Editorial. La corrupción en el modelo neoliberal: más oportunidades, menos herramientas - Núm. 166, Julio 2018 - Estudios de Derecho - Libros y Revistas - VLEX 746596729

Editorial. La corrupción en el modelo neoliberal: más oportunidades, menos herramientas

AutorJuan Carlos Monedero
CargoMiembro del Comité Científico de la Revista Estudios de Derecho

La cartelización de los partidos políticos expresada por Katz y Mair (1995), así como el proceso de parlamentarismo racionalizado (Vergottini de, 1983) (que ha ido dando de manera creciente más tareas a los Ejecutivos en detrimento de los Parlamentos), tiene como una de sus consecuencias una mayor inclinación en las democracias liberales a la corrupción. Esto tiene que ver con al menos cuatro aspectos.

Por un lado, el que en el sistema política cartelizado el ganador nunca gana todo y el perdedor nunca se queda sin nada, de manera que todos los partidos que están dentro del sistema político apuestan por el pacto porque tienen razones para mantenerse dentro del juego político. Una derivada de este compromiso institucional tiene que ver con lo que expresó Maurice Duverver hace medio siglo: un diputado de extrema izquierda tiene más que ver con un diputado de extrema derecha que con sus propias bases. La conclusión es que hay una serie de acuerdos entre los partidos que se turnan en tareas de gobierno en las democracias liberales que pasa por no perseguir al anterior por casos de corrupción. Como si perder las elecciones fuera el precio que se paga por una mala gestión del dinero público. Y así se garantiza que ese comportamiento será recíproco llegado el caso.

En segundo lugar, hay que considerar lo que Huntington, Crozier y Watanuki propusieron en su libro de 1975 La crisis de la democracia. En este informe a la Comisión Trilateral, estos autores planteaban la necesidad de poner freno a lo que llamaban “exceso de democracia”. Uno de los remedios para ese mal consistía en financiar pública y privadamente a los partidos políticos para evitar que los militantes determinaran la línea ideológica del partido. Al emancipar las campañas electorales de la tarea de los militantes, siempre más orientados ideológicamente que los cuadros, se lograba acercar las líneas del partido a posiciones sistémicas. De alguna manera, todos los partidos políticos de la democracia liberal tienden hacia el centro en las campañas electorales pues es el lugar donde menos se molesta al votante y, por tanto, menos se arriesga. Pero la separación del militante de la gestión de los partidos, crecientemente funcionarizados, hacía que se perdieran los controles internos dentro de las propias fuerzas partidistas. Desaparecía lo que O’Donnell llamaba accountability horizontal(1997), esto es, la rendición de cuentas cotidiana que los votantes, y más en especial los militantes, hacían sobre los dirigentes y su patrimonio.

En tercer lugar, la primacía del ejecutivo en los actuales Estados de partidos implica un evidente debilitamiento del Estado de derecho al debilitarse la tarea del Parlamento y del poder judicial (García Pelayo, 1986; 1986 b). En el caso del poder judicial el proceso es más complicado al ser un ámbito donde la...

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