Solidaridades en competencia - Sección IV. Incidencia en política pública e inevitabilidad - Drogas, bandidos y diplomáticos: formulación de política pública de Estados Unidos hacia Colombia - Libros y Revistas - VLEX 648837869

Solidaridades en competencia

AutorWinifred Tate
Páginas199-229
199
Capítulo 6
Solidaridades en competencia
En los debates sobre el Plan Colombia, tanto quienes lo apoyaban como quienes
lo criticaban se imaginaban a sí mismos actuando en solidaridad con distintas
categorías de colombianos, desde soldados antinarcóticos hasta activistas de dere-
chos humanos. La solidaridad, entendida como una comunidad de sentimiento y
un sentido de relación generado a través de la resonancia emocional que resulta de
posiciones e identidades compartidas, ha llegado a circular sin ninguna atadura
con sus orígenes ideológicos y políticos, y ahora es desplegada por actores a lo largo
de todo el espectro político.1 En vez de un análisis desapasionado y distante, el sen-
timiento estructura las formas en que la acción global es imaginada, dependiente
de la solidaridad como una postura política y emocional que emana de actores ins-
titucionales a lo largo de todo el espectro político. Ann Stoler ha identicado las
maneras en que el sentimiento estructura e informa los sistemas de gobernanza, al
analizar cómo los proyectos coloniales se extienden a los ámbitos domésticos del
deseo, la anidad y la respetabilidad (Stoler, 2002 y 2010). En su esencia, las narra-
tivas de política exterior tratan de las ataduras afectivas imaginadas que creamos en
la medida en que ordenamos el mundo y establecemos con quiénes nos conectamos
y luchamos por proteger. La obligación de conectarse y proteger está implícitamen-
te contenida dentro de los discursos y prácticas de solidaridad, a la vez como una
carga y como un noble derecho natural que reproduce jerarquías globales, raciales
y de clase, a través del cálculo sobre a quién se le debe ayudar, quién lleva a cabo la
ayuda y cómo está constituida esa ayuda.
1 El humanitarismo y los derechos humanos son otros proyectos con una dinámica similar (Ticktin,
2011; Fassin, 2011).
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Drogas, bandidos y diplomáticos: formulación de política pública de Estados Unidos hacia Colombia
Las visiones utópicas y los entrelazamientos emocionales de los formuladores
de política pública juegan un papel central en sus esfuerzos para orquestar e imponer
transformaciones sociales en el extranjero. La solidaridad nunca es transparente o
autoevidente, sino que conlleva ambivalencias, cuestiones de escala y geografías de
culpa en los movimientos sociales transnacionales, así como límites profundos en los
nuevos regímenes globales de trabajo y consumo (Bahre, 2007; Chomsky y Strier,
2008; Gill, 2009; Gill y Kasmir, 2009). Así como el politólogo Cliord Bob extiende
su reexión sobre las redes transnacionales de activistas a los proyectos políticos
de la derecha y Danilyn Rutherford describe la simpatía colonial, en este capítulo
yo extiendo el análisis de la solidaridad al papel imaginado de los formuladores de la
política pública transnacional (Bob, 2012; Rutherford, 2009). En vez de entender
la solidaridad como una forma particular de expresión política de oposición, se trata
de una lógica estructurante fundamental de la cultura política de Estados Unidos
y una importante forma de actividad por medio de la cual los norteamericanos se
consideran actuando en consonancia con proyectos políticos transnacionales en
otros países. En otras palabras, la solidaridad puede ser una lógica para justicar la
intervención, tal como se explora en este capítulo para el caso de las relaciones neo-
coloniales entre Estados Unidos y Latinoamérica.
La solidaridad no surge de la preocupación sobre cuál constituye el lugar más
violento o cuál es la gente más asediada, sino de la resonancia emocional que un
asunto o una población particular evoca para un conjunto de posibles defensores.
En los casos del activismo dirigido a los países extranjeros con problemas lejanos, la
solidaridad requiere generar una resonancia afectiva entre los activistas occidentales
que se espera que actúen. Las víctimas y su situación deben tener resonancia para
ellos y, por consiguiente, generar sentimientos de identicación y conexión que
motiven a las identidades y prácticas de los activistas. La resonancia y la anidad se
producen a través de subjetividades y prácticas especícas profundamente incrus-
tadas dentro de la cultura política de Estados Unidos, es una conexión imaginada
entre víctima y activista que requiere de una relación recíproca entre víctima me-
recedora y salvador heroico. Para que el activismo sea movilizado, se requiere que
estén en juego los dos factores de este binomio: una víctima (inocente) merecedora,
en conexión con un salvador capaz de realizar una acción heroica. Tal resonancia pue-
de surgir de un enfoque en identidades similares, tales como la de la responsabilidad
maternal (como madres), la de un papel profesional (como periodistas, médicos o
profesores) o a través de la identicación política (reformista, radical, revolucionaria
o sindical).

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