Por mi alma subiré a Dios. El concepto de alma de san Agustín de Hipona - Núm. 25, Julio 2013 - Civilizar. Ciencias Sociales y Humanas - Libros y Revistas - VLEX 591698526

Por mi alma subiré a Dios. El concepto de alma de san Agustín de Hipona

AutorTamara Saeteros Pérez
CargoLicenciada en Filosofía por la Universitat de Barcelona
Páginas189-210
Por mi alma subiré a Dios.
El concepto de alma de san Agustín de Hipona*
Recibido: 20 de febrero de 2013 - Revisado: 26 de abril de 2013 - Aceptado: 10 de agosto de 2013
By my Soul I will ascend to God. The Concept of the Soul in
Augustine of Hippo
* Artículo de reexión, categoría: es-
tudio interpretativo, desarrollado en
el marco de la asignatura: La qüestió
del subjecte a la losoa [La cuestión
del sujeto en la losofía], dentro del
proyecto de investigación sobre el
pensamiento de san Agustín de Hipo-
na llevado a cabo durante la maestría
en Filosofía y Estudios clásicos de la
Universitat de Barcelona.
** Licenciada en Filosofía por la
Universitat de Barcelona. Máster en
Filosofía y Estudios clásicos por la
misma universidad. Actualmente rea-
liza su tesis doctoral sobre san Agustín
de Hipona dentro del Programa de
Filosofía Contemporánea y Estudios
clásicos de la Universitat de Barcelona,
Barcelona, España, con la co-direc-
ción del Dr. Eudaldo Forment y del
Dr. Ignacio Guiu.
Correo electrónico:
tamara.saeteros@gmail.com
Para citar este artículo use: Saeteros,
T. (2013). Por mi alma subiré a Dios.
El concepto de alma de san Agustín
de Hipona. Revista Civilizar Ciencias
Sociales y Humanas, 13(25), 189-210.
Tamara Saeteros Pérez**
Civilizar 13 (25): 189-210 julio-diciembre de 2013
Resumen
El presente artículo pretende recoger las claves fundamentales de la doctrina
sobre el alma de san Agustín de Hipona. Magna natura et magna quaestio est
(Hipona De, trad. 1968, 14, 4, 6), puesto que ocupará durante toda su vida el
pensamiento y las obras del santo obispo. Buscar su propia alma, adentrarse en
su santuario, descubrir la imagen de Dios en ella, su bondad, su grandeza, su
vida… para volverla luego a Dios, su origen y meta de todos sus esfuerzos. Tal
es el itinerario que nos traza el lósofo de Thagaste, sediento de verdad, que
acabará volcado en la fuente que sacia, la misma Verdad.
Palabras clave
Agustín de Hipona, alma, interioridad, inmortalidad del alma, facultades del
alma, grandeza del alma, relación con el cuerpo, alegría y reposo del alma,
elevarse a Dios.
Abstract
This article seeks to establish the key elements of the doctrine of the soul of
St. Augustine of Hippo. Magna natura et magna quaestio est (De Hippo, trans.,
1968, 14, 4, 6), since it will take lifetime thought and works of the holy bishop.
Searching your own soul, deep into its sanctuary, discovering the image of
God in it, his goodness, his greatness, his life ... to put it back to God, its origin
and goal of all its efforts. This is the path the Thagaste philosopher shows us,
thirsty of truth, that will eventually be dumped into the source that satiates the
same Truth.
Key words
Augustine of Hippo, soul, inwardness, immortality of the soul, faculties of
the soul, greatness of the soul, relation to the body, joy and repose of the soul,
ascend to God.
190 Tamara SaeTeroS Pérez
Civilizar 13 (25): 189-210, julio-diciembre de 2013
Introducción
Dentro del tesoro de escritos agustinianos
hay un tema reiteradamente tratado, difícil de
sistematizar y sumamente rico en imágenes su-
gestivas: el alma humana. Agustín, gran maestro
de interioridad, vuelve sobre sí mismo y mues-
tra los resultados de su experiencia. El presente
artículo pretende ser un esfuerzo por presentar
de manera ordenada los distintos aspectos que
preocupan a san Agustín sobre esta cuestión,
enmarcados en su contexto biográco y rela-
cionados con las polémicas que en torno a este
tema desarrolló contra sus oponentes, quienes
le obligaron a buscar respuestas que se cons-
tituyeron en legado para la posteridad. Según
el esquema que hemos trazado trataremos sobre
la cuestión del alma y su origen, su naturaleza
(y sus facultades), su potencia o grandeza, la
refutación del dualismo maniqueo, la relación
alma-cuerpo, la interioridad y trascendencia del
alma (movimientos de reditio, conversio y as-
censio), y su tensión hacia Dios.
La cuestión sobre el alma
Dos son los únicos grandes temas que in-
teresan a san Agustín: Dios y el alma (Hipona
De, trad. 1994, 1, 2, 7)1. Como él mismo ma-
niesta, su más ardiente deseo va en esta di-
rección: que me conozca a mí y te conozca a ti
(Hipona De, trad. 1994, 2, 1.1)2.
La existencia de la propia alma es una
de las primeras cosas que se conocen; en el De
Trinitate san Agustín proporciona uno de los
argumentos de mayor uso en la Edad Media3.
Se pregunta precisamente: “¿qué es tan íntima-
mente conocido como el alma? Y ¿qué realidad,
sino ella, con que se percibe lo demás, percibe
ser ella misma quien existe?” (Hipona De, trad.
1968, VIII, 6, 9)4.
Como señala Eudaldo Forment (2002, p.
179), santo Tomás arma que “el alma huma-
na tiene noticia existencial de sí de una mane-
ra inmediata”. Explica que esto signica que
siempre tiene noticia de sí misma, ya que de
forma constante está presente a sí misma por
sí misma. En esta doctrina el Aquinate5 sigue a
Agustín: “la mente siempre se recuerda, siem-
pre se conoce y ama a sí misma” (Hipona De,
trad. 1968, XIV, 7, 9)6.
Pero esta alma, conocida y amada, ¿de
dónde ha venido?, ¿está acaso prisionera en
la “cárcel” del cuerpo?, ¿existía ya desde la
creación del mundo y aguardaba su unión con
el cuerpo? A estas preguntas Agustín dedica
muchas de sus obras7, para reconocer que es
una cuestión oscura, difícil de responder con
certeza. El hombre percibe “signos de su alma
espiritual” y únicamente puede estar seguro de
que la “semilla de eternidad que lleva en sí, al
ser irreductible a la sola materia” (Constitución
pastoral Gaudium et Spes, 18, 1; cf. 14, 2.), su
alma, no puede tener origen más que en Dios
(Catecismo de la Iglesia Católica, 33).
“El alma, en efecto, o ha sido hecha por el
soplo de Dios o este soplo se convirtió en alma,
de tal manera que no haya sido creada de Dios,
sino de la nada por Dios” (Hipona De, trad.
1951b, I, 4, 4.)8. Tal es la respuesta que da a
Vicente Víctor, rogatista recién convertido, que
había publicado unos escritos en los que ataca-
ba la declarada ignorancia del santo doctor so-
bre esta cuestión y hablaba con seguridad de la
procedencia del alma de la misma sustancia de
Dios, un error que Agustín combatirá también
en la doctrina maniquea9.
Además, en el De libero arbitrio escribió
cuatro hipótesis sobre el origen del alma que re-
sume en su carta a Jerónimo (Hipona De, trad.
1987), 166 [Ad Hieronymum], 3, 7)10, a saber:
1. O las almas se propagan de aquella que
se le dio al primer hombre.
2. O se les da a todos un alma nueva.
3. O ya existen las almas en alguna par-
te y vienen a los cuerpos por designio
divino.
4. O espontáneamente.

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