Editorial - Núm. 18-37, Julio 2019 - Opinión jurídica - Libros y Revistas - VLEX 844707855

Editorial

AutorDavid Mendieta González
CargoEditor
Páginas5-7
EDITORIAL
Los latinoamericanos tenemos mucho en común: un pasado colonial y luego republi-
cano marcado por las pugnas entre elites, casi siempre en lucha por intereses propios;
un presente donde política y corrupción confluyen, pero al mismo tiempo pueblos
alegres se aferran a su folclore, a su música y a sus costumbres para intentar superar
la crisis; y un futuro que está por escribirse. Hemos sido punto de llegada y salida de
migrantes, somos el resultado de la mezcla racial y cultural y la diversidad es nuestra
mayor riqueza.
Somos más de 600 millones de personas desde el Rio Bravo hasta la Patagonia y
aunque estamos divididos en muchos estados son más las cosas que nos unen que
las que nos separan. Juntos somos importantes, por nuestros recursos naturales y
humanos; divididos seguiremos siento fichas del ajedrez político internacional.
Nos han formado con las bases de la civilización occidental, con una cosmovisión
occidental del universo en procura de la defensa y conservación de los valores occi-
dentales, pero según varios autores ni siquiera pertenecemos a occidente:
El Occidente de Huntington consiste solo en E uropa occidental y central (exclu-
yendo el este ortodoxo), Norteamérica (excluyendo Méx ico) y Australasia. Grecia, Israel,
Rumania y Ucrania no aprueb an el examen; ni tampoco las islas del C aribe, pese al
hecho de que muchas de ellas son tan occident ales como Florida1.
Llevamos mucho tiempo mirando a Estados Unidos y a Europa, y entre nosotros
poco nos comunicamos. ¿Cómo vamos a entender nuestros problemas si no dialoga-
mos entre nosotros? ¿Si no somos occidentales, entonces qué somos? Somos latinoa-
mericanos y tenemos el deber de defender nuestra propia cultura que es diversa como
nosotros. Pero no para ser parte de un conflicto intercultural como proponía Hunt-
ington, sino para proponer soluciones a los problemas que aquejan a la humanidad.
El paradigma del conocimiento occidental es antropocentrista –la naturaleza
está al servicio del hombre–, el nuestro, por nuestro pasado y presente pluricultural
tiene que ser eco céntrico –la naturaleza no pertenece al hombre, sino el hombre a
la naturaleza–. Los ecosistemas son sujetos de derechos que deben ser tutelados
1 Ferguson, N. (2012). Civilización. Occidente el resto. Barcelona, Espa ña: Debate. p. 56
https://doi.org/10.22395/ojum.v18n37a13
Opinión Jurídica, 18(37) • Julio-diciembre de 2019 • ISSN (en línea): 2248-4078
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