La capacidad de innovación y su relación con el emprendimiento en las regiones de México. - Vol. 31 Núm. 136, Julio 2015 - Estudios Gerenciales - Libros y Revistas - VLEX 636914853

La capacidad de innovación y su relación con el emprendimiento en las regiones de México.

AutorSánchez Tovar, Yesenia
CargoEnsayo

The capacity to innovate and its relationship to entrepreneurship in the regions of Mexico

A capacidade de inovação e sua relação com o empreendimento nas regiões do México

  1. Introducción

    En la economía del conocimiento las capacidades de innovación y aprendizaje son las principales fuentes de incrementos en la productividad, competitividad y crecimiento. Diversos autores justifican que el crecimiento y la competitividad de las empresas y de la economía en su conjunto van a depender en gran medida de la construcción de capacidades de innovación y de aprendizaje, así como de los esfuerzos sostenidos de las empresas enclavadas en un territorio para generarlos (Solow, 1956; Romer, 1990; Porter, 1990; Méndez, 2003; Scheel Mayenberger, 2013).

    Recientemente, la academia y los gobiernos han reconocido la importancia que tienen los territorios en su capacidad de gestionar sus sistemas de innovación, así como en la asignación de recursos para el estímulo de la capacidad de innovación de una región (Lundvally Borrás, 1997; Cooke, 2001; Fagerberg, Feldmann y Srholec, 2014).

    En este sentido, la actividad emprendedora actúa como mecanismo que permite identificar y explotar los nuevos conocimientos generando oportunidades empresariales. Por lo tanto, es muy importante identificar el emprendimiento como un mecanismo que hace posible captar el derrame del conocimiento, recuperando la conexión entre el nuevo conocimiento, la innovación y el crecimiento económico. Así, según Qian y Acs (2013), el emprendedor actúa como agente de cambio, en la medida que puede iniciar un negocio empresarial motivado por la posibilidad de explorar, explotar y rentabilizar un nuevo conocimiento, una innovación tecnológica o un nuevo producto.

    Por otra parte, diversos autores establecen una relación estrecha entre la capacidad de innovación de un territorio y el dinamismo empresarial del mismo, en la medida que este depende de los recursos tangibles e intangibles que se encuentran al alcance de los agentes que componen el Sistema Regional de Innovación (SRI) (Agrawal, 2002; Callejón y Segarra Blasco, 1998). A su vez, el > schumpeteriano -apertura y cese de empresas- puede contribuir a la mejora de las condiciones territoriales y de recursos disponibles para la innovación. Según Audretsch, Falck, Feldman y Heblich (2008), la disponibilidad de infraestructuras y recursos para la innovación condiciona la existencia de numerosos espacios geográficos vinculados a un ciclo de vida regional que afecta la intensidad de creación de empresas, espacios donde se distinguen regímenes > y >. Por consiguiente, ese dinamismo empresarial debe generar mejores condiciones para la innovación, por el estímulo de la competencia, la eficiencia y la innovación en el mercado, lo que daría lugar a un proceso de cambio económico a nivel del territorio. En última instancia, la proliferación de iniciativas emprendedoras innovadoras mejorará y su rendimiento en conjunto repercutirá positivamente en la capacidad competitiva del resto de las empresas rivales locales, favoreciendo el nivel de competitividad de una región.

    En México, la información disponible sobre innovación a nivel de unidades empresariales es limitada y en este caso no fue posible acceder a la encuesta de innovación, por lo que se contó con datos agregados por Estados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Tomando en cuenta esas limitaciones de información, el presente estudio abarca los 32 Estados (incluyendo el Distrito Federal) y se centra en datos de 2009 a 2012. A partir de lo senalado anteriormente y considerando las restricciones que la escasez de información produce, el objetivo del trabajo consiste en determinar una tipología regional de la capacidad de innovación en México a través de un análisis diferenciado que permita construir aglomeraciones en función de los esfuerzos y resultados de las actividades innovadoras por territorios. A partir de las tipologías identificadas se pretende analizar el nivel de emprendimiento del sector industrial.

    Para efectuar este análisis por Estados se plantea un artículo donde inicialmente se revisa la bibliografía sobre el tema y posteriormente se describe la metodología utilizada en el estudio. A continuación se presentan los resultados obtenidos al aplicar a los datos la metodología propuesta, para posteriormente obtener una tipología de las regiones según las capacidades de innovación construidas. Por último, se presentan las conclusiones a las que permite llegar este análisis.

  2. Marco teórico

    En este apartado se presentan los principales conceptos en que se basa la definición de la tipología de las regiones en relación con su comportamiento innovador, así como las teorías del emprendimiento con base en los derrames del conocimiento.

    Existe un amplio reconocimiento de que el conocimiento y la innovación están arraigados al territorio, por lo que cualquier política de desarrollo local está obligada a potenciar los procesos de innovación desde la dimensión regional para que tenga éxito (Llisterri y Pietrobelli, 2011). El papel del espacio territorial ha sido ampliamente discutido en la ciencia regional y también ha tenido un rol decisivo en la perspectiva del análisis económico. A pesar de las diferencias existentes entre las distintas propuestas de los denominados > (Moulaert y Sekia, 2003), todos coinciden en adjudicar un alto grado de importancia a las externalidades y a la proximidad geográfica como factor explicativo de la innovación (Albuquerque, 2006).

    La importancia de la proximidad territorial para generar capacidades de innovación ha sido tema recurrente en la extensa bibliografía sobre los modelos regionales de innovación. La mayor parte de la literatura considera que el proceso de aprendizaje y el conocimiento generado son factores con atributos locales, de arraigo o adherencia (stickiness) al territorio, que explican su escasa movilidad y la existencia de capacidades localizadas y distribuidas desigualmente por los espacios territoriales (Navarro, 2009; Malmberg y Maskell, 1997; Maskell y Malmberg, 1999).

    La justificación de esa adherencia del conocimiento al territorio se explica fundamentalmente desde la perspectiva evolucionista y en contraposición a las tesis neoclásicas, por el hecho de que una parte importante del conocimiento tiene carácter tácito y no es codificable. Para Lundvall (1992), la transmisión del conocimiento tácito depende del capital humano, de la interacción y convivencia de las personas entre las que se transmite el conocimiento, que compartan códigos y determinadas formas comunes a determinados contextos, como el idioma, las normas, identidades; todo lo anterior genera confianza para que pueda tener lugar el proceso de trasmisión. Por lo que desde esa perspectiva, la proximidad se consideró al inicio una condición necesaria para la transmisión del conocimiento.

    Por otro lado, recientemente el debate académico también ha puesto en duda la necesidad de la proximidad física para la transmisión del conocimiento, a partir de que consideran superada la dicotomía entre conocimiento tácito y explícito que prevaleció en una parte importante del pensamiento científico sobre la teoría del conocimiento hasta finales de la década de los noventa (Howells, 2002; Amin y Cohendet, 1999).

    Para algunos de los académicos más reconocidos sobre el tema de los sistemas de innovación, la difusión de ese concepto fue resultado de la convicción de que la innovación es un proceso interactivo que requiere comunicación y colaboración intensiva entre diferentes actores (Lundvall, 1992; Edquist, 2005) y de que, a su vez, la comunicación y la colaboración requieren proximidad entre agentes, más fácil de conseguir a nivel regional que a nivel nacional (Cooke y Morgan, 1998). Para Doloreux y Parto (2004) se debe a que la competitividad se alcanza a escala regional debido a la existencia de ese nivel de capacidades institucionales, estructuras establecidas, así como de conocimiento y habilidades propias. Por otra parte, también se fundamenta que estos tipos de análisis se basan principalmente en el concepto de cómo las industrias tienden a concentrarse en regiones específicas, así como por la existencia de políticas descentralizadas, donde las regiones constituyen el marco de aplicación (Porter, 1990).

    Por otra parte, Heijs (2001) senala que, en muchas ocasiones, cuando se habla de un Sistema Nacional de Innovación (SNI) se suelen explicar las características del mismo a partir de una región específica. Así, los procesos de creación, difusión y/o absorción del conocimiento de la tecnología producida localmente o importada dependen de las instituciones, organizaciones y agentes que influyen en la capacidad de aprendizaje regional.

    Los estudios de clasificación de naciones y regiones según los esfuerzos y resultados en materia de innovación y desarrollo tecnológico tienen una tradición de casi una década, sobre todo en Europa, con investigaciones acerca de los sistemas regionales europeos y por países.

    El origen de muchos de esos trabajos de clasificación y elaboración de tipologías reside en el trabajo de Stern, Porter y Furman (2002) acerca de la determinación de la capacidad de innovación de los países. Estos autores desarrollaron el concepto de capacidad de innovación nacional, entendiéndose esta última como la habilidad de un país para producir y comercializar un flujo determinado de innovación a lo largo del tiempo. Stern et al. (2002), en correspondencia con los enfoques teóricos mencionados, identificaron los factores que determinan la capacidad de innovación nacional a partir de 3 entornos diferentes: la infraestructura común de la innovación, el entorno de innovación específico de los clústeres, y la calidad de los vínculos entre las 2 dimensiones anteriores.

    Otros trabajos de gran relevancia en el campo de la medición de las capacidades de innovación son los de Archibugi y Coco (2004, 2005), los cuales construyeron el...

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