La década ganada? ¿y después? - El populismo ante la encrucijada neoliberal - A contracorriente. Materiales para una teoría renovada del populismo - Libros y Revistas - VLEX 850284251

La década ganada? ¿y después?

AutorManuel Canelas
Cargo del AutorMinistro de Comunicación del Estado Plurinacional de Bolivia
Páginas289-308
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La década ganada… ¿y después?
Manuel Canelas*
La disputa por la libertad
De un tiempo a esta parte, ha cobrado fuerza el debate sobre el “fin
de ciclo” de los gobiernos progresistas en América Latina. Buena
parte de quienes sentencian con contundencia que ya llegó a su fin
el tiempo de los gobiernos de izquierda en la región no lo hacen
desde un lugar incontaminado por diversos intereses en juego; al
contrario, muchos de quienes han confrontado con nuestros gobier-
nos desde hace más de una década ahora parece que tienen mucha
prisa por despedirnos. A los más entusiastas incluso les gustaría
hacerlo antes de que lo hagan las urnas. Para nadie es un secreto
que en América Latina los grandes grupos mediáticos y sus intelec-
tuales orgánicos –esos pocos escogidos con compensaciones mucho
más altas que el salario de un representante público– son desde
hace mucho los opositores más fuertes a los cambios en la última
década y media. En muchos de nuestros países no resulta compli-
cado establecer un mapa de los intereses cruzados entre poder polí-
tico y poder mediático que existían desde las décadas de los 80 y
90. Cuando los partidos tradicionales fueron desplazados del poder
político a inicios de siglo en Bolivia, buena parte de sus miembros
encontraron refugio, escondite, en sus brazos empresariales mediá-
ticos. Y, con la coartada de la libertad de expresión y la no necesidad
de pasar por el escrutinio público de las urnas, han sido implaca-
bles, muchas veces sin jugar limpio, contra el proceso de transfor-
mación que dirige el presidente Evo Morales desde 2006.
Sabemos además que nuestras élites (neo)liberales desplazadas
han construido y consolidado durante décadas la idea de que la
libertad de expresión –empresarial y concentrada– representa algo
así como la condición previa de la democracia. Y es innegable que
* Ministro de Comunicación del Estado Plurinacional de Bolivia.
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han logrado que esta idea sea parte del sentido común. Por cosas
como estas es que Vicenç Navarro suele llamarles “medios de comu-
nicación y persuasión” −esta segunda tarea hace mucho, mucho
tiempo que ha desdibujado y subordinado a la primera−. No impor-
taría pues demasiado la voluntad popular expresada en las urnas
o la participación social en decisiones trascedentes de nuestros
países. No. En realidad, con los años ha quedado claro que estas
posiciones privilegian y promocionan una idea de liberalismo casi
contraria a la democracia. Una suerte de defensa de un gris y deter-
minado procedimentalismo: seguridad jurídica –mejor si es la de los
grandes propietarios– y libertad de expresión por encima y antes de
todo. En la misma operación, además, se identifica al enemigo de la
mano del manido recurso al populismo: los avances de la soberanía
popular en espacios antes “naturalmente” privatizados –por lo tanto
no susceptibles de ser puestos en conflicto ni cuestionados según el
dogma neoliberal– son siempre caracterizados como atentados a la
división de poderes y ataques a la libertad.
Estas caracterizaciones negativas de muchos de los avances rea-
lizados estos años en términos de agresión/invasión a la libertad
(individual) de los ciudadanos ha resultado más sencilla, entre
otras cosas, porque nos hemos olvidado de disputar el significado
de la palabra libertad y de mirar con más cuidado –definir mejor
las categorías; utilizar herramientas metodológicas cualitativas– las
transformaciones sociales en nuestros países. En la inauguración
del Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP) en el Ecuador en
2014 nos advertía sobre lo primero sensatamente el compañero Gui-
llaume Long1. Advertencia que tuvo lugar antes de que algunos de
los hechos –derrota del Frente Para la Victoria (FPV) en Argentina;
impeachment a Dilma Rousseff en Brasil; derrota del Sí en el Refe-
réndum Constitucional en Bolivia– que sirven para dar fuerza al
discurso de “fin de ciclo” hubieran tenido lugar. Es probable que
la advertencia hubiera llegado tarde ya en 2014, pero parecería
que seguimos, dos años después, sin hacerle mucho caso. Son muy
pocos los debates, libros, conferencias o asambleas donde nuestros
1 Ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana del Ecuador.
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