Conclusión - Democratización violenta - Libros y Revistas - VLEX 777689961

Conclusión

AutorLeah Anne Carroll
Páginas333-392

7
Conclusión
E   este estudio ha sido documentar y luego teorizar sobre el
proceso de democratización/descentraliz ación, así como sobre la respuesta de
los movimientos sociales, la reacción de las élites y la contrar reforma en zonas
rurales en el mundo en vías de desa rrollo. La atención se centró particularmente
en tres casos donde los mecanismos de mediación del Estado era n débiles, los
movimientos sociales fuertes y había insurgencias armadas. No obstante, las
conclusiones pueden generalizarse a una serie de contextos mucho más amplia.
La mayoría de estudios sobre democratización/descentralización, hasta la fecha ,
no se han centrado en dichos contextos, denidos ya sea de manera amplia o
restringida.
Por otro lado, la mayoría de estudios de los movimientos sociales en zonas
rurales no ha ana lizado los efectos de las cambiantes políticas institucionales.
Finalmente, en general, la bibliografía reciente sobre las al ianzas entre los movi-
mientos sociales del Sur global (los países en vías de desarrollo) y las redes de
activistas t ransnacionales en el Norte global (los países industrial izados), aún
no han comparado de manera sistemática los intentos exitosos y fallidos de
conformar estas alia nzas. En el presente estudio he procurado complementar
y expandir estos tres ca mpos teóricos. Para hacerlo, me centré en dos series
centrales de interrogantes con el n de: () explicar la evolución común de las
regiones durante los dos periodos; e () identicar las causas de los diferentes
resultados en las tres regiones.
La primera serie de interrogantes busca identica r la relación entre los pro-
cesos de democratización/descentrali zación y contrarreforma/recentralización
a nivel nacional, por un lado, y los patrones de los movimientos sociales y las
respuestas de las élites a nivel local, por el otro. ¿Qué efectos tienen estas reformas
 democratiz ación violenta
y contrarreformas sobre las táctica s, los niveles de actividad, la unidad y el éx ito
de los movimientos sociales? ¿De qué manera se ven afectados los intereses de
las élites locales por estas tendencias naciona les y por las respuestas de los movi-
mientos sociales locales y cómo, a su vez, reaccionan las élites? La s respuestas a
estas preguntas aporta n no solo una comprensión de la naturaleza singu lar del
contexto colombiano de la democratización violenta, sino también una compa-
ración con otros casos nacionales más urbanos o en los cua les la presencia del
Estado es mayor, donde los movimientos sociales son más débiles o donde no
hubo presencia de insurgencias armadas.
Mi análisis de la evolución común de las tres regiones caso de e studio durante
el periodo de la reforma compara implícitamente el proceso de democratiza-
ción violenta de Colombia con patrones nacionales de democratización de otros
países. Mientras que cada patrón nacional contra sta de ciertas maneras con el
de Colombia, cada uno tiene también elementos esencialmente comunes con el
contradictorio proceso colombiano de democratización violenta. Por lo tanto,
los nuevos entendimientos derivados del caso colombiano podrían ser aplicados
de manera fructí fera a cada patrón alternativo de democratización violenta.
El patrón colombiano de democratización y simultáneamente una reacción,
ambas impulsadas por las él ites, que produjo un eco en la izquierda con el uso
simultáneo de tácticas contradictorias (la lucha armada, la actividad de los
movimientos sociales y la part icipación electoral), es claramente diferente del
progreso paradigmático y mucho más uni lineal en aras de la consolidación de
la democracia de Argentina y Chile (con movimientos sociales debilitados). A
pesar de eso, en estos casos, así como en el de Colombia, el proceso de reforma
creó profundas divisiones tanto dentro de las élites como dentro de la izqu ierda,
las cuales pudieron ser superadas en el Cono Sur a favor de aquellos de línea
menos dura, pero en Colombia se tornaron permanentes.
El contradictorio proceso de democratización en Colombia también puede
ser instructivo para un análisis de Centroamérica en el periodo posterior a la
Guerra Fría. En El Salvador, Nicaragua y Gu atemala, a diferencia de Colombia
hasta el , la intervención internacional produjo una paz negociada que
dio paso a la democratización. Sin embargo, en los cuatro c asos, movimientos
guerrilleros poderosos, con cier tos vínculos con fuertes movimientos sociales,
han tenido que encarar los dilemas de la participación electoral después de la
reforma. Si se abstienen del proceso electoral pierden la oportunidad de forjar
alianza s y acceder a los recursos del Estado para sus electores. Pero, si partici-
pan, los candidatos y su base de apoyo podría n tener que afrontar la violencia
paramilitar.
Otros modelos se aproximan al patrón colombiano, incluso a pesar de ex hibir
importantes contrastes. En los años ochenta, en el Perú, a l igual que en Colom-
bia, la democratización coincidió inicialmente con un rápido incremento de
conclusión
la insurgencia armada y de la violencia represiva, lo que luego le dio impulso
a la contrarreforma nacional a medida que las élites de línea dura tomaron la
sartén por el mango. En el Perú, esta contrar reforma dio lugar a la derrota de la
insurgencia armada, pero una derrota tan rápida de las guerrillas parece algo
muy poco probable en Colombia, donde las guerrillas han resistido por casi 
años la contrainsurgencia.
Con la larga historia de una democracia formal en Colombia también es
poco probable que las élites colombianas lleguen a tolerar la eliminación abier-
tamente inconstitucional del poder del Congreso, ta l como ocurrió en el Perú.
No deja de ser cierto que el patrón colombiano de gobiernos constitucionales
tolerantes de la actividad paramilitar —a menudo rampante— ha signicado
que las medidas inconstitucionales de contrai nsurgencia (v. gr., las ejecuciones
extrajudiciales generali zadas de activistas de los movimientos sociales) hayan
podido tener lugar sin suspender la Constitución.
Las zonas rura les del Brasil, en los años ochenta, comparten con Colombia
un patrón similar al del periodo posterior a la reforma, en el que la violencia
paramilita r privada, patrocinada por las élites en contra de los campesinos
organizados, fue tolerada por el gobierno a pesar de los avances formales en ar as
de la democratización. Sin embargo, debido a que en Brasil no hubo un renaci-
miento (ni la creación) de la insurgencia armada, el nivel absoluto de violencia
represiva rural se ha mantenido mucho más bajo que en Colombia y no se ha
dado marcha atrás a las reformas.
En México, una constelación de fuerzas simila res de élites y el gobierno nacio-
nal de hecho ha estimulado a la insurgencia zapati sta, lo que ha contribuido a
un incremento de la violencia represiva. No obstante, la insurgencia zapatista es
mucho más débil militarmente y tiene una presencia geográ ca mucho menor
que las guerrilla s colombianas. Además, tiene niveles de apoyo mucho mayores
entre los públicos internacionales, especialmente de los países indust rializados.
La segunda serie de interrogantes pla nteados en este estudio se basa en los
contrastes entre las distinta s regiones y busca explicar la dramática va riación en
cuanto a los logros materiales y políticos de los movimientos socia les, así como
los niveles de represión ejercidos en contra de estos durante los periodos de la
reforma y contrarreforma. Estas comparaciones revelan las mejores estr ategias
 A pesar de la ex itosa concepción e implementación de la enmienda c onstitucional por parte
del presidente Uribe para per mitir la reelección presidenc ial (especialmente la suy a, en el ).
 Tal como se a notó anteriormente, siguie ndo la bibliografía sobre los mov imientos sociale s, la
represión está conceptu alizada como una re spuesta de las élites a la ac tividad de los movim ien-
tos sociales, qu e tiene como n disuadir a los acti vistas de continuar su par ticipación. En los
casos de estud io aquí examinado s, la forma más común de represión es e l asesinato de activ istas
de los movimientos, pe ro también son comunes el arres to, la tortura y las amena zas de muerte.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR