Algunas aportaciones de la filosofía política a la educación para la ciudadanía en escenarios de conflicto y posconflicto armado - De género y guerra. Tomo 3 - Libros y Revistas - VLEX 697627157

Algunas aportaciones de la filosofía política a la educación para la ciudadanía en escenarios de conflicto y posconflicto armado

AutorAndrés Murcia González
Páginas169-205
Capítulo 6
Algunas aportaciones de la losofía
política a la educación para la
ciudadanía en escenarios de conicto
y posconicto armado
Andrés Murcia González
Introducción
En el pensamiento político, jurídico y moral contemporá-
neo propio de las sociedades occidentales se suele asumir,
sin mayores objeciones, la estrecha vinculación que existe
entre democracia y educación. En este sentido, de forma
prácticamente intuitiva, solemos considerar, por una parte,
que el correcto funcionamiento de las instituciones demo-
cráticas requiere contar con la participación de ciudadanos
con un mínimo de formación cívica y, por otra, estimamos
conveniente que los procesos educativos atiendan a una se-
rie de objetivos y asuman unos compromisos y criterios de
actuación conformes con los requerimientos democráticos.
Esta idea, de una u otra forma, debidamente asentada en
nuestra conciencia, solo puede servir como una hipótesis
inicial que debe justicarse y que fundamentalmente requiere
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una denición exacta de los términos de la relación entre
educación y ciudadanía.
Con carácter preliminar se señala que la noción de de-
mocracia representativa resulta hoy en día insuciente y,
en consecuencia, se avanza en propuestas favorables a una
mayor implicación de la ciudadanía en los asuntos públicos
y en la promoción de espacios de deliberación en los que las
decisiones se adopten por sus destinatarios últimos, a partir
del recurso a argumentos razonables.
En lo que respecta a la escuela, parece evidente que la
pretensión de limitar su acción a la mera transmisión de
conocimientos, en apariencia axiológicamente neutrales, es
inasumible. Las sociedades actuales se enfrentan a distintos
desafíos que hacen más necesario que nunca la formación en
los valores democráticos y de convivencia. Algunos de estos
desafíos son la globalización, el proceso de secularización
de las comunidades, la inmigración creciente y el nuevo es-
cenario de multiculturalidad, la desinstitucionalización de
los procesos de socialización, las limitaciones a las que se
enfrentan las estructuras familiares ante el proceso forma-
tivo, los crecientes riesgos de exclusión social y el avance de
la sociedad de la información y de las nuevas tecnologías.
Siguiendo a J. Delors, la educación debe permitir “apren-
der a conocer”, “aprender a hacer”, “aprender a ser” y “aprender
a vivir juntos”.1 Esta última competencia resulta fundamental
en el caso de la sociedad colombiana.
El Estado-nación fomenta las lealtades identitarias ba-
sadas en la historia y la cultura comunes. Por otra parte, la
estructura económica capitalista promueve la competencia
1 Vid. Jacques Delors, La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO
de la Comisión sobre la educación para el siglo xxi (París: , 1996).
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De género y guerra. Nuevos enfoques en los conictos armados actuales
y el éxito individual. Las actitudes que tradicionalmente se
han incentivado dicultan de manera notable la generación,
en contextos caracterizados por la diversidad, la tolerancia
y la solidaridad. El aprender a vivir juntos implica el com-
promiso con estos objetivos a través de la acción educativa.
La economía de mercado y las sociedades multiculturales
son realidades difíciles de modicar; de ahí que la escuela
constituya un ámbito, especialmente propicio, para la pro-
moción de aquellos contenidos axiológicos destinados a
garantizar la convivencia.
Los objetivos de “aprender a conocer”, “aprender a ha-
cer”, “aprender a vivir juntos” “aprender a ser”, no obstan-
te, son tan solo un punto de partida. Si bien sirven como
criterios generales a tener en cuenta en cualquier iniciativa
formativa, requieren una denición concreta y coherente
que solo se alcanzará en la medida en que adoptemos una
determinada posición frente a cuestiones clave del debate
que nos ocupa: ¿Cuáles son los límites de la acción estatal
en materia educativa? ¿Qué tipo de ciudadano debe pro-
mover la escuela? ¿Cómo compatibilizar la búsqueda de la
adhesión a determinados valores de relevancia social con la
autonomía individual del estudiante? ¿Es suciente con que
los alumnos conozcan sus derechos y deberes o también es
necesario que se fomenten determinadas virtudes cívicas?
¿Cómo construir una noción de identidad colectiva que
haga viable un proyecto de sociedad integrada sin que ello
implique la exclusión del diferente? ¿De qué forma podemos
promover la tolerancia desde las escuelas para que realmente
los individuos no solo “aprendan a vivir juntos” sino también
a reconocerse mutuamente como libres e iguales a pesar de
sus diferencias? ¿Cuáles son las técnicas y los métodos de
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Algunas aportaciones de la losofía política a la educación para la ciudadanía

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