El desarrollo y la fisonomía del derecho socialista - Núm. 8-1, Julio 2008 - Criterio Jurídico - Libros y Revistas - VLEX 43907027

El desarrollo y la fisonomía del derecho socialista

AutorFederico Escobar Córdoba
CargoProfesor del Departamento de Ciencia Jurídica y Política de la Pontificia Universidad Javeriana - Cali
Páginas158-193

El presente texto nació en el marco del Seminario Permanente titulado "Democracia y Justicia en tiempos de Globalización," organizado por el Departamento de Ciencia Jurídica y Política de la Pontificia Universidad Javeriana - Cali. No obstante, la versión actual es completamente nueva.

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A finales del siglo XX colapsó uno de los más arriesgados experimentos políticos de la modernidad: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (USSR). Fue innegable su impacto sobre el orden mundial a lo largo del siglo que el historiador Eric Hobsbawm llama el "siglo corto" (1988). El protagonismo soviético en aquel período permite que otro historiador, Hugo Fazio Vengoa, se aventure a proponer que el futuro recordará esta época como el "siglo del comunismo" (2005: 8). No obstante, y salvo en círculos especializados, el olvido al que parece someterse la relevancia que mantuvo la Unión Soviética se torna casi patológico.

El olvido es aún mayor con respecto al Derecho socialista. Con el fin de la Unión Soviética, sus creaciones jurídicas quedaron condenadas a correr la misma suerte.1 Además del nacimiento tortuoso del orden jurídico socialista -fruto de una contradicción entre la teoría marxista que pronosticaba la muerte inminente del Derecho y la realidad de un Estado soviético que buscaba continuar existiendo y regulándose-, a este Derecho lo han dejado atrás los textos de Derecho comparado e incluso la misma Rusia postsoviética, deseosa de encaminarse hacia el "desarrollo."2

Desde esta óptica, estudiar el Derecho socialista hoy es una labor afín a realizar una autopsia. No es por eso una labor carente de valor, pero la cercanía de este ejercicio con la Historia del Derecho es evidente, y una carrera como la de Harold Berman es ilustrativa. Desde muy temprano en su carrera académica, Berman se destacó en el campo del Derecho soviético.3Llegó a escribir varios libros sobre la materia. Hoy su reconocimiento académico está muy asociado con sus profundas incursiones en la Historia del Derecho (1983, 2003),4 y también con la relación entre Derecho y religión (2006). Como veremos más adelante, ambos temas surgen en las discusiones sobre el Derecho soviético.5 Page 159

En este artículo busco recordar el Derecho socialista, dando cuenta de sus rasgos y actitudes principales. Al final haré una invitación a explorar la influencia del Derecho socialista. Con relación a ambos puntos el texto pretende alentar investigaciones posteriores. Por ejemplo, recordar el Derecho socialista implica explorar también las distintas ramas de ese Derecho, un ejercicio que fue difundido mediante libros publicados en vigencia de la Unión Soviética,6 pero que el espacio impide realizar en este artículo. Asimismo, estudiar la influencia del Derecho socialista podría motivar estudios sociológicos sobre la manera en la que algunos sistemas jurídicos se adaptaron a ese Derecho,7 y también podría llamar a que se conduzcan estudios regionales de la influencia que tuvo el Derecho socialista cuando contaba con el apoyo de la Unión Soviética.

Luego de hacer una anotación inicial sobre las fuentes relacionadas con el Derecho socialista, el presente artículo recorrerá la historia de la Unión Soviética, discutirá la decisión sobre el adjetivo apropiado para caracterizar el Derecho que se desarrolló en ese crisol, describirá la actitud socialista hacia el Estado y hacia el Derecho, y presentará el debate sobre la ubicación del Derecho socialista en el Derecho comparado. El artículo concluirá, como ya lo dije, con unos comentarios prospectivos sobre el estudio de la influencia del Derecho socialista.

1. Una nota sobre las fuentes

Acercarse al Derecho socialista implica enfrentar unas dificultades particulares con respecto a las fuentes, y es bueno mencionar esa problemática al inicio.

En primer lugar, buena parte de los escritos sobre el tema padecen una notoria distorsión motivada por consideraciones políticas. En particular, mucha de la literatura producida antes de la caída de la Unión Soviética adolece de serios problemas descriptivos. Con frecuencia el análisis está desfigurado por un profundo sesgo ideológico, tanto a favor como en contra, y así lo señala Fazio Vengoa al denunciar en las fuentes "la defensa de una actitud partidaria u Page 160 hostil con respecto a la URSS" (1992: 14). En un libro posterior, publicado en 2005, el mismo autor vuelve a esta crítica, y afirma que "todavía buena parte de la literatura especializada sigue interpretando la historia ruso-soviética de acuerdo con ciertos cánones interpretativos surgidos en el contexto ideológico de la guerra fría" (Fazio, 2005: 5). Las ilustraciones de estas actitudes son abundantes, y bastará con tomar a Solzhenitsyn como ejemplo. En un libro escrito luego de la caída de la URSS, Solzhenitsyn se refiere a Gaidar y a Lenin como "fanáticos obnubilados por una idea fija que empuña su bisturí sin la menor vacilación y se dedica a cortar y volver a cortar el cuerpo de Rusia" (2002: 25); algunos de los seguidores de Lenin en la década de 1920 son descritos como "plumíferos serviles" (2002: 140), y a las intervenciones de uno de ellos las califica como "ladridos" (2002: 139). En esas condiciones el estudio de todo lo soviético, incluyendo el Derecho, con frecuencia se torna psitacístico.8

En segundo lugar, en algunos casos el análisis se muestra sorprendentemente acientífico y ahistórico. Un ejemplo algo peculiar lo ofrece Dífernan; sin ninguna base empírica o sociológica, ese autor hace un perfil de los "caracteres" del pueblo ruso, y entre ellos señala su "afición al alcohol," su "orgullo sencillo y temperamental," y el hecho de ser un "pueblo avezado al dolor" (1976: 95-110). Este tipo de análisis resulta inadmisiblemente simplista, y dista del llamado responsable que hace Fazio Vengoa a interpretar la historia rusa "desde una óptica de análisis que tenga en cuenta los elementos propios de esta sociedad" (2005: 11). Carecer de aquello que reclama Fazio Vengoa en el comentario anterior se convierte en otra manifestación de la falta de rigor científico.

Finalmente, otro problema con las fuentes relativas al Derecho socialista es simple y dramático: la omisión. Muy poco se escribe hoy sobre el Derecho socialista.9 De los libros que solían incorporarlo, aquel Derecho ha desaparecido con una velocidad vertiginosa, como lo mostraré más adelante. Entre otros factores, este silencio ha motivado el presente artículo. Page 161

2. La Unión Soviética

Es imposible tratar el tema del Derecho socialista sin referirse a la Unión Soviética, su principal punto de origen. La historia de la URSS no es el interés principal de este artículo, por lo cual no haré un análisis detallado de ella. Sin embargo, con la síntesis que sigue espero construir el trasfondo necesario para las consideraciones jurídicas posteriores.

Han surgido muchas teorías y visiones retrospectivas sobre el desarrollo de la Unión Soviética, especialmente ahora que se ha desplomado. Por ejemplo, Heller y Fehér contextualizan la caída del socialismo soviético en cuatro olas revolucionarias (1994: 7-36): las revoluciones norteamericana y francesa; las "agitaciones sociales" (1994: 11) que sacudieron a Europa alrededor de 1848; las revoluciones totalitarias lideradas por Rusia y por Alemania; y aquellas que los autores llaman "revoluciones posmodernas," es decir, los movimientos sociales responsables del fin del control socialista en Europa.

Dejando a un lado la utilidad de este u otros esquemas explicativos, existen momentos cuya importancia nadie cuestiona. Empecemos antes de 1917. Es bien conocido que, en comparación con "Europa Occidental, Rusia siguió siendo, durante un largo período de tiempo, un país atrasado" (Lorenz, 1974:

Poco después de la Revolución de febrero, Lenin regresó a Rusia del exilio y organizó su movimiento revolucionario, el de los bolcheviques, para la toma del poder, que se cristalizó entre abril y octubre de 1917. La captura definitiva del poder, en octubre de ese año, se conoce como la Revolución bolchevique. El proceso coordinado por Lenin fue gradual y certero, y deshizo el gobierno de transición que estaba gobernando en Rusia luego de la Revolución de febrero. Los bolcheviques ganaron popularidad (con la promesa de "Paz, Tierra y Pan") y ganaron también la mayoría en los principales Soviets, Page 162 apoyados en un singular fervor revolucionario que desmoronó al Estado: "Tres gigantescos movimientos sociales se manifestaron como fuerza matriz de la revolución de 1917," dice Lorenz, "e hicieron de ella una revolución permanente: los motines del Ejército, las revueltas de los campesinos y el alzamiento de los obreros" (1974: 44). Una vez afianzados en el poder los bolcheviques, se inició el experimento comunista en Rusia.10

Un rasgo importante de la Revolución bolchevique es su universalismo. Si bien la victoria del proletariado había comenzado en Rusia (algo que desafió las expectativas marxistas), sus dirigentes veían este evento como el punto de partida de un movimiento global.11 "Los líderes rusos [de la época de Lenin]," dice Roberts, "esperaban una revolución de la clase trabajadora en todos los países capitalistas avanzados" (2004: 897). Heller y Fehér hablan de la...

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