece, como todos sabemos, al comienzo del siglo XVI, es poco empleado por los españoles antes del XVIII. Estos prefieren hablar de las Indias occidentales o del Nuevo Mundo. En el XVIII es ya frecuente distinguir dos Américas, la meridional (ibérica) y la septentrional (francesa e inglesa), aunque también estén allí presentes los españoles. El eje norte/sur no sólo es geográfico sino cultural siendo el modelo Europa, continente que Inglaterra, los principados alemanes y Francia identifican con el norte, excluyendo al Mediterráneo, cuna histórica de la civilización pero en estado de decadencia. El sur cultural empieza en esta área e incluye la América ibérica África, Arabia, las islas del Pacífico y otras regiones exteriores a la civilización europea.

Para los flamantes americanos de los nuevos Estados Unidos, esta oposición norte/sur aún no es demasiado rígida a fines del XVIII. La historia de la patria comienza también en 1492, aunque en forma "inintencional", como lo afirma William Robertson. El descubrimiento es por lo tanto un hecho fundacional que permite fechar el comienzo de la civilización o del proceso civilizatorio, es decir, la domesticación progresiva de la "wilderness" (ver Claudia Bushman, "America discovers Colombus" (1992) anterior a la colonización inglesa. De ahí la importancia ideológica de Colón. En New York el colegio "Kings College" se rebautiza en 1784 con el nombre de "Columbia College", "both the rejection of England and the glorification of America". En 1792, trescientos años después de la llegada de las tres carabelas, se celebra la figura del Almirante junto con la ratificación de la constitución. Al colocar el inicio de la civilización en el Descubrimiento, los americanos entran en la Historia universal ya que para la historiografía de la época este acontecimiento dio inicio a un proceso civilizatorio planetario (con el desarrollo del comercio y de los intercambios). En los primeros decenios que siguen la independencia, los americanos del norte buscan símbolos nacionales arraigados en el continente; baste citar al poeta Joel Barlow que llama a Manco Capac "our western patriarch" y considera a los Incas como la civilización más noble. Page 111

Si adoptamos la perspectiva de España, la situación es muy distinta. Desde luego los textos escritos en el siglo XVIII no...

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