Derechos y Terror - Núm. 2007, Enero 2007 - Precedente. Anuario Jurídico - Libros y Revistas - VLEX 456711198

Derechos y Terror

AutorRonald Dworkin
Páginas13-43
DERECHOS Y TERROR1
RONALD DWORKIN
Which moral principle should we follow when deciding which rights
are to be allowed to those that we suspect want to cause harm to us?
After the September 11 attacks and the beginning of the war against
terrorism, professor Ronald Dworkin explores this question showing,
first, the extensive dismantling of legal rights carried out by the United
States government and, second, why these actions are unjustifiable.
The author also presents alternatives, such as the creation of a legal
framework that would be effective against the terrorist threat and, at
the same time, would be respectful of the human rights that should also
cover those accused with these kinds of crimes.
1.
Han transcurrido más de dos años desde la catástrofe de septiembre y los
estadounidenses enfrentan dos clases de peligro importantes. El primero de
ellos – el de más ataques terroristas – es obvio. Un gran número de terroristas
bien financiados, que viven y se entrenan en diversos países, están ansiosos
por matar tantos de nosotros como sea posible. Están dispuestos a morir para
lograrlo y tienen o podrían tener acceso a armas nucleares u otro tipo de ar-
mas de exterminio masivo. Sería insensato asumir que no tratarán de causar
una carnicería aún mayor de la que ya nos han causado. El segundo peligro
es menos obvio y es auto- infligido pues el gobierno de Bush ha violado y
continúa violando los estándares fundamentales de la decencia humana en
su respuesta a esta terrible amenaza; además, como consecuencia de ello,
ahora también debemos preocuparnos porque el carácter de nuestra sociedad
empeorará muchísimo.
1 N. del E. Este artículo fue escrito por el autor para el coloquio “Derecho, filosofía y filosofía
social” organizado por New York University (NYU) en octubre de 2003. Otra versión basada en
este trabajo fue publicada por New York Review of Books (NYRB). Precedente agradece al profesor
Dworkin y a su editor por la autorización para traducir este artículo al castellano y publicarlo en
la revista. http://www.law.nyu.edu/clppt/program2003/readings/dworkin.pdfl
14
Hemos actuado mal antes, como lo han hecho otras naciones, cuando
estábamos atemorizados por la guerra o por amenazas reales o imaginarias por
parte de la subversión. Durante la Guerra Civil, Lincoln suspendió ilegalmente
la garantía del habeas corpus, que es la más básica de las protecciones tradi-
cionales que tienen las personas acusadas de un delito. En la Segunda Guerra
Mundial, nuestro gobierno encarceló estadounidenses de origen japonés que
no habían hecho nada que supusiera algún tipo de amenaza para la seguridad y
la Corte Suprema permitió que se mantuviera el encarcelamiento. Durante la
amenaza roja después de esa guerra excluimos de empleo y vida a los presuntos
comunistas, que tampoco suponían una amenaza.
Ahora nos arrepentimos de estos errores: debimos haber aprendido lo
suficiente para protegernos de una reacción exagerada similar en esta crisis.
Sin embargo, por el contrario, la indiferencia del gobierno Bush con respecto
a los derechos fundamentales se clasifica entre lo peor de nuestra historia. Es
una amenaza de una corrupción más permanente de nuestros ideales nacio-
nales de justicia, además, porque el peligro que cita como justificación para
esa indiferencia no durará solamente unos pocos años, como ocurrió con las
otras crisis reales o supuestas, sino por lo menos una generación y tal vez más
tiempo. Los conservadores han querido gobernar desde hace muchos años
para tener los poderes que actualmente ha logrado este gobierno, el 11 de
Septiembre podría haberles servido únicamente como excusa. El Departamento
de Justicia de John Ashcroft ha estado utilizando sus nuevos poderes según la
Ley Patriota, los cuales fueron defendidos como disposiciones de emergencia
contra terroristas, para investigar y procesar una variedad amplia de delitos
comunes.2 Las políticas antiterroristas del gobierno pueden ser un paso gradual
irreversible hacia un estado nuevo y mucho menos liberal.
Será muy útil enumerar algunas de las políticas del gobierno que le han
parecido ofensivas a algunos comentaristas. Casi inmediatamente después del
11 de septiembre, se redactó la denominada Ley Patriota de los Estados Uni-
dos, que llevó a cabo cambios exhaustivos en la vigilancia de la nación y las
prácticas de la justicia penal. Se presionó al Congreso para que adoptara esa ley
antes de que los senadores y representantes hubieran tenido la oportunidad de
leerla. El gobierno arguyó que cualquier tipo de retraso invitaba a otro ataque
terrible. La ley define “terrorismo” en forma increíblemente amplia: cualquier
estadounidense que hubiera donado dinero para apoyar el Congreso Nacional
Africano durante el apartheid habría sido un terrorista según tal definición. Se
permite a las agencias gubernamentales registrar inmuebles sin el conocimiento
del sujeto, con garantías secretas y retrasar el informar al sospechoso que su
2 Véase Eric Lichtblau, “U. S. Uses Terror Law to Pursue Crimes From Drugs to Swindling”, New
York Times, 28 de septiembre de 2003, p. A1.

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