El auge de la minería mecanizada de oro en el Chocó
Autor | Sebastián Rubiano Galvis - Ángela Castillo Ardila |
Páginas | 101-128 |
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El auge de la minería mecanizada
de oro en el Chocó
E de la imagen que aparece a continuación, entre la capa de nubes
y la franja boscosa, se levanta el cerro Las Mojarras. Es la única elevación
importante que se divisa des de las planicies que rodean el curso medio y bajo
del río Condoto. Todo lo demás es una llanura cubiert a de bosques y propensa
a inundaciones por las decenas de caños que la atraviesan y las constantes
precipitaciones (véanse los mapas y ). En la maraña de montes y quebradas,
los afrocondoteños tienen sus ncas y sus minas, y f ue sobre esos espacios
que los mineros bajocaucanos instalaron sus sitios de explotación, también
llamados entables. La fotograf ía muestra uno de los tantos entables que operó
en la cuenca del Condoto durante los últimos treinta años, ex plotaciones a cielo
abierto en las que las capas superiores del terreno son removidas para acceder
a los sedimentos auríferos. Las retroexcavadoras son las herr amientas clave en
esta operación, pues sus cucharas arr ancan velozmente los segmentos de suelo.
La maniobra involucra, ante todo, la destrucción de la supercie del terreno.
Como se ve en la imagen tomada en el , en el lugar donde se instala un
entable, los bosques y los suelos desaparecen. En su lugar asoman fragmen tos
rocosos y grandes cavidades l lenas de agua. En , la Secretaría de Minas del
municipio de Condoto contabilizó veinticuatro entables como el de la fotografía
, con al menos cuarenta retroexcavadoras operando sobre las planicies a luvia-
les del Condoto. El número de entables y buldóceres sugiere que los i mpactos
en la cuenca debieron ser notables. No por nada, los artículos reseñados al
comienzo de la sección Pacíco se reeren a la acción de las retroexcavadoras
Archivo Municipal de Condoto.
Fotografía 8. Entable minero en Condoto, diciembre del
Fuente: Ángela Castillo (2007)
como un “completo arrasamiento”. ¿Cómo lograron los mineros bajocaucanos
introducir y consolidar este tipo de ext racción mecanizada sin tener licencias
o permisos?, ¿qué implicó para la cuenca en términos medioambientales y
sociocultura les la presencia y el funcionamiento de los entables? Este capítulo
responde estos dos interrogantes por medio del análisis del tipo de v ínculos que
establecieron retreros y el campesinado-minero del Condoto, y de la descrip-
ción de las transformaciones ambientales que la minería mecanizada causó
en la cuenca.
En la primera sección de este capítulo, sugiero que la lectur a del auge retrero
como un proceso de caos e ilegalidad contrasta con la forma en que retreros y
locales llegaron a acuerdos para poner en marcha la ext racción. Sostengo que
los regímenes afrocondoteños de tenencia de la tierra que regulan el acceso
a los terrenos de la cuenca y a sus recursos mineros fue la principal instancia
de mediación del auge, y por tanto una fuente de legitimidad loca l y de neu-
tralización de posibles conictos. La proliferación de mineros y máquinas fue
ordenada y asimilada mediante su ins cripción en el sistema condoteño de apro-
piación territorial y de organización del trabajo agrícola y minero. Esto es, la
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