La semilla del humanismo. Moralidad y ontología fundamental en Heidegger - Núm. 20, Enero 2014 - Revista Co-herencia - Libros y Revistas - VLEX 521549270

La semilla del humanismo. Moralidad y ontología fundamental en Heidegger

AutorGermán Darío Vélez López
Páginas121-139

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“Poco a poco se me ha ido manifestando qué es lo que ha sido hasta ahora toda gran ilosofía: a saber, la auto-confesión de su autor y una especie de memoires [memorias] no queridas y no advertidas; asimismo, que las intenciones morales (o inmorales) han constituido en toda ilosofía el auténtico germen vital del que ha brotado siempre la planta entera. De hecho, para aclarar de qué modo han tenido lugar propiamente las airmaciones metafísicas más remotas de un ilósofo es bueno (e inteligente) comenzar siempre preguntán-dose: ¿a qué moral quiere esto (quiere él-) llegar?” Nietzsche, Más allá del bien y del mal.

1. La raíz de la raíz

Quizás las airmaciones más remotas de toda la analítica existencial heideggeriana, es decir, de la ontología fundamental, de la más originaria y al mismo tiempo remota ontología, son aquellas con las cuales se caracteriza al ente temático en su especiicidad ónticoontológica. El carácter remoto de las mismas nos es comunicado por el propio Heidegger: el Dasein es ónticamente el más próximo, pero ontológicamente el más lejano (Heidegger, 1998: 40/16, 69/43)1. El Dasein es ontológicamente el ente más remoto, y las airmaciones a propósito de su ser son por ello, las airmaciones más remotas. Heidegger no las llama airmaciones metafísicas. Elige un título llamativo y enigmático: indicaciones formales [formalen Anzeige] del Dasein2.

Las indicaciones formales son las articulaciones proposicionales más remotas de los “conceptos” ontológicos más fundamentales, es decir, de aquellos en los cuales se determina el modo de ser del Dasein, y que Heidegger denomina “existenciales” [Existenzialien] los cuales, a

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su vez, “[S]e los debe distinguir rigurosamente de las determinacio-nes del ser del ente que no tiene la forma de ser del Dasein, a las que damos el nombre de categorías” (70/44). Los indicadores formales fueron ampliamente utilizados por Heidegger en los seminarios que antecedieron a la publicación de Ser y tiempo, su uso en esta obra es, aunque limitado, eicaz. Así, por ejemplo, al inicio del cuarto capítulo, dedicado a investigar quién es cotidianamente el Dasein, Heidegger aclara: “La respuesta a la pregunta acerca de quién es este ente (el Dasein), ya fue aparentemente dada con las indicaciones formales de las determinaciones fundamentales del Dasein (cf. §9). El Dasein es el ente que soy cada vez yo mismo; su ser es siempre el mío. Esta determinación indica [zeigt an] una estructura ontológica, pero sólo eso.” (140/114)

Tomemos, pues, por airmaciones metafísicas remotas las indi-caciones formales del Dasein, con las cuales se abre la analítica en su primer capítulo, tal como retrospectivamente alude Heidegger a ellas al inicio del capítulo 4:

  1. La “esencia” de este ente consiste en su tener-que-ser. […] La “esencia” del Dasein consiste en su existencia. […] 2. El ser que está en cuestión para este ente en su ser es cada vez el mío. […] Ambos modos de ser, propiedad e impropiedad –estas expresiones han sido adoptadas termino-lógicamente en su estricto sentido literal–, se fundan en que el Dasein en cuanto tal está determinado por el ser-cada-vez-mío. (67-68/42).

El Dasein se comporta con respecto a su ser como con respecto a su posibilidad más propia: puede ser su ser o puede no serlo. Es decir, puede elegirse a sí mismo o puede no hacerlo. En este sentido, puede serle propio su ser, o puede no serle propio. El Dasein se gana o se pierde, porque el ser que está en juego en su existencia es el suyo.

Pero quizás hemos enumerado muy rápidamente esta serie de indicaciones formales. Por ejemplo, hemos dicho: “puede ser su ser o puede no ser su ser”. Para el entendimiento corriente, mundano, en absoluto remoto, lo primero más que posible es necesario y lo segundo no es siquiera posible. ¿O es que airmar que el Dasein puede no ser su ser no es caer en una contradicción? ¿Cómo puede el Dasein, siendo, no ser su ser? O estamos ante la más remota airmación ilosóica o estamos ante la más inmediata contradicción. Pero cabe una tercera opción: tratándose del Dasein, la airmación “puede no ser su

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ser” es válida. La analítica existencial abre un campo proposicional en el que entre “el ser es y el no ser no es” cabe airmar “su ser no es… suyo”. Al Dasein, y sólo a él, su ser puede serle indiferente o no indiferente. Comportándose con respecto a sí mismo como con respecto a su posibilidad más propia, puede llegar a preocuparse por su ser o puede querer olvidarse de él y huir ante él.

Volvamos por un momento sobre el fragmento de Más allá del bien y del mal que citamos al inicio. Nietzsche propone de manera sucinta una pauta hermenéutica: para determinar el sentido de una airmación, nos indica, debemos interrogar el texto con respecto a la moral. Si podemos establecer a qué moral quiere llegar el ilósofo podremos determinar adecuadamente el sentido de las airmaciones metafísicas más remotas3. Admitamos, a continuación, algo que hace parte del planteamiento nietzscheano con respecto a la moral: que una moral es una forma de vida y que esa forma de vida está asociada a una tabla de valores, entendiendo estos últimos de un modo preciso. Los valores son deinidos por Nietzsche en la nota 11[73] de los fragmentos póstumos de 1887-1888, como puntos de vista, como perspectivas de la vida: “El punto de vista del “valor” es el punto de vista de las condiciones de conservación y de aumento con respecto a formaciones complejas de relativa duración de la vida en el seno del devenir” (Nietzsche, 2008: 388). Los valores son, pues, condiciones de conservación y aumento de un tipo de vida. Según esto, preguntar con respecto a las airmaciones metafísicas “¿a qué moral quiere llegar?” equivale a preguntar a qué tipo de vida quiere llegar, qué tipo de vida quieren conservar, promover y fortalecer. Demos un paso más: la vida que tematiza la analítica existencial es la existencia humana. La vida del Dasein, su ser propio, es su existencia. Según esto, preguntar “¿a qué vida quiere llegar?” equivale a preguntar “¿a qué existencia quiere llegar?”. ¿Apuntan las más remotas airmaciones de la analítica existencial a una existencia preferi-ble, deseable, o formalmente excelente? Con esta pregunta tocamos un lugar frecuentemente visitado de la analítica del Dasein. O para decirlo de manera corriente, ponemos el dedo en la llaga.

Esa llaga fue protegida por Heidegger en numerosos pasajes de Ser y tiempo en los que de manera reiterada advertía al lector de no

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tomar las airmaciones de la analítica existencial en términos morales. Esta misma función de advertencia es rastreable en los semina-rios previos a la publicación de Ser y tiempo. En ellos tuvo un lugar destacado metodológicamente. Ya hemos anunciado su título: la indicación formal. Esta tiene la función de impedir que los fenómenos sean comprendidos primordialmente a partir de su sentido de conte-nido. La indicación formal tiene la vocación de liberar el sentido de referencia y de apuntar al sentido de cumplimiento del fenómeno. Su función fue vista por Heidegger a tal punto determinante, que en el seminario sobre Agustín y el neoplatonismo, le asignó el papel de marcar un quiebre en la historia misma del pensamiento. Metafísica es la ilosofía que se guía por el sentido de contenido de los fenó-menos (el san Agustín neoplatónico), mientras que una ontología fundamental, o mejor, una ciencia pre-teorética de la vida en sí y para sí, es una ilosofía que se guía por el sentido de cumplimiento de los fenómenos (el san Agustín que explora en el libro X de las Confesiones los auténticos movimientos existentivos).

Así pues, cuando en Ser y tiempo encontramos este tipo de ad-vertencias hechas al lector con respecto a una posible interpretación moralizante de tal o cual concepto, siendo el primero, la matriz de todos ellos, el “concepto” de impropiedad [Uneigentlichkeit], podemos suponer con buenas razones que nos encontramos ante una indicación formal, un anuncio formal, en in, una advertencia en sentido eminente. Heidegger sostiene a lo largo de todo el análisis preparatorio del Dasein la irme convicción de la neutralidad moral de la interpretación fenomenológica. Consciente, sin embargo, de la tendencia de la vida, y especíicamente de la vida ilosóica, a caer en la interpretación moral de los fenómenos guiándose por su sentido de contenido especíicamente moral, no cedía en su esfuerzo por mantener el análisis libre de estimaciones de valor recordando continuamente el carácter formalmente indicativo de los conceptos existenciales. Sin embargo, en el extremo del más extremo desa-rrollo de la interpretación fenomenológica del sentido del ser del Dasein, al momento de determinar el sentido temporal del cuidado [Sorge], parece como si Heidegger no resistiera más la presión del lector y se viera forzado a admitir que, en el paso de la primera a la segunda sección –el paso de la existencia impropia a la propiedad de la existencia, y que por esta razón designamos como “apropiación”–, un ideal de existencia se hubiera hecho maniiesto y reclamara sus

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derechos. Ampliemos un poco más las conjetura: es como si una sospecha mantenida al margen durante el análisis preparatorio del Dasein a lo largo de toda la primera sección de Ser y tiempo, es decir, durante todo el análisis de la estructura existencial de la cotidiani-dad media del Dasein, no pudiera ser aún mantenida al margen y, tras el desarrollo de la integridad y propiedad del Dasein, Heidegger tuviera que confesar, como a pesar suyo, los supuestos de su indagación, esto es, que a pesar de todo, y aun cuando el punto de partida fenomenológicamente exigible no pudiese ser una concepción pre-determinada de la existencia humana, él hubiera partido, sin embargo, de una especíica concepción de lo que sería la propiedad de una vida humana.

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