La esperanza regresa...
Autor | Javier Eduardo Rosero Molina |
Cargo | Universidad Nacional de La Plata, UNLP |
Páginas | 7-8 |
ENCUENTROS
| 7
EDITORIAL / La esperanza regresa...
Por: Javier Rosero Molina
Universidad Nacional de La Plata, UNLP
En medio de una coyuntura de incertidumbre y cambios en los procesos educativos y en la interacción
social, como consecuencia de la pandemia que el mundo entero experimenta, crisis y oportunidad se han
convertido en palabras clave sobre cómo afrontar esta serie de desafíos. La pantalla se volvió el medio, la
red el salón de clases y los bits el lenguaje común. No basta con pensar de forma interdisciplinaria, en la
conuencia de saberes o habilidades necesarios para el aprendizaje, sino en cómo la tecnología se volvió
vital y, en sí misma, cómo esta no debería consumir la experiencia pedagógica. Cuestionarse y hacerlo
con el propósito de resignicar las prácticas sociales, en estas circunstancias, es la prioridad dentro de
cualquier institución educativa, así como dentro del ethos de los gestores educativos.
Con un entramado tan complejo, las decisiones sobre el uso de los recursos tecnológicos determinan la
facilidad que los estudiantes tienen para adaptarse a los cambios, lo cual, a su vez, denota la necesidad por
parte de los docentes de adaptarse igualmente a este contexto volátil. De ahí que es imperativo el diseño
de estrategias que permitan implementar una mediación tecnológica innovadora, a partir de la cual se
generen ambientes de aprendizaje incluyentes, es decir, escenarios en los cuales las herramientas que usen
los estudiantes los hagan sentirse parte activa del proceso -por más que no sea presencial-, edicando una
interacción constante entre los docentes y sus alumnos. Ahora, esto no es una tarea sencilla, de ahí que
distintas alternativas, como, transformar redes sociales en aulas y espacios para la construcción conjunta
de conocimiento, constituyen el foco de artículos incluidos en esta edición de Encuentros. Es prudente
aclarar que no es la única opción, pero sí resulta un caso interesante para su análisis considerando que
resignicar entornos con los que los estudiantes sienten familiaridad es un camino para crear esos nexos
signicativos.
La comunicación es la pieza principal de este rompecabezas, dado que la implementación debe tener
un encuadre claro sobre el cual los alumnos puedan entender no solo las ideas, sino el sentido de las
estrategias o actividades implementadas. Por más que existen múltiples deniciones de comunicación,
especialmente en el contexto de la educación, entre los elementos comunes encontramos que, ésta
corresponde a la producción de sentido y establecimiento de vínculos signicativos, dando así énfasis
al proceso por encima de los instrumentos o medios. Estructurar nuevas relaciones intersubjetivas,
repensar las concepciones existentes de manera que se pueda entretejer una concepción alrededor del
conocimiento compartido, en aras de que sea apropiado, son algunos de los abordajes que se examinan en
este momento. Crear articulación directa entre los instrumentos tecnológicos y el marco conceptual en
comunicación, es una necesidad, pero debe trascender los connes etéreos de la interacción no presencial
hacia el resto de la cotidianidad, con el n de que este conocimiento sea puesto en práctica. Trascender en
aras de propiciar cambio social, brindar un espacio de inclusión para la población minoritaria, son algunas
de esas iniciativas.
Los cuestionamientos y aprendizajes que surjan de las investigaciones actuales no deben ser estériles, o
solo válidos para entornos de educación virtual, sino aplicables “performativamente” en otros escenarios
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