Órbitas terrestres: clases, aspectos técnicos y jurídicos - Núm. 9, Junio 2013 - Revista de Derecho, Comunicaciones y Nuevas Tecnologías - Libros y Revistas - VLEX 514190410

Órbitas terrestres: clases, aspectos técnicos y jurídicos

AutorSilvana Gómez Castillo
CargoEstudiante de noveno semestre de Derecho (Universidad de los Andes)
Páginas2-35

Page 5

Introducción

El espacio ultraterrestre es, a la vez, un medio excepcionalmente hostil e igualmente benigno. El vacío del espacio presenta desafíos insólitos, tanto para la experimentación como para el funcionamiento de objetos localizados en él; además, a través de los numerosos satélites artificiales que existen actualmente brinda una amplia gama de aplicaciones donde las más conocidas son, sin duda, las meteorológicas y las telecomunicaciones. Las primeras proveen pronósticos e información para la prevención de desastres climatológicos. Las segundas permiten transmitir señales de radio y televisión entre uno y otro lado de los océanos y su aplicación ha aumentado exponencialmente al incrementar su capacidad y al crear redes de satélites con grandes coberturas para transmitir, por ejemplo, múltiples programas de televisión (Trench, 2011, p. 6).

El primer satélite activo, el Sputnik I fue lanzado por la URSS el 4 de octubre de 1957. Luego vino el lanzamiento del Project Score, primer satélite de comunicaciones, el 18 de diciembre de 1958, con una potencia de 8 Watts y frecuencia 122 MHz; sus baterías operaron solo doce días. En 1960 se lanzó el primer satélite {couvier) activo de comunicaciones en órbita no geosincró-nica durante 17 días. A este le siguieron los proyectos Telstar 1 (1962) con capacidad de 600 canales telefónicos y uno de televisión, el primero en recibir y emitir señales simultáneamente fue el Relay, y el Syncom que fue el primero en órbita geosincrónica en plano ecuatorial utilizado en la transmisión de los juegos olímpicos de Tokyo en 1964 (Ramírez, 1985).

El desarrollo de la investigación sobre el espacio ultraterrestre y sus aplicaciones ha sido posible gracias al constante perfeccionamiento de los sistemas de lanzamiento disponibles. Existen dos tipos de sistemas (Naciones Unidas, 1994):

  1. Los sistemas de transporte reutilizables, cuya función fundamental es garantizar los vuelos tripulados y conservar las infraestructuras en órbita; su seguridad debe ser la mayor posible, habida cuenta de la presencia de seres humanos a bordo.

  2. Los sistemas de lanzamiento desechables que, según su capacidad en términos de empuje, pueden poner en diferentes órbitas cargas útiles de diferente masa.

Los países se pueden clasificar en tres categorías según su capacidad espacial. Hasta el presente solo Estados Unidos y Rusia poseen la gama completa de pequeños y grandes vehículos de lanzamiento de naves espaciales tripuladas y no tripuladas, y la tecnología espacial civil y militar que es posible alcanzar en la actualidad, lo cual los coloca en la primera categoría. (Naciones Unidas, 1994).

En la segunda está un creciente número de Estados que tienen capacidad parcial para acceder al espacio: instalaciones para lanzamientos y conocimientos en materia de diseño...

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