Poder blando en China y Japón: entre una estrategia multidimensional y una aproximación cultural-empresarial
Autor | Ricardo Alberto Baquero Hernández |
Páginas | 65-86 |
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Poder blando en China y Japón:
entre una estrategia multidimensional
y una aproximación cultural-empresarial
Ricardo Alberto Baquero Hernández*
Aunque Joseph Nye Jr. acuñó el término “poder blando” hace un buen tiempo,
realizar deniciones más extensas y ordenadas ha resultado un ejercicio académico
más complejo de lo esperado. Empero, al revisar los escritos de diferentes autores
se pueden identicar tres rasgos esenciales del poder blando: es el resultado de ser
respetado, conable o admirado; está en la mente y en el ojo del espectador, ya que
está basado en un atributo intangible como lo son las ideas positivas de un país res-
pecto a otro; y depende bastante del contexto, si las condiciones son las adecuadas
y si factores culturales, políticos e históricos actúan a su favor (Moss, 2013).
Muchos países del mundo están acudiendo al poder blando, manifestado a
través de estrategias de diplomacia pública y cultural. La República Popular China
() y Japón no son la excepción. Por diferentes razones, ambos países se sienten
un poco incomprendidos y están buscando ser más y mejor entendidos tanto en el
contexto regional asiático como a nivel global. Igualmente, los dos están buscando
un mayor estatus e inuencia en el sistema internacional, una mayor respetabilidad
y quizás rearmar un sentimiento de grandeza, perdido en décadas o siglos pasa-
dos. Al mismo tiempo, desean que sus políticas sean vistas con aceptación, buscan
generar menos críticas y desconanza, esperan atraer el apoyo de otros países hacia
iniciativas importantes para cada uno de ellos, tratan de disminuir la mala prensa
* Internacionalista de la Universidad del Rosario. Magíster en Política y Diplomacia de China de la
Universidad de Fudan, Shanghai, China. Aspirante a doctor en Política Internacional de la Universidad de Fudan,
Shanghai, China. Profesor de las Facultades de Ciencia Política y Gobierno, y de Relaciones Internacionales de
la Universidad del Rosario.
Poder blando y diplomacia cultural
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que puedan generar y aceleran la apertura de otros mercados para productos que
reejen tanto su cultura tradicional como elementos más “universales”.
Este capítulo hace un recorrido por los esfuerzos de estos importantes países,
enfocados en la aplicación del poder blando. Se iniciará con unos breves antece-
dentes sobre las manifestaciones de dicho poder en décadas pasadas, para luego
identicar las estrategias generales, herramientas especícas y agentes por medio
de los cuales el poder blando se maniesta hoy, mencionando sus fortalezas y al-
cances. Luego se hará un análisis breve de los problemas, retos y limitaciones que
tienen dichas estrategias, herramientas y agentes en cada uno de los dos países, y
nalmente se darán unas conclusiones y reexiones en las que se intentará encontrar
puntos de convergencia y divergencia entre las manifestaciones del poder blando
en China y Japón.
China y su aplicación del poder blando
Si bien la aplicación de una estrategia de poder blando estructurada es relativamente
reciente, se puede identicar un momento en la historia de la en el que este
tipo de poder tuvo una notoria presencia: la famosa “diplomacia del ping-pong”
de la década de 1970, por medio de la cual se desarrolló el acercamiento con Es-
tados Unidos y se sentaron las bases para la reintegración de China en el sistema
internacional. Aunque la “diplomacia del ping-pong” viene de un largo proceso de
conversaciones y un delicado estudio de intereses geopolíticos, se puede armar que
el poder blando fue uno de los componentes que complementaron su desarrollo
y posterior éxito, al utilizar los intercambios deportivos para suavizar asperezas y
construir puentes de conanza.
Entre las décadas de 1980 y 1990 la apertura y las reformas de Deng Xiao-
ping cambiaron a China, pero el énfasis era más que todo económico e industrial,
con pocas manifestaciones de diplomacia pública y cultural, y, por ende, de poder
blando. Una posible explicación podría estar en que dichas estrategias requieren
de un nivel signicativo de inversión. Para esas décadas, el Producto Interno Bruto
() chino no era lo sucientemente alto y la prioridad estaba en el mejoramiento
de la calidad de vida de sus ciudadanos y la re-inversión en los sectores económicos
e industriales vitales.
El surgimiento del monstruo industrial chino de la década del 2000 ha genera-
do temor y desconanza. Varios sectores económicos, políticos y sociales empiezan
a ver a China como un depredador que con su capacidad de producción en masa y
a bajo precio puede inundar mercados enteros, generar desempleo, llevar a la crisis
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