La comunidad internacional se encuentra con la comunidad local en los Montes de María
Autor | Borja Paladini Adell - Raúl Rosende - Juan Chaves - Gabriel Turriago |
Cargo del Autor | Politólogo, candidato a Doctor, y especialista en construcción de paz - Director de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Siria - Profesional en ciencia política y actualmente se desempeña como Oficial de Asuntos Humanitarios en el Secretariado General de las Naciones Unidas en Nueva York - Estudió... |
Páginas | 429-451 |
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La comunidad internacional se encuentra
con la comunidad local en los Montes de María
Borja Paladini Adell con Raúl Rosende,
Juan Chaves y Gabriel Turriago
Aunque el conicto violento hace parte de la vida, entenderlo es un desafío que
compete no solamente a los académicos, sino también y especialmente a aque-
llos que están involucrados en los diferentes aspectos de un conicto particular
–aquellos que trabajan para solucionarlo y aquellos que lo analizan de cerca para
entender sus causas. A veces este análisis se realiza gracias a la acción colectiva y la
cooperación entre quienes viven en las zonas de conicto y personas externas. Pero,
por lo general, ocurre lo contrario y coexisten distintas percepciones conictivas
de múltiples actores. En todo caso, una comprensión común del conicto es una
condición necesaria, aunque no suciente, para transformarlo.1 Nótese que se hace
una referencia a “transformar” y no a “terminar” el conicto. Terminar el conicto
es una tarea inútil y auto contradictoria, como deshidratar el agua. Pero transformar
el conicto con frecuencia implica pensar y construir consensos alrededor de for-
mas en las que puede modicarse, comprometiendo a las partes a obedecer reglas
nuevas o ya existentes, cambiar su comportamiento y hacer a un lado sus recursos e
intereses estrechos, reduciendo el sufrimiento humano y la violencia y centrándose
en las causas primarias del conicto.
1 Adicionalmente, comprender el conicto no solo es una función analítica (es decir, dividir el todo
en sus partes y explicar cómo interactúan), sino que también es política, pues sirve como punto de
entrada para movilizar actores, intereses y recursos.
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Colombia. La construcción de la paz en tiempos de guerra
En Colombia, los diálogos y acuerdos de paz que resultan de una negociación
entre el Estado y los grupos armados ilegales se realizan sin una comprensión co-
mún de la dinámica del conicto y parecen excluir a la sociedad civil. Estos “logros”
son frágiles, porque la comprensión múltiple y conictiva no se ha integrado a la
búsqueda de la paz y al desarrollo, los procesos no tienen conexiones con las bases
y las políticas públicas no reejan un consenso genuino. En consecuencia, estos
acuerdos no son sostenibles.2
Este capítulo plantea un argumento que se divide en dos partes. En primer
lugar, se plantea que el desarrollo no solo es posible, sino que también es necesario
en el contexto de un conicto violento prolongado. En segundo lugar, se arma
que un marco comprehensivo o integrado para la construcción de la paz debería,
principal aunque no exclusivamente: (1) promover la organización social; (2)
promover alianzas con bases sociales amplias; (3) administrar el conocimiento
para una comprensión común del desarrollo, la paz y la dinámica del conicto y
(4) contribuir a la transformación del consenso social en políticas de mediano y
largo plazo para el desarrollo y la construcción de la paz.
Este capítulo se concentra en el programa Colombia Reconciliación y Desarro-
llo (REDES) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a
través del análisis de su intervención en los Montes de María, una zona de conicto
prolongado. El programa REDES muestra cómo es posible, incluso en medio de
un conicto prolongado, trabajar de manera conjunta con los actores locales para
transformar un conicto de manera no violenta.
Los Montes de María, una subregión natural de la región caribe colombiana,
abarcan 6.317 kilómetros cuadrados a lo largo de la frontera entre los departa-
mentos de Sucre y Bolívar. La subregión está compuesta por quince municipios y
está rodeada al norte por el Canal del Dique (una desembocadura articial del río
Magdalena), al occidente por el río mismo, y al oriente por el mar Caribe. Se trata de
una región principalmente rural, con una población de más de 900.000 habitantes,
de los cuales aproximadamente el 68 por ciento vive en los centros urbanos.3 En
2 Todo indica que en el proceso de paz actual entre el Gobierno Nacional y las FARC a partir de 2012
esta lógica ha cambiado. Los diálogos en La Habana tienen como objetivo encontrar un camino de
salida para la conictividad armada, dejando la responsabilidad de la construcción de paz al conjunto
de los y las colombianas, en particular en los territorios más afectados por la violencia. La sostenibili-
dad de la paz no depende solo de los actores armados y de lo acordado en la mesa de negociación, sino
también de un proceso de transformación de la conictividad que debe involucrar a toda la sociedad.
3 A menos que se diga lo contrario, los datos empíricos para este artículo provienen de PNUD Colom-
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