La estrategia no es un juego - Núm. 8, Junio 2012 - Perspectivas en inteligencia - Libros y Revistas - VLEX 485988790

La estrategia no es un juego

AutorCarlos Augusto Estupiñán Aponte
CargoDirector Escuela de Inteligencia y Contrainteligencia BG. Ricardo Charry Solano.
Páginas11-13
EDITORIAL
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Nº 8 • Junio de 2012 • pp. 11-13 • ISSN: 2145-194X
Editorial
LA ESTRATEGIA
no es un juego
Cuando se habla de estrategia, quizá la imagen más representativa que se puede encontrar es la de
ajedrez, que tiene como uno de los elementos más característicos el desgaste, ya que cada jugador
comienza con 16 piezas, que inicialmente controlan el 25% del área de juego y, a medida que
avanza, las piezas son eliminadas, forzando al enemigo a rendirse y lograr así el objetivo: matar
al rey. En la actualidad éstas son las características del juego y representan la simbología de sus
orígenes en la Europa del siglo XV.
El ajedrez plantea la estrategia más de forma táctica que estratégica y, aún con la evolución de los
conflictos, ya que eliminar la cabeza o el rey no garantiza el fin del adversario. Es decir, que la
estrategia entendida a partir del ajedrez, sin el apoyo de inteligencia, puede ocasionar el fracaso
en la implementación de una estrategia. La guerra de contrainsurgencia es el mejor ejemplo para
comprender que neutralizar la mayor cantidad de fuerza enemiga no es suficiente. Dentro del
ejemplo histórico, que planteó la estrategia como un juego de ajedrez, podemos presentar cómo
en Vietnam el general William Westmoreland vio el campo de batalla como un tablero de ajedrez
donde los ejércitos dan la pelea de frente, pero a diferencia del juego, Vietnam no tenía un objetivo
definido para atacar; es decir, no existían objetivos fijos o unidades fijas que destruir. El general
Westmoreland actuó bajo una estrategia de desgaste, queriendo dar la batalla a los norvietnamitas
e intentar matar a tantos soldados como fuera posible; por supuesto esto llevó a mayores bajas
entre los estadounidenses. Como diría Richard A. Gabriel:
Uno no gana una guerra sólo ganando batallas, ese es un concepto muy arcaico, Roma lo
aprendió, lucharon 40 años en España, 30 en Inglaterra y no pudieron controlar la insurgen-
cia. Guerras, batallas y operaciones militares, son más que medios para un fin, medios para la
consecución de objetivos estratégicos, que por lo general son políticos. Los militares tienen
un truco y es la guerra; y lo que sucede para los militares es que las guerras y las batallas se
vuelven un fin en sí mismo, sin considerar, si conducen al máximo fin estratégico, que es
quebrantar la voluntad del enemigo (History Channel, 2009).

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