El conflicto entre el derecho y una nueva ética no explorada: presentación desde el concepto de zona gris - Núm. 2012: Edición Especial, Julio 2012 - Revista de Derecho de la División de Ciencias Jurídicas - Libros y Revistas - VLEX 458997814

El conflicto entre el derecho y una nueva ética no explorada: presentación desde el concepto de zona gris

AutorViridiana Molinares Hassan
CargoDoctoranda en Derecho público y filosofía jurídica política y máster en Literatura comparada y estudios culturales de la Universidad Autónoma de Barcelona
Páginas1-17

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El derecho hizo posible la industrialización de la muerte, y se agotó en el intento vano de juzgar su creación. ¿Si el derecho es insuficiente, y como consecuencia el espacio para la ética se amplía, por qué no se habla de esa nueva ética?

Introducción

Con este artículo me propongo analizar el concepto de zona gris, presentado por Primo Levi -judío italiano sobreviviente a los campos de concentración y exterminio alemanes- a través de su testimonio literario1.

Resalto aquí el papel que cumple la literatura como instrumento de construcción de la memoria social y la riqueza que representa frente a las limitaciones de la historia y el derecho2.

Partiré de una leve presentación sobre el alcance de los Estados, refiriéndome de manera exclusiva al nacionalsocialismo alemán, para luego poner en evidencia el fracaso del derecho en su intento vano e inacabado de juzgar a los responsables del establecimiento de los campos de concentración y exterminio en Alemania3, utilizando el

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desarrollo teórico que sobre el tema ha presentado el filósofo italiano Giorgio Agamben4 en su obra Homo sacer III: Lo que queda de Auschwitz, para seguir con la presentación, también leve, que hizo la filósofa política Hannah Arendt5, perseguida por el régimen alemán y exiliada en Estados Unidos, sobre el juicio que en 1961 le hizo el recién creado Estado de Israel a Eichmann, alemán encargado, dentro del cuadro de mando del nacionalsocialismo, del trasporte masivo de judíos hacia los campos de concentración y exterminio que dio lugar a la expresión que sirvió de título a obra que referenciamos: Eichmann en Jerusalén o la banalidad del mal.

La leve referencia a los tres temas en cadena: el totalitarismo, el del derecho y la banalidad del mal, no fueron determinantes ni necesarios para que Primo Levi desarrollara el tema que nos ocupa: La zona gris, entendida como una zona donde no es posible hacer juicios de responsabilidad a los sujetos enfrentados a la muerte como su único destino y, a la vez, desafiándola desvirtuando los elementos éticos desarrollados hasta entonces.

Pero sí puede ayudarnos a entender cómo el derecho como instrumento de control y de límites encontró un límite en el establecimiento de las responsabilidades derivadas de los campos de concentración, que representan la instrumentalización de la razón, y la tendencia a

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la producción derivadas de la modernidad6 que dieron lugar a que Heidegger se refiriera a ellos como las "fábricas de cadáveres"; unido a la necesaria reflexión sobre la generación de una nueva ética que permita ubicar al hombre más cerca de la maldad y lejos de la bondad, como hemos estado habituados a pensar, porque esto fue lo que puso en evidencia el gran experimento humano que representaron los campos de concentración, que intentaremos explicar a partir del concepto de zona gris, presentado por Levi en la primera novela de su trilogía sobre su experiencia en los campos, Si esto es un hombre, publicada dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial y profundizado cuarenta y siete años después, en 1986, en su última novela, Los hundidos y los salvados.

El Estado Totalitario como escenario de la génesis de la zona gris

Cuando nos referimos a los Estados totalitarios, marco bajo el cual surge el concepto de zona gris, referenciamos una forma de Estado sustentada en el carisma del dictador, la exaltación de la violencia, el terror, el sentido irracionalista de su ideología, su oposición total al socialismo y al comunismo y el carácter antidemocrático (Díaz, 1969); estas características se hacen evidentes en los discursos de Hitler, en los que expresaba: "Debemos salvaguardar la existencia y la reproducción de nuestra raza, así como la prueba de nuestra sangre. Ahora creo que estoy actuando en afinidad con el Creador, puesto que al luchar contra el judío, estoy luchando por la obra del Señor".

Frente a esta forma de Estado y luego de superada la guerra, el fracaso del derecho aludido por Agamben hace relación a que los procesos jurídicos impulsados por los aliados entre 1945 y 1946, conocidos como los "Juicios de Núremberg", para juzgar y condenar a los 24 principales dirigentes del cuadro de mando nazi, a los doctores y a

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los jueces por los delitos de: crímenes de guerra: asesinatos, torturas, violaciones; crímenes contra la humanidad: exterminio y muerte en masa; genocidio: exterminio de un grupo determinado; guerra: alteración de la paz, fueron

(...) los responsables de la confusión intelectual que ha impedido Auschwitz durante decenios. Por necesarios que fueran esos procesos y a pesar de su manifiesta insuficiencia (afectaron en total a unos pocos centenares de personas), contribuyeron a la idea de que el problema había ya quedado superado. Las sentencias habían pasado a ser firmes, sin posibilidad, pues, de impugnación alguna, y las pruebas de culpabilidad se habían establecido de manera definitiva. Al margen de algún espíritu lúcido, casi siempre aislado, ha sido preciso que transcurriera casi medio siglo para llegar a comprender que el derecho no había agotado el problema, sino que más bien éste era tan enorme que ponía en tela de juicio al derecho mismo y le llevaba a su propia ruina (Agamben, 2009, p. 18).

El montaje teatral en que se convirtieron los juicios de Núremberg puso de manifiesto la intención de encontrar culpables, y al igual que las marcas de estrellas rojas, verdes y amarillas que identificaban a los prisioneros en los campos, mostró a la comunidad internacional a los sentenciados a muerte o a cadenas perpetuas, para, en forma vana, hacer del castigo un instrumento de intimidación y asegurase el deber de no repetición, dejando a un lado respuestas a interrogantes más trascendentales como los planteados por Arendt cuando cubría el juicio a Eichmann.

Sin embargo, el análisis de los juicios de Núremberg puede llevarnos, de igual forma, a otros interrogantes sobre lo que en sí mismo significan y su papel en el derecho; bajo el análisis de Agamben, el derecho no aspira al establecimiento de la verdad ni de la justicia; tiende exclusivamente a la celebración del juicio, lo que se prueba con la fuerza atribuida a la cosa juzgada, incluso en sentencias injustas. Para él, la producción de la res judicata, merced a la cual lo verdadero, aunque sea a costa de su falsedad e injusticia, es el fin último del derecho. Por lo cual, lo acontecido en los juicios no descubrió la verdad de los campos

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de concentración, como sí lo ha hecho el testimonio, en muchos casos tardío, de los sobrevivientes; aunque este testimonio se revele desde la selectividad de la memoria, la influencia del tiempo en la reconstrucción de la historia y la compasión o dureza con las que se juzgue al testigo en la determinación de su verdad (Agamben, 2009, p. 17).

Al margen de las especulaciones sobre la necesariedad y eficacia de los juicios para juzgar un proceso de experimentación humana de base capitalista y racista desarrollado bajo las directrices de un Estado totalitario en el cual se vulnera la dignidad de las personas, que pasan a convertirse en medio para alcanzar los fines del Estado, estos ponen de presente la insuficiencia del derecho para comprender las acciones del sujeto humano frente a sí mismo porque no profundiza sobre los motivos subjetivos sino que se limita a las acciones objetivas.

La banalidad del mal: un nuevo ingrediente

Las afirmaciones de Agamben sobre el fracaso del derecho que nos ha impedido pensar Auschwitz encuentran eco en el análisis de Arendt mientras relataba el juicio a Eichmann, al cual se refirió en los siguientes términos:

El tribunal no estaba interesado en aclarar cuestiones como: ¿cómo pudo ocurrir? ¿Por qué ocurrió? ¿Por qué las víctimas escogidas fueron precisamente los judíos? ¿Por qué los victimarios fueron...

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