Ética de la responsabilidad moral del ser humano. Un fundamento evolucionista de la naturaleza humana y su correlación con los Derechos Humanos - Núm. 18, Septiembre 2002 - Revista de Derecho de la División de Ciencias Jurídicas - Libros y Revistas - VLEX 51707892

Ética de la responsabilidad moral del ser humano. Un fundamento evolucionista de la naturaleza humana y su correlación con los Derechos Humanos

AutorJulia Sandra Bernal Crespo
CargoAbogada de la Universidad de los Andes. Profesora de Introducción Al Derecho y Civil Bienes en la División de Ciencias Jurídicas de la Universidad del Norte. sbernal@celcaribe.net.co.
Páginas27-57

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Introducción

Desde los sofistas se ha venido planteando la controversia entre la ley humana (nomos) y la naturaleza (phycis) como una reacción a las disposiciones legales en las que se desconoce la igualdad, dignidad, autonomía o libertad de miembros de la especie humana. Es así como predica Alcidamas que «la naturaleza no ha creado a nadie esclavo» 1, o como opina Anfitón cuando dice que no es posible la distinción entre griegos y bárbaros, ya que «todos somos iguales por naturaleza».2

Por más de veinte siglos está controversia se ha seguido sosteniendo por filósofos y juristas a partir de la dicotomía entre derecho natural y derecho positivo, por una parte, y entre moral y derecho, por la otra.

Las teorías sobre el derecho natural a lo largo de la historia han servido como contrapeso, fundamento o límite al derecho positivo. Sin embargo, se han desarrollado en su mayoría a partir de la escisión del hombre en alma y cuerpo, espíritu y materia, conciencia interna y conciencia social, naturaleza individual y naturaleza social.

Por otra parte, la moral social y el derecho han sido estudiados como construcciones culturales del ser humano y se han desarrollado teóricamente como dos ordenamientos normativos de regulación de la conducta humana. Es así como los innumerables debates sobre las relaciones entre ellos en los que se discute la primacía de un sistema sobre otro, la no relación entre uno y otro, su complementariedad, etcétera, son simplemente consecuencias de pluralidad de fuerzas, de métodos que se enfrentan recíproca e internamente en los diferentes sistemas culturales, bien sean religiosos, políticos, económicos, jurídicos o científicos.

Paralelamente a esta confrontación teórica y racional, la historia de los grandes conflictos de la humanidad nos ha mostrado que el hombre se ha rebelado a ser considerado o a que se considere a otros como inferiores y a ser tratados o que se traten como un instrumento frente a los demás; hemos entendido que esta rebeldía nace de la conciencia moral de la humanidad que es propia de su naturaleza humana. Obligado es entonces entrar a estudiar de dónde provenimos y cómo surgió el hombre, para entender qué es lo propio de él o, en otras palabras, qué o cuál es la naturaleza humana.

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De la confluencia de los aspectos expuestos ha surgido este estudio, cuyo contenido se desarrolla en torno a dos núcleos temáticos: en el primero se trata el tema de la evolución de la especie humana a partir de sus aspectos biogenéticos y antropológicos para concluir en el Homo sapiens como producto emergente; el segundo está dedicado al desarrollo histórico de la humanidad, y en él se analiza, en el primer apartado, cómo las creaciones culturales han sido utilizadas como instrumentos de dominación, y en el segundo, cómo la propiedad emergente de la naturaleza humana, es decir, la responsabilidad derivada de su ser moral, ha logrado que a través de reivindicaciones se reconozcan y garanticen los principios inherentes al ser humano: su dignidad, su autonomía y su libertad sobre la base de la igualdad de todos los miembros de la especie.

I La evolución de la especie humana

El ser humano (cualquiera y todos) lleva impreso dentro de sí la marca de la evolución de la vida en la tierra. Toda la vida existente hoy se encuentra emparentada, somos producto de una evolución de más de 4.000 millones de años y los homo sapiens en especial hemos surgido en el último minuto del reloj biológico. Podemos decir que somos muy antiguos por lo que llevamos impreso, pero muy nuevos como especie.

La especie humana que existe en la actualidad es el fruto de un proceso de hominización, de un diferente desarrollo evolutivo de hace aproximadamente 4 millones de años, fecha en la que nos separamos de los simios. Este proceso de hominización se produce con la interrelación e interacción de una serie de aspectos condicionantes que culminaron en el Homo sapiens: producto emergente, con propiedades inesperadas y diferentes.

Analizaremos la naturaleza del ser humano teniendo como base el término «evolución» pero usándolo en tres diferentes acepciones. En la primera parte estudiaremos al ser humano en su aspecto genético y biológico y utilizaremos el término en el sentido de «desenrollar». Posteriormente, miraremos al ser humano como fruto de una ramificación de un árbol o arbusto y, por último, como propiedad emergente.

Todo lo anterior con el fin de entender al hombre como un todo, un ser único, pero, a su vez, interdependiente e interactuante con su entorno y con la especie de la cual forma parte.

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1.1. Aspectos genéticos y biológicos del ser humano
1.1.1. Origen celular

La vida tal y como existe ahora tiene un origen compartido y único.

Independientemente de las formas tan diversas que la vida tiene en la tierra hoy, desde la bacteria más simple hasta el hombre, su maquinaria molecular central es exactamente la misma. Cada célula de cada organismo está formada a partir de los mismos veinte aminoácidos. Todos los organismos utilizan los mismos mecanismos de transferencia de energía para crecer. Todas las cadenas de ADN se construyen formando hélices dobles que giran hacia la izquierda (levógiras); jamás se han encontrado cadenas de ADN destrógiras (con giro hacia la derecha).

El funcionamiento del código genético en la síntesis de proteínas es también el mismo para todos los seres vivos. 3

Esto nos indica que pudo haber diversos orígenes, pero sólo a partir de uno la vida evolucionó tal como existe hoy en la tierra. Se desconoce cuándo se produjo el origen exacto de la vida en la tierra (se calcula que entre los 3.800 y los 4.000 millones de años atrás)4; sin embargo, sólo a partir del desarrollo de un núcleo organizado, hace unos 1.400 millones de años, se creó una nueva raza de organismos unicelulares, llamadas células eucariotas,que hacen posible que la evolución se acelere repentinamente.5

Las células eucariotas, dotadas de movimiento, un núcleo y orgánulos como las mitocondrias, surgen de la simbiosis6 de microorganismos que se unen, formando uno solo, con el fin de lograr la supervivencia y perpetuación. Es en este punto del origen donde los fines de supervivencia y perpetuación estarán presentes en todos los organismos vivos. Es tambiénPage 30 en este punto donde la unión de organismos crea uno nuevo, diferente y único; en el que sus componentes se especializan y aportan para el funcionamiento y la estructura del nuevo organismo cada vez más apto7. Los genes han generado todas las posibles capacidades para el cumplimiento de estos fines.

Los primitivos eucariontes fueron los progenitores no sólo de sus actuales descendientes unicelulares, los protozoos, sino también de todos los organismos pluricelulares vivos. 8

La forma de lograr la perpetuación de los grupos o especies es a través de la reproducción. Todos los organismos vivos poseen los mismos mecanismos que les permiten reproducirse de manera idéntica y corregir los errores de copia. Una fidelidad semejante hace imposible el apareamiento con extraños. Los mecanismos de separación han estado presentes desde el origen. 9

Es un reconocimiento de «yo», «tú», «otros».

Las células primitivas se reproducían asexualmente; algunas, sin embargo, encuentran otro modo que pudo ser en principio un método de protección frente a virus: la reproducción sexual, pues con el cambio de información genética en cada generación se impedía una parasitación eficiente. De hecho, el mecanismo para la diversificación de la biosfera al final de Proterozoico debió ser la combinación de mutaciones y la reproducción sexual.10

Los seres humanos provenimos de esa célula primera que fue capaz de organizarse como un organismo independiente y único, gracias a la unión de moléculas y bacterias que le dieron más posibilidades de defenderse de sus agresores, de adaptarse al medio ambiente, de reproducirse y de especializarse. También provenimos de la reproducción sexual, como forma de perpetuarnos desde hace 2 mil o 3 mil millones de años, y en la que con el intercambio de información genética de los progenitores surge un nuevo y único ser. Nuestro organismo está compuesto de millones de células eucariotas que se han unido e interactúan para hacer que biológicamente seamos lo que somos, y de células embrionarias, especializadas, organizadas y estructuradas para la creación de seres únicos. Además, también provenimos de «la selección natural, un difícil equilibrio evolutivo enPage 31el que interviene la herencia genética, el intercambio sexual, las mutaciones, el paso del tiempo y el cambio de medio». 11

En el origen de los seres vivos encontraremos, entonces, la marca indeleble de la interacción de las relaciones egoístas-altruistas, genotípicasfenotípicas, filogénicas-ontogénicas; también encontraremos la capacidad del ser de reconocerse como una individualidad y de reproducirse asexualmente y, posteriormente, la de reconocerse como semejante frente a otros con el fin de lograr la reproducción sexual. Pero al mismo tiempo y como reverso de la misma moneda mirará a los...

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