La discusión sobre el desarrollo - Crecimiento, desarrollo y democracia en Colombia. Los contrapesos de un proceso incompleto - Libros y Revistas - VLEX 820999941

La discusión sobre el desarrollo

AutorÁlvaro Albán Moreno/Jorge Alberto Rendón Vélez
Páginas39-117
39
Capítulo 2
La discusión sobre el desarrollo
1. Por qué unos países son más ricos
que otros. El debate teórico general
Es de aceptación en algunos círculos académicos que el logro del desarrollo
trasciende el solo progreso económico, es decir, desborda los aspectos material
y monetarios de la vida de los individuos. Todaro (1982, 153) consigna que “el
desarrollo debe percibirse como un proceso multidimensional que involucra
la reorganización y reorientación de sistemas económicos y sociales enteros”.
Además del aumento del Producto Interno Bruto (PIB) y la presumible mejora
del nivel de ingresos de la población, el desarrollo involucra transformaciones
en las estructuras institucionales y sociales, así como en las actitudes e incluso
en las costumbres y creencias populares. Por lo tanto, la mejoría en la calidad
de vida de una sociedad también guarda relación con la necesidad de que se
den cambios en elementos de naturaleza ideológica, cultural y educativa.
Sin embargo, y en un sentido amplio, arma Todaro que la concepción del de-
sarrollo fue dominada por largo tiempo por dos grandes enfoques: las teorías
de las etapas de crecimiento (1950–1965) y las teorías de corte estructural e
institucional internacionalista (1967–1975). El enfoque institucionalista reto-
mado con fuerza a partir de la década de 1980 ha ganado una fuerte presencia
en el mundo contemporáneo, concomitante ello con las tendencias globales
que implicaron los cambios geopolíticos e ideológicos de esos diez años.
En el primer enfoque, el desarrollo se interpretó como un proceso lineal y de
etapas sucesivas por el que deben pasar todos los países. Se destaca la dimen-
sión económica, por lo cual el desarrollo es entendido dentro de los límites del
crecimiento del producto; es así como el desarrollo depende de una adecuada
cantidad y combinación de ahorro, inversión y, eventualmente, apoyo extranje-
ro17. El enfoque estructural e institucional internacional aboca al desarrollo en
17 En esta perspectiva, cuando un país no puede generar el volumen de ahorro e inversión suciente, debe
40
C,     C - Á A - J R
términos de las relaciones de poder internacional y nacional, de las rigideces
económicas institucionales y estructurales y de la existencia de economías y
sociedades duales en cada país y en el mundo en general. El centro de atención
de este enfoque se relaciona con el diseño de las políticas adecuadas para la
superación de la pobreza, la redistribución del ingreso y la provisión de opor-
tunidades de empleo más diversicadas. Aunque estos objetivos deben conse-
guirse en el contexto de una economía creciente, el crecimiento económico en
sí mismo no constituye el elemento preponderante.
En los numerales 1.1 y 1.2 se desarrollan ambos enfoques. En el 2 se presentan
tres hipótesis sobre el desarrollo del continente americano en las que se ex-
presan diferentes tendencias teóricas. En el 3 se presenta una discusión crítica
de los más recientes aportes de la interpretación histórica del desarrollo de la
Nueva Escuela Institucional, lo cual se retoma, por las implicaciones que tiene
en el análisis institucional-histórico colombiano, en el capítulo VI. En el 4, se in-
volucran los aspectos teóricos relacionados con el desarrollo rural y la dinámica
de la economía campesina dada la importancia de estos temas en el contexto
latinoamericano y, en particular, en el caso colombiano por la articulación del
sector rural a su conicto histórico. La racionalidad de la economía campesina
se considera un componente básico para contextualizar los avances y posibili-
dades de los acuerdos de las negociaciones entre el Gobierno colombiano y el
grupo subversivo FARCEp. En el apar tado 5 se reseñan los planes de desarrollo
colombianos y se presenta una discusión sobre su articulación con la realidad
nacional. Finalmente, en el numeral 6 se presenta la síntesis del capítulo.
1.1. El enfoque de las etapas lineales
Después de la Segunda Guerra Mundial, el Plan Marshall de los Estados Unidos
había ayudado a reconstruir y modernizar, en pocos años, los países destrui-
dos por la guerra a través de cuantiosas inversiones y recursos nancieros y
técnicos. La experiencia parecía evidenciar que las dicultades afrontadas por
los países podían resolverse con un adecuado ujo de inversiones y recursos,
en este caso aportados por agentes externos. Ante la ausencia de un aparato
conceptual que teorizara sobre el desarrollo, los economistas de aquella época
evaluaron empíricamente la experiencia resultante de la implementación del
Plan, lo cual condujo a la formulación de una receta para resolver los males del
subdesarrollo: inversión, ahorro y apoyo extranjero. Adicionalmente, se partía
del hecho de que los países llamados desarrollados también habían sido en el
pasado naciones atrasadas y agrarias, lo que estimuló la idea de que la evolu-
ción histórica de estas naciones dejaba lecciones y experiencias que podían
ser replicadas en el resto de naciones.
acudir al ahorro externo o a la inversión extranjera.
C. 2 - L    
41
La esterilidad en el ambiente académico en cuanto al tema del desarrollo
permitió que las apreciaciones resultantes de este planteamiento y el proceso
de transformación histórico experimentado por las naciones desarrolladas se
constituyeran en pruebas para validar por parte de políticos y académicos la
teoría de las etapas lineales. El pensador más inuyente de esta tradición fue
el economista W. W. Rostow, para quien el desarrollo se puede describir como
una serie de pasos sucesivos que deben afrontar todos los países:
“Todas las sociedades pueden identicarse, en cuanto a sus dimensiones econó-
micas, como pertenecientes a una de cinco categorías: la sociedad tradicional,
las condiciones previas para el despegue hacia el crecimiento autosostenido,
el despegue, el camino hacia la madurez y la etapa del consumo masivo. Estas
etapas no son simplemente descriptivas, ni una mera generalización de ciertas
observaciones empíricas acerca de la secuencia del desarrollo de las sociedades
modernas. Tienen una lógica y una continuidad intrínsecas, por lo cual constitu-
yen, en última instancia, tanto una teoría del crecimiento económico como una
teoría más general de la historia moderna en su conjunto” (Rostow, 1960, 12).
En este contexto, se diagnosticó que los países de América Latina se encontra-
ban en la etapa de “sociedad tradicional” o de “condiciones previas al despegue”
y que, por tanto, para alcanzar las etapas superiores debían movilizar el ahorro
interno y externo destinado a generar un monto de inversión suciente para
acelerar el crecimiento económico. La lógica de este planteamiento es simple:
para crecer, toda economía debe ahorrar e invertir determinada proporción
del PIB y el ritmo de crecimiento de la economía será directamente proporcio-
nal a la magnitud del ingreso nacional que se ahorre e invierta18. Desde esta
perspectiva, la estrategia de política económica consiste en la generación de
estímulos al ahorro y, de acuerdo con Rostow, el logro del despegue y poste-
rior crecimiento autosostenido requiere un monto de ahorro que uctúe entre
el 15% y el 20% del PIB.
En este enfoque, el obstáculo principal para lograr el desarrollo se relacionaba
con el nivel relativamente bajo de formación de capital nuevo o inversión de
los países pobres, razón por la cual para el cierre de la brecha se requeriría ne-
cesariamente el apoyo de la inversión extranjera y/o del ahorro externo. Este
enfoque se convirtió, entonces, en una herramienta intelectual muy “oportu-
na” para justicar las enormes transferencias de capital y asistencia técnica de
los países llamados desarrollados a los menos desarrollados.
18 Los economistas Roy Harrod (Inglaterra) y Everey Domar (EE.UU.) desarrollaron un modelo matemático
que contiene los planteamientos básicos establecidos por Rostow. Este modelo se conoce como el modelo
Harrod–Domar. Posteriormente, y en la misma orientación, Robert Solow publicó un trabajo (1956) en
el cual establecía que las fuerzas inherentes del crecimiento económico en el corto y el largo plazo eran,
respectivamente, la acumulación de capital y, esencialmente, el cambio tecnológico.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR