El cuidado del familiar dependiente: analisis de genero en la politica social espanola. - Núm. 27, Enero 2019 - Prospectiva - Libros y Revistas - VLEX 766181453

El cuidado del familiar dependiente: analisis de genero en la politica social espanola.

AutorMuyor-Rodriguez, Jes

The care of dependent family members: Gender analysis in Spanish social policy

Sumario: 1. Introducción; 2. Metodología; 3. El Estado de bienestar familista; 4. El Sistema de Autonomía y Dependencia en España: (des) responsabilizar del cuidado al familiar; 5. Entre lo cultural hecho norma, la necesidad económica convertida en virtud y las desigualdades perpetuadas por derecho; 6. Conclusiones; 7. Referencias bibliográficas.

  1. Introducción

    El análisis de género en las políticas familiares y de provisión del cuidado suponen un objeto de estudio central desde las ciencias sociales. La manera en la que se ha entendido y atendido las necesidades de las familias ha constituido una evidente desigualdad entre hombres y mujeres. El marco sociocultural tradicional otorga a las mujeres una función reproductora y familiar, ciñéndolas a las labores de crianza, cuidadoras y amas de casa (Cano-López, 2017).

    La investigación sobre los mecanismos de gobernanza a través de las políticas de cuidados nos proporciona claves analíticas para examinar los roles y desigualdades de género. En los próximos apartados indagamos el papel que el Estado español otorga a las familias, especialmente a las mujeres, como agentes proveedores de cuidados. Nos centramos en la Ley estatal 39/2006 de Promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia (LAAD). Más de diez años después de la adopción de esta relevante política pública, es imprescindible examinar de qué forma los cuidados familiares están presentes en la gobernanza de la administración pública.

  2. Metodología

    En este trabajo analizamos el papel que se le concede al cuidado familiar en la atención a la dependencia en el contexto español. Desde diferentes miradas críticas reflexionamos sobre los elementos de género y desigualdad que subyacen en los servicios sociales públicos. Utilizamos una metodología cualitativa, apoyándonos en técnicas y procesos de investigación como la revisión documental, el análisis de discurso de normas legislativas y la explotación de datos secundarios extraídos del Sistema público español para la Autonomía y Atención a la Dependencia. La metodología seleccionada nos ha permitido triangular el enfoque interpretativo, la investigación narrativa (Montagud-Mayor, 2015) y el conocimiento multisituado (Haraway, 1995). De esta forma incorporamos el potencial analítico del Trabajo Social por el espacio destacado que tiene entre la investigación y la práctica. Por tanto, la construcción de conocimiento se realiza también desde la propia experiencia profesional del investigador como trabajador social vinculado al Sistema español para la Autonomía y atención a la Dependencia.

  3. El Estado de Bienestar familista

    En España, al igual que en otros países de la Europa mediterránea, el pilar del bienestar se ha apoyado tradicionalmente en la familia (Esping-Andersen, 2004; Moreno, 2006). Autores clásicos como EspingAndersen (2004) consideran que el modelo de bienestar español es "extraordinariamente familista" (p. 46). Gran parte de los estudios que manifiestan el rol realizado por la familia muestran el apoyo material y afectivo de las mujeres como contribuidoras del desarrollo de políticas de bienestar (Campillo 2010; Tobío-Soler, 2013).

    Resulta bastante ilustrativa la investigación realizada por Salido y Moreno (2007), para reflejar el escaso apoyo gubernamental en España desde mediados de los años 90 hasta la entrada del Sistema público de Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) en el 2007. Los autores realizaron un análisis de las políticas sociales familiares de los gobiernos del Partido Popular -PP- (1996-2004) y del Partido Socialista Obrero Español -PSOE- (2004 hasta 2007). En la discusión de resultados aluden a que estos gobiernos han diseñado sus propuestas políticas considerando a las familias, muy especialmente, a las mujeres como recursos de atención y cuidado. Del intervalo que comprende desde el año 1996 al año 2004 destacan cómo las medidas de conciliación de la vida familiar y laboral se diseñan bajo la consideración de que las responsabilidades de las tareas domésticas y de cuidado familiar son propias de las mujeres y no de la sociedad en su conjunto. Estos autores reflejan que la política de mayor repercusión social propiciada por el Gobierno del PP fue la denominada como la "paga para madres trabajadoras", acometida en 2002. Se trata de una ayuda mensual de 100 euros para ciertas madres con niños/as menores de 3 años. Las madres deben ser trabajadoras por cuenta ajena a tiempo completo, o a tiempo parcial siempre que, como mínimo, coticen a la Seguridad Social 15 días de cada mes (jornada completa) o el 50% de la jornada (tiempo parcial). También se incluye a las trabajadoras por cuenta propia. No obstante, estas medidas son cuestionadas por no favorecer el desarrollo de formas que superen el paradigma convencional de organización del trabajo doméstico que asume que es la mujer quien soporta la mayor carga de trabajo doméstico familiar (Salido y Moreno, 2007).

    Tobío-Soler (2005) designó como la "doble presencia" al hecho por el que las mujeres participan en el mercado de trabajo pero sin abandonar la actividad doméstica. Al respecto, Durán-Heras (2005) resaltó hace más de una década que la doble presencia "es pura y simple explotación y no puede enmascararse bajo el argumento de que se trata de una opción voluntaria" (p. 3). Navarro-Ardoy (2006) centró esta cuestión a partir del análisis de género y su repercusión en la configuración de los modelos familiares. Un aspecto clave es el tipo de relación que se fragua entre la mujer y el hombre a partir del concepto de "contrato de género". Éste hace referencia a los factores culturales y las expectativas de rol que adopta cada género en distintas situaciones vitales, tanto públicas como privadas. Así, el contrato "tradicional" se materializa en el predominio de una estricta separación de roles entre mujeres y hombres, en la que a ellos les queda asignado el trabajo extra-doméstico y remunerado, mientras que a ellas se les atribuyen las tareas de cuidado del hogar y de la familia que no son remuneradas (Navarro-Ardoy, 2006).

    En el ámbito de la investigación social se ha prestado especial atención a los esquemas de reparto de trabajo a partir de los análisis de los usos del tiempo. Durán-Heras y Rogero-García (2010), Rogero-García (2010a y 2010b), Meil-Landwerlin y Rogero-García (2012 y 2014), Meil-Landwerlin (2017) han abordado, en la última década, la información sobre los usos del tiempo vinculados al trabajo no remunerado (actividades domésticas y a cuidado de otras personas). La importancia de estos estudios estriba en que nos refleja modos de vida que demuestran que son finalmente las mujeres quienes asumen este tipo de tareas. Estas aportaciones muestran, además, cómo la falta de otros soportes públicos o privados son factores explicativos que conducen a la ausencia de las mujeres en los espacios públicos y en otros ámbitos como el del trabajo remunerado en el mercado.

    Esta situación se mantiene actual a pesar de los cambios producidos en la composición familiar: familias de segundo matrimonio, las familias monoparentales, las familias que viven sin hijos, las familias reconstituidas, las familias transnacionales, etc. En cualquier caso, todas las mujeres con arreglo a elementos de género y generación comparten el hecho de que realizan grandes esfuerzos por compatibilizar el ámbito familiar y laboral (Aznar-Márquez y Belmonte-Martín, 2013). En la publicación del Instituto Nacional de Estadística (2017) se evidencia que el porcentaje de mujeres que dedican al menos varios días a la semana al cuidado de hijos y/o familiares mayores o con discapacidad o hacer tareas domésticas es superior en todos los casos al porcentaje de hombres que realizan estas mismas tareas. Con respecto al número de horas, la dedicación diaria de la mujer casi duplica la dedicación del hombre (4 horas y 29 minutos de la mujer, frente a las 2 horas 32 minutos del hombre). Respecto a las personas que realizan las actividades domésticas y de cuidado, según tipo de hogar, es superior la dedicación media diaria de las mujeres en todos los tipos de hogar, pero especialmente en el caso de familia formada por pareja con hijos (4 horas y 37 minutos la mujer, 2 horas 34 minutos el hombre). Esta diferencia de dedicación es casi la misma en el caso de pareja sola (4 horas y 45 minutos la mujer, 2 horas y 34 minutos el hombre).

    Las transformaciones en los modelos de familia y sociedad no han llevado aparejado un equilibrio en las responsabilidades domésticas entre hombres y mujeres. Siguiendo con los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (2017) el 91,9% de las mujeres (de 10 y más años) dedican una media de 4 horas y 29 minutos a las tareas domésticas, de cuidado de niños, ancianos y personas dependientes. En cambio, solo el 74,7% de los hombres dedican un promedio 2 horas y 32 minutos a estas labores. Se pone de manifiesto que buena parte de los hombres no asumen las actividades relacionadas con el hogar y cuidado de familiares, y cuando las asumen hay una desigualdad en la intensidad de dedicación. Atendiendo a la situación laboral, las mujeres ocupadas dedican 3 horas y 46 minutos diarios a las actividades de hogar y familia y 2 horas y 21 minutos los hombres. La incorporación de las mujeres al trabajo remunerado no supone que la carga total de tareas domésticas sea menor para las mujeres, sino que se promueve la "doble jornada" o "doble presencia" de éstas en los dos ámbitos de actividad. Las responsabilidades familiares se perciben, de hecho, como un obstáculo en la trayectoria ocupacional de las mujeres. Esto se traduce en el doble esfuerzo que han de realizar las mujeres y que no se ha reducido ni en los primeros años de crisis económica española donde el desempleo en los hombres ha sido mayor que el de las mujeres (Tobío-Soler, Agulló-Tomás, Gómez, y...

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