Debate drogas: nuevas ideas y actores. - Vol. 29 Núm. 2, Julio 2017 - Revista Desafíos - Libros y Revistas - VLEX 692155225

Debate drogas: nuevas ideas y actores.

AutorRamirez, Socorro
Páginas329(24)

En los anos noventa, el nuevo ambiente politico generado en la pos Guerra Fria abrio la esperanza de que la superacion del mundo bipolar aportaria soluciones a asuntos globales. Para la problematica de drogas fue convocado un grupo de expertos asesores con el proposito de formular recomendaciones para mejorar la politica y lograr mayor colaboracion dentro del sistema de Naciones Unidas, y se puso en marcha un organo con el mandato de crear una estrategia global. Sin embargo, pronto se paso del espiritu de colaboracion a la polarizacion y termino aplicandose el enfoque impuesto por los mayores consumidores, basado en una politica ofensiva que atacara productores y encarcelara consumidores y traficantes.

Desde cuando se establecio el control de narcoticos en el derecho internacional (Convencion del Opio de 1912 y convenciones de 1961, 1971 y 1988), Estados Unidos se convirtio, en la practica, en el actor dominante para la definicion y fiscalizacion de las politicas de control de drogas y fue usando las convenciones internacionales como instrumento de su politica para disciplinar a paises productores y de transito. Si a su juicio un pais no cumple las convenciones de drogas, el presidente emite una decision que puede llevar a sanciones. En los anos noventa, el gobierno federal de Estados Unidos escalo la accion militar en paises productores latinoamericanos y asiaticos. Los gobiernos que querian desescalar la politica represiva, impulsar el desarrollo alternativo, concitar una mayor atencion a la responsabilidad de paises del Norte en asuntos como la demanda por las drogas, la oferta de precursores y el lavado de activos, no lograron articularse para promover el debate, los cambios y la cooperacion internacional.

En la Union Europea se expresan distintas posiciones y formas de regulacion del asunto de las drogas, y mas que el debate global se ha preferido examinar experiencias especificas. Desde sus inicios, sus paises miembro no se comprometieron con "la guerra contra las drogas"; en cambio, hicieron una aplicacion flexible de las convenciones y experimentaron politicas de reduccion de danos en la salud de los consumidores. Por otra parte, en paises como China, Rusia, Tailandia, Filipinas, Malasia, Birmania o Marruecos se han ido incrementando medidas represivas que incluyen la pena de muerte hasta para delitos menores relacionados con drogas. Con esa disparidad de politicas, sin evaluacion ni propuestas articuladas por un bloque de paises, la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD), la Junta Internacional de Fiscalizacion de Estupefacientes (JIFE) y la Comision de Estupefacientes (CND), en Viena, monopolizaron el tema sin tomar en cuenta las perspectivas formuladas por otras agencias de Naciones Unidas.

La "guerra contra las drogas", lejos de liberar al mundo de las sustancias psicoactivas, aumento el consumo y descargo los mayores costos y danos en los sectores mas vulnerables, que fueron criminalizados: campesinos pobres sometidos a la erradicacion forzada y toxica de sus cultivos. La politica establecida endurecio las leyes de drogas, lo que tuvo un fuerte impacto en los sistemas judicial y penitenciario asi como en las vidas de las personas encarceladas, las de sus familias y sus comunidades pues consumidores y pequenos transportistas colmaron las carceles. La aplicacion de la politica entro en conflicto con otros regimenes internacionales como, por ejemplo, de Derechos Humanos, armas o ambiente. En lugar de proteger a las sociedades y fortalecer a Estados debiles y no preparados para enfrentar estas problematicas, esa estrategia aumento las dificultades de gobernabilidad, la delincuencia, la inseguridad y la violencia. Esto se debio, en parte, a que los esfuerzos se centraron casi exclusivamente en el narcotrafico mas que en el ataque a lo que le da cabida al crimen organizado, el cual desarrolla otras diversas actividades ligadas tanto a lo ilegal como a lo legal, pervierte la politica, destruye instituciones y captura Estados.

Los balances de las estrategias aplicadas muestran el fracaso de esta politica y estimulan el debate sobre sus alternativas. En febrero de 2009, el informe "Drogas y democracia: hacia un cambio de paradigma" --firmado en Rio de Janeiro por la Comision Latinoamericana que lideraron los expresidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Ernesto Zedillo, de Mexico y Cesar Gaviria, de Colombia, y de la que hicieron parte exministros, escritores y otras personalidades regionales--cuestiono tanto la "guerra contra las drogas" como el temor de evaluarla. Propuso romper el silencio frente al fracaso de esa estrategia, debatir sus consecuencias y analizar alternativas dentro de las que se encuentran los esfuerzos dirigidos a tratar el consumo de drogas como una cuestion de salud publica, realizar campanas innovadoras de informacion y prevencion dirigidas en particular a la juventud, focalizar la represion sobre el crimen organizado, reorientar las estrategias de represion a los cultivos y con la mas avanzada ciencia medica analizar la conveniencia de descriminalizar el uso cultural de las hojas de coca y la tenencia de marihuana para consumo personal. Tambien mostro la conveniencia de hablar no solo de cultivos alternativos sino de desarrollo social del campo, de fuentes de trabajo, de educacion democratica y de busqueda de soluciones en un contexto participativo (1).

En 2011, la Comision Global--conformada por 19 miembros: ocho europeos, cinco latinoamericanos, cuatro norteamericanos, un africano y un asiatico, que habian ejercido como presidente, canciller, secretario de la ONU, director de organismo internacional, secretario de Estado, director de la reserva de Estados Unidos, comisario de politica exterior y de seguridad de la Union Europea, escritor, lider no gubernamental, banquero y empresario--mostro la "guerra contra las drogas" como una "guerra perdida" con grandes costos en la gobernabilidad regional y global, y presento cuatro principios a tener en cuenta en el debate: 1) ni la ideologia ni la conveniencia deberian reemplazar la evidencia cientifica en la construccion de una politica cuyo objetivo deberia ser la reduccion de danos a la salud, la seguridad y el bienestar de los individuos y la sociedad; 2) un enfoque basado en Derechos Humanos y salud publica permite reducir mas danos que la estigmatizacion, criminalizacion y marginalizacion de las personas que usan ciertas drogas o estan involucrados en los niveles mas bajos del cultivo, la produccion y la distribucion; 3) la responsabilidad compartida global sobre la problematica de las drogas no puede ocultar las realidades politicas, sociales y culturales de cada nacion, de las que deben partir las politicas para hacerles frente, ni puede impedir la experimentacion y el desarrollo de alternativas que respeten tanto los derechos como las necesidades de los afectados por la produccion, el trafico y el consumo; 4) la politica de drogas debe ser integral, no puede reducirse al enfoque de aplicacion de la ley y el castigo, ni a los intereses y la participacion de las agencias policiales o militares; debe involucrar a organismos gubernamentales encargados de salud, educacion y desarrollo; a las familias, los especialistas y la sociedad civil.

El debate hemisferico

Con esos estimulos para el debate sobre los resultados de la "guerra contra las drogas" y con el agravamiento de sus efectos contraproducentes, fue cambiando la opinion en el hemisferio americano y se fueron desplegando una serie de iniciativas y presiones que han ampliado el debate al menos en una triple dimension: la forma de abordar el fenomeno de las drogas y sus consecuencias, los resultados contradictorios y contraproducentes causados por la politica para hacerle frente y la flexibilizacion de las politicas nacionales o subnacionales para ensayar alternativas. Para observar algunos de esos cambios en la forma de entender, asumir y hacerle frente al problema mundial de las drogas hago el siguiente recuento--no exhaustivo--de algunos procesos en curso.

Estados Unidos ha vivido un proceso contradictorio. Distintas encuestas han mostrado que al menos la mitad de los estadounidenses de todo el espectro ideologico esta de acuerdo en regular la marihuana, como se hace con el alcohol y el tabaco. A nivel estadual, el debate avanza con consecuencias concretas en la mayoria de los estados de la Union que han legalizado su produccion y uso terapeutico y/o han despenalizado el consumo recreativo o en pequena escala, con el fin de controlar y reducir danos, montar prosperos negocios y recolectar impuestos.

A nivel federal, el cambio en Estados Unidos tiene altos costos politicos tanto por el peso del prohibicionismo y la religion como por la presion de las agencias encargadas de patrocinar la estrategia represiva. Con todo, las nuevas realidades y los graves danos que en su territorio le han generado sus propias politicas represivas--la distribucion se ha hecho mas amenazante y peligrosa, faltan recursos para la "guerra contra las drogas" o para encarcelar a usuarios problematicos pues acumulo mas de dos millones de personas en la carcel por delitos de drogas menores y no violentos--han presionado por la apertura de un espacio a la controversia sobre el fracaso del prohibicionismo, el examen de alternativas y las redefiniciones oficiales.

La llegada al poder de Barack Obama genero expectativas sobre un posible reconocimiento por parte de Washington del fracaso de las actuales estrategias de lucha contra las drogas, el dano que han causado y la urgencia de cambiar las politicas. Pero la busqueda de soluciones a la grave crisis economica y la polarizacion politica interna y, en el exterior, las guerras en Iraq, Afganistan, Libia y la situacion del Medio Oriente, las relaciones con China y Rusia, concentraron los esfuerzos. Hay que reconocer, sin embargo, que bajo su administracion se ha atenuado el enfoque de las drogas como supuesta...

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