La forma del rayo La poética de Nietzsche en Así habló Zaratustra - Núm. 4-2006, Enero 2006 - Revista Co-herencia - Libros y Revistas - VLEX 76845021

La forma del rayo La poética de Nietzsche en Así habló Zaratustra

AutorCarlos Vásquez Tamayo
CargoDirector del Instituto de Filosofía de la universidad de Antioquia. teseo@epm.net.co
Páginas168-186

Page 168

Por lo demás, continuó siendo poeta hasta todas las fronteras de este concepto, y ello, a pesar de que me he tiranizado suficientemente con lo contrario de toda poesía.

Nietzsche

Pero Nietzsche debía gritar. Y no le quedaba para ello otra manera que la de escribir. Este grito escrito de su pensamiento es el libro que tituló: Así habló Zaratustra.

Martin Heidegger

I No soy leído, no seré leído

En Ecce homo, obra en que Nietzsche se cuenta a sí mismo su vida, coloca su Zaratustra en un lugar aparte. Nos proponemos indagar los motivos de este trato.1

En el prólogo de dicha obra, numeral 4, anota que este libro es un regalo que hace a la humanidad. ¿Qué quiere decir 'humanidad'? Y a la vez ¿De qué regalo se trata? ¿Quién es el que regala y qué lo autoriza a regalar?

Nietzsche atribuye a este libro el carácter de lo más elevado. Habla de él como el auténtico libro del aire de las alturas. ¿Elevado con respecto a qué? ¿Quién se coloca debajo de él?

Quien lo escribe se define desde un pathos de la distancia y establece su distinción. Nietzsche dice que está por encima del hecho hombre, el acontecimiento hombre, lo que el hombre ha llegado a ser.

No un solo individuo, ni siquiera un pequeño grupo, es lo que está debajo. Es la humanidad misma, el tipo hombre en su conjunto. Cabe pensar que es la misma humanidad a la que este libro va dirigido, todos y nadie.

Zaratustra empieza su peregrinaje desde una alta montaña. Para llegar al hombre tiene que bajar hasta él. ¿Ese hombre engloba varios tipos de hombre? ¿Es una comunidad homogénea o diversa?

Pero, ¿quién habla aquí? ¿Qué condiciones cumple para llegar a decir lo que dice? Parece que desde el principio quiere y requiere distinguirse de otros. Eso a mí me parece clave, a la hora de acercarse a esta serie de fragmentos. Pues el que habla, pese a todas las apariencias, sabe que no es un profeta ni un predicador, un santo o el defensor de una fe.

Zaratustra no pretende hacerse pasar por el fundador de una religión. Califica a los sacerdotes como híbridos, tipos muy mezclados, que en nada se parecen a él. Habla de ellos como seres enfermos.

Tipificar el hecho hombre es distinguir tipos de enfermedades y formas de buscar la salud. Por lo pronto, el tipo sacerdotal padece una curiosa enfermedad: su apetito de poder. Page 169

Aquí, por el contrario, habla alguien que pretende ser sutil, silencioso. Alguien que no asedia a otros con su verdad sino que los lleva a madurar la suya. No un aleccionador, no un maestro, ni un agitador de ideas.

Eso le exige buscar el lector al que se dirige. Ello es de suma importancia, supone un olfato de sí mismo en parte médico y en parte historiador. Dado que es un mensaje que no puede prescindir del lugar que el que habla ocupa al interior del acontecimiento hombre.

El otro elemento que caracteriza este hablar es su involuntariedad. Es una palabra que acaece. Un decir fatal que busca su propia afirmación.

Fatal porque no puede elegir. Se le impone a Nietzsche, le es dictado, como una lluvia o un rayo de sol. Es un habla que va cayendo, con su ritmo propio, no se escoge, no se busca, adviene, llega y se va como la tempestad.

Tiene su propio tempo como diría un músico, como el músico que Nietzsche mismo es. Y pretende que esta obra sea leída como música, es decir, más oída que leída.

Ahora bien: ¿quién está preparado para oír esa música? ¿Cuáles son las condiciones trascendentales de posibilidad, como dirían los filósofos, para llegar a tener esa vivencia? Por lo pronto una, ser elegido por ella.

Lo que aquí se da es de aquellas cosas que no se buscan. No es una cosa mística y, siendo justos, es lo que pasa en cada acto de lectura. Uno se encuentra con sus vivencias o no. No depende de uno. No quiero decir que no haya que hacer esfuerzos. Si uno no se dispone con seguridad no se da. Lo que digo es que no por buscar se da con seguridad.

Eso es del azar. Así como será una fortuna que tal encuentro se dé. Se aspiraría crear algunas condiciones, un espacio de audición para esta música de palabras. Puede que se dé y tal vez no se da. Por lo pronto, de algo ha de servir decir lo que no es, lo que con toda certeza no será.

Nietzsche habla de un privilegio enorme. Eso lo lleva a pensar a uno dónde está. No porque haya pasado mucho tiempo. Eso poco cuenta con libros que han de ser para uno. Uno se topa de pronto con ellos.

Lo que es un hecho es que ha de haber una relación contundente entre tropezar con ese libro y las cosas que dice. ¿En qué lugar colocarse para poder oírlo? Este libro quiere interlocutores, no lectores. Viajeros y caminantes, no seguidores.

Por eso Zaratustra se aleja de los discípulos. No es un sabio, ni un redentor, no es un decadente. Es un tipo ascendente. Para subir hay que procurar estar solo, ir solo a ratos. Acercarse para alejarse más. Por eso pide a quien oye que se vaya.

Ser maestro o discípulo es circunstancial. Que alguien diga lo que tenga qué decir y siga su camino. Quedarse obedeciendo es mala señal. Zaratustra reclama autonomía, ninguna actitud veneradora. La relación justa entre obedecer y mandar. Hay que mantenerse apartado de estos fragmentos y sentencias. Page 170

Es lo que Nietzsche recomienda. Entrar al texto como a una ducha fría. Entrar y salir. Zaratustra no resiste adeptos. Sorprende que este libro haya sido sometido a tantas lecturas de capilla.

Eso de ser elegido da qué pensar. ¿En quién está pensando Nietzsche? Sin duda en alguien que tiene consigo una relación polémica. Alguien des instalado, interrogador, inconforme.

Agrega y dice eso: no es sólo este libro. Hay algo esencialmente perturbador en la relación con la filosofía. Y eso es muy claro con Nietzsche: sea cual sea el problema es uno quien termina siendo un problema. En última instancia no se tienen vivencias más que de sí mismo (Z).

II Aprender a hablar de mí

Es también en Ecce homo donde Nietzsche relata la historia del Zaratustra. Señala por ejemplo la involuntariedad de su pensamiento directriz, el eterno retorno de lo igual. Nada sabremos de su contenido si no tomamos en cuenta el que se trata de un pensamiento dictado.

Acaso sea siempre así. Los pensamientos le vienen a uno. Se le revelan. Kant decía que en vez de decir pienso, habría más bien que decir eso que piensa en uno.

El pensamiento no tiene agente. Uno es su paciente. Es lo que dice Nietzsche, asistí a mi pensamiento fundamental. Ese carácter eruptivo se va anunciando, hay signos de eso. En un cierto cambio en el tono de la escritura que es para el pensador viajero la ondulación del camino.

Nietzsche concede un papel esencial a las denominadas vivencias. Es clave que uno se dé tiempo para asistirlas. Pasan por uno y normalmente uno ni las siente. Nietzsche pide un lector atento, alguien dispuesto a experimentar. Tiene para guiarse las ondulaciones del estilo: Comunicar un estado, una tensión interna de pathos por medio de signos, incluido el ritmo de esos signos - tal es el sentido de todo estilo, y teniendo en cuenta que la multiplicidad de los estados interiores es en mí extraordinaria, hay en mí muchas posibilidades de estilo.

Hacer pruebas con el lenguaje, con el yo, con el cuerpo. Sobre todo esto último. Alguien que quiera prestar oídos al cuerpo. Si es poco lo que sabemos de él se debe a que cerramos los sentidos.

Oír el cuerpo no es aguzar la escucha interior, ponerse a pensar con los oídos del espíritu. Nietzsche habla de sensaciones físicas. Algo del hallazgo va a depender del trato que tengamos con el cuerpo el cuerpo impulso, el cuerpo acción, el cuerpo sentimiento.

¿De qué vivencia se trata? Nietzsche habla de la afirmación de la vida. La cual se hace con el cuerpo. El cual es en esto sincero. Afirma y no finge, se entrega por entero. Todo en el cuerpo es arrojo. Decir sí con el cuerpo es lo trágico. Page 171

Dado que es el cuerpo el que siente dolor. El yo interpreta a su modo todo eso: intenta dejar de sufrir. Es el cuerpo el que siente placer. El yo interpreta todo eso: intenta sentir más placer.

Lo difícil es mantenerse en el dominio de las sensaciones. Resistirse a mentir acerca de su naturaleza. El cuerpo ama incondicionalmente. Y si el dolor y el placer se condicionan no es por él sino por las versiones que da el yo.

El regalo que Zaratustra viene a dar brota de un cuerpo pletórico. Aquel del que la doctrina es sólo reflejo. Un cuerpo dador está sumido en la pena. Sólo que ahí pena y alegría intercambian sus dones.

Por eso Nietzsche cuenta paso a paso los estados por los que pasa. No hay estados fijos sino variables. Ondulaciones. Modificaciones que son el único acontecer.

Aún este hecho curioso: que de estados de postración puedan surgir cosas elevadas. Que la enfermedad sea un acicate para la salud y ésta su fruto maduro.

En ese viaje, devenir intensivo y en profundidad, a uno lo asaltan pensamientos. En un estado así Nietzsche fue hallado por Zaratustra.

III La más silenciosa de todas las cosas

¿Quién es el Zaratustra de Nietzsche? La pregunta es tipológica. A Nietzsche su personaje le interesa en cuanto tipo. Este asunto, vital como sabemos en su filosofía, nos llama en este momento a entrar en nuestra ruta.

A la pregunta propuesta podemos ofrecer algunas respuestas: Uno que llega a destiempo.

Uno que busca su salud. Uno que habla de valores porque los ha encarnado todos. Uno que asume su ideal después de agotar todo ideal: el del santo, el legislador, el sabio, el docto, el piadoso. Uno que está en camino, que no llega, que no tiene dónde llegar. Un descubridor. Un liberador. Un inventor. Uno a quien la sed se le despierta una vez la tiene saciada.

A ese, el tipo hombre habido hasta ahora se le presenta como antítesis: todos los ideales que reúne son...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR