Cultura ciudadana: del 'pánico cultural' al orden por la cultura - Análisis de políticas públicas en Colombia. Enfoques y estudios de caso - Libros y Revistas - VLEX 779243205

Cultura ciudadana: del 'pánico cultural' al orden por la cultura

AutorAndrés Tafur Villarreal/Johanna Camila Casas Cortés/Sara María Molina Cabal
Páginas148-180
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Cultura ciudadana: del “pánico cultural” al orden por la cultura
Andrés Tafur Villarreal, Johanna Camila Casas Cortés, Sara María Molina Cabal
Introducción
Los recién elegidos a lcaldes de Cali, Ibag ué y Bogotá incorporaron
en sus planes de desar rollo programas de cult ura ciudadana, anunci ando
con ello estrategias para la “construcción de comunidad” (Bogotá), la
“construcción de paz, la convivencia y la seguridad” (Cali) y la “cons-
trucción de una ciudad moderna, incluyente y próspera que promueva
en el imaginario colectivo los principios de no segregar, no depredar y
no robar” (Ibagué). Esto demuestra que tr as veinte años de la aparición
del término “cultura ciudadana”, sus diversas interpretaciones, tanto
de su naturaleza como de su implementación, entraron a engrosar la
gramática pol ítica de las ciudades colombianas.
Independientemente de que sea u na estrategia (muchas veces retórica)
de Gobierno o un enfoque de polít ica pública, la cultura ciudadana h a
tenido cierta per manencia en las narrativas ta nto de gobiernos locales
como de medios de comunicación masiva e incluso ha sido apropiada
por ciertos sectores de la ciudadanía, especialmente la bogotana, que
la reclama como patrimonio de la ciudad. Recientemente, el Banco
Mundial publicó un estudio de caso en el que valoró las transforma-
ciones logradas por la A lcaldía de Bogotá sobre el comportamiento de
los ciudadanos para que cooperaran con la política de ahorro de agua.
Este reconocimiento puso el acento en aquello que es “transversal e
imprescindible” de un enfoque de cultura ciudadana: su orientación a
cambiar comportam ientos colectivos para favorecer la convivencia, o lo
que Araos y Murraín () denominan “cambiar la cultura”.
El presente artículo analiza el proceso de agendamiento y formu-
lación de la política pública de cultura ciudadana, implementada por
Antanas Mockus durante su primer período de gobierno como alcalde
1 Corpovis ionarios, la f undación c reada por A ntanas Moc kus para co ntinuar el
legado de cu ltura ciuda dana, ha imple mentado la Encuesta d e Cultura Ciuda-
dana en 52 ciud ades colombian as y diecinueve c iudades de otro s países (Arao s
y Murraín, 2015).
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de Bogotá, entre -, a partir del enfoque de múltiples fuentes
propuesto por Kingdon (, ).
En la primera parte, caracterizamos la cultura ciudadana en el
universo de las políticas públicas de seguridad ciudadana en América
Latina y en el debate en e l que participa como alternativa para e l control
del crimen, entre soluciones asi stencialistas y coe rcitivas. Posteriormente,
aplicamos las categorías del enfoque de aná lisis descomponiendo la
“ventana de oportunidad ” que dio lugar a su institucion alización en tres
corrientes: la del problema, relacionada con el contexto en el que fue
formulada la polít ica pública como respuesta a los problemas de segu ridad
y convivencia que experimenta ba la ciudad; la de la política (politics), que
pone el acento en dos asuntos: primero, en la s reformas institucionales
que permitieron la elecc ión popular de alcaldes y la po sterior postulación
de candidatos independientes (o terceras fuerzas) que se encontraron
habilitados para ser ele gidos en las entidades locales; y, segundo, en l as
tensiones que en este contexto se die ron entre el ejecutivo y el legislat ivo
de la ciudad, carac terizadas por un alc alde reconocido como “técnico” o
“no político” y los “políticos profesionales” que conformaba n el Concejo.
La última corrie nte es la de la política pública (policy), relacionada con
el diseño y la formula ción de la cultura ciudadan a como propuesta para
solucionar los problemas de seg uridad y convivencia de la ciudad.
El debate sobre la efectividad de la cultura ciudadana en materia
de reducción del homicidio, un debate que continú a vigente, desborda el
objeto inicial de an álisis y en todo caso tendrí a cabida en una evaluación
de su implementación. Como se anunció, nuestro propósito es de scribir
y explicar el proceso de agend amiento y formulación de la política , con el
fin de entender los elementos que en los pla nos sociocultural, político e
institucional converg ieron para darle cabida en la agenda públ ica. Al final,
hacemos algun as recomendaciones pensando en las ciud ades pequeñas
que pretenden emprender política s de cultura ciudadana.
2 Mockus fue ele gido alcald e mayor de Bogo tá en dos opor tunidad es. Para el
período de a nálisis de este tr abajo y para el perí odo 2001-2003. No s centramos
en Formar ciu dad. Plan de D esarrollo E conómico, S ocial y de Obr as Pública s
para Bogot á D. C. 1995-1998. Decre to 295 de junio 1.º de 1995. Depa rtamento
Administrativo de Planeación Distrital.
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La política públic a de cultura ciudad ana
La cultura ciudadana, como política de seguridad y convivencia,
aparece en un contexto en el que el d iagnóstico y el diseño de la s políticas
públicas en la región respond ían fundamental mente a dos posturas: una
basada en un determinismo económico, que expl ica las acciones ileg ales y
violentas como una respuesta a los fa ctores estructurales que supuesta-
mente determina n el comportamiento de los individuos, lo que la lleva
a confiar en la eficaci a de una alta intervención del Estado p or medio de
programas de asiste ncia social para controlar los fenómenos de v iolencia;
y, otra, fundada en la persp ectiva del control policial, cuya fórmula para
enfrenta r los comportamientos inter pretados como “problemáticos” se
dirige al aumento del pie de f uerza y la aplicación de penas más f uertes.
Los dos enfoques aceptan la hipótesis de que existen variables ex-
ternas a las pe rsonas que determinan su comportam iento. “En un caso
se piensa que, en ausencia de v igilancia o sin la amena za de castigo, las
personas tendrán l a tendencia a comportarse mal; y, por el otro lado, se
asume que las personas , al estar inmersas en situ aciones de precariedad
económica, tendrán la te ndencia a irrespetar las leyes o cometer de litos”
(Ruiz y Murraín, , p. ).
La perspectiva de los promotores de la cu ltura ciudadana es que
ni la capacidad de sanción del gobierno ni el aumento de penas y d is-
positivos de monitoreo y control, como tampoco la dismi nución de las
desigualdades socioeconómicas, podrían contener un fenómeno que
tiene mucho que ver con las actitudes y las creencias de las personas,
como con los elementos cultura les que las promueven. Su propuesta para
lograr “cambios de fondo” en la segu ridad parte del esfuer zo “sistemático
y focalizado” por conocer la realidad a partir de diagnósticos capaces
de detectar “creencias, hábitos y motivaciones (intereses, razones y
emociones)” que representen un riesgo para la s personas, que las pueden
llevar a comportarse de manera dañina para la vida y la seguridad de
otros ciudadanos (Mocku s, ). De acuerdo con esta descripción, una
política pública de cultura ciudadana, antes que recurrir a estrategias
coercitivas o asistenci alistas, “es una política que busca t ransformar com-
portamientos espec íficos de la ciudadanía, y debe contener u n ejercicio

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