Secularismo y religión
Autor | Rosa María Martínez de Codes/Luis Andrés Fajardo Arturo |
Páginas | 69-97 |
– 69
Capítulo III
Secularismo y religión
Jaime Contrera s1
Resumen
Una de las principales mutaciones que se están
produciendo en nuestras complejas sociedades es la que
afecta a las relaciones tradicionales entre el llamado
secularismo y las confesiones religiosas. Durante las dos
últimas centurias en Occidente tales relaciones fueron
tensas y conictivas. Hoy esa relación presenta nuevos
perles que, además, abarca escenarios más amplios y
plurales
El autor realiza una reexión sobre los principales
problemas que la dialéctica secularismo-religión presenta
en las sociedades actuales, aportando nuevos enfoques a
esta cuestión.
Palabras clave: secul arismo, laicismo, r eligiones, losof ía
natural, Islamismo, globalidad.
1. Nacionalismo político y “fundamentalismos” religiosos.
“Far From Over”. En 1991 Kennet Branagh pronosticaba, en
su lm Dea d Again, que el conicto entre secula rismo naciona-
lista y religión, conicto reiterado desde que el estado-nación
se consolidó en el siglo XIX, no había concluido aún y, en con-
1 Catedrático de Historia. Universidad de Alca lá.
TENDENCIAS SECULARIZADORAS
EN UN MUND O GLOBALIZADO
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secuencia, todavía quedaban espacios y escenarios en los que ese viejo duelo
habría de continuarse expresándose con la dureza propia de un combate
descarnado.
Kennet Branagh, con tal “profecía”, no dejaba sino manifestar una
unión profundamente escéptica y pesimista de los elementos socio-cultu-
rales y políticos subyacentes en ambos universos. Ciertamente la historia de
Europa, durante los dos últimos siglos y sus derivaciones coloniales en los
espacios extraeuropeos, han mostrado con reiteración los notorios excesos
con que ambos movimientos han cubierto sus actuaciones en un largo pa-
sado cuyas consecuencias todavía tiñen muchas de las realidades políticas
actuales. En verdad no faltan razones que justiquen el pesimismo del di-
rector Branagh, porque es cierto que muchas de las reiteradas promesas que
los diferentes nacionalismos hicieron a sus poblaciones, promesas de inde-
pendencia, de integración social y de solución a crónicas y muy elementa-
les disfunciones sociales, no fueron cumplidas, provocando frustraciones
colectivas y desamparos múltiples.
En efecto, muchos de los nacionalismos que surgieron en el proceso
descolonizador en el llamado Tercer mundo, durante el largo periodo de
la llamada Guerra fría, modicaron pronto la mayoría de sus promesas de
redención social y participación política, para entregarse siempre por razo-
nes de estado necesarias en un mundo de bipolaridad excluyente, a políticas
agresivas en las que dominó un rampante militarismo que controlaba el
ejércicio de los derechos humanos a la vez que monopolizaba permanente-
mente el proceso de extracción de recursos.
En tal contexto, los discursos nacionalistas arrojaban los espacios reli-
giosos a un tiempo pasado oscuro, tradicional y arcaico, negador del tiempo
del progreso, concepto, éste importado de Occidente sin la necesaria com-
prensión de las implicaciones sociales que tal idea conllevaba. Por qué no
recordar, a este respecto, aquel famoso discurso de Muhammad Ali Jinnah,
creador del estado de Pakistán en 1947, ante la Asamblea Constituyente,
cuando refería a los padres de la patria pakistaní, que entonces nacía, que:
[…] con el transcurso del tiempo, los hindúes dejarán de ser hindúes y
los musulmanes dejarán de ser musulmanes, no en el sentido religioso,
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