Evolución en la noción de riesgo asegurable y nuevos mercados: efectos y desafíos para la industria aseguradora desde una aproximación práctica - Núm. 49, Julio 2018 - Revista Ibero-Latinoamericana de Seguros - Libros y Revistas - VLEX 798393173

Evolución en la noción de riesgo asegurable y nuevos mercados: efectos y desafíos para la industria aseguradora desde una aproximación práctica

AutorVicente Rios Urzúa
CargoAbogado, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Adolfo Ibáñez (Chile)
I - Introducción

Un Asegurado potencial (o tomador de seguros) entiende que estimar, definir o describir una probabilidad de pérdida en términos de riesgos será lo que finalmente fundamentará la decisión de internalizar o no su gestión. En este sentido, una correcta categorización, previo a la toma de esta esencial decisión, implicará tener presente que el mercado Asegurador, por cuestiones económicas o intereses distintos de los técnico-preventivos que motivan la decisión del Asegurado, puede proponer pólizas con estructuras de cobertura que no necesariamente aborden toda la dimensión del riesgo que la industria del Asegurado produce.

En términos generales, buscar darle contenido al actual Art. 513 inciso segundo del Código de Comercio de Chile o a sus equivalentes en las legislaciones comparadas que buscan conceptualizar la noción de Riesgo Asegurable no resulta un esfuerzo inoficioso, dado que justamente lo que las partes contratantes de un seguro entiendan como riesgo asegurable será lo que finalmente circunscriba los esfuerzos indemnizatorios en caso de siniestro, entre otros efectos que regularán la relación Asegurado-Asegurador.

Podemos afirmar que actualmente la Industria Aseguradora vive un proceso de evolución que viene dado no sólo por la aplicación de nuevas tecnologías a los modelos de negocios, sino también por la creciente especialidad de las Gerencias de Riesgos y la continua sofisticación de las metodologías de identificación, análisis y tratamiento de riesgos, lo que se ha traducido en múltiples acciones preventivas, que emanan desde la misma industria (Asegurados, Aseguradores, corredores de seguros, consultores, etc.) y que vienen a apoyar las labores propias de los departamentos de suscripción. Lo dicho se traduce en nuevas formas de analizar riesgos tradicionales o conocidos, además de surgir nuevas contingencias en fases productivas o de generación de valor que muy probablemente la industria Aseguradora no había percibido antes.

Lo indicado deviene, a priori, en mayores oportunidades de crecimiento para la industria Aseguradora, pero también en mayores deberes de diligencia. En este sentido, el presente trabajo busca hacer notar cómo influye desde el punto de vista de las cargas o deberes de los agentes contratantes de un seguro la existencia de nuevos riesgos en industrias tradicionales y no tradicionales, y qué técnicas podrían aplicar estos agentes para buscar asegurar el cumplimiento de estos deberes.

II - Industria aseguradora regional: Cifras del crecimiento

A diciembre del 2017, 19 compañías de seguros generales chilenas (considerando las nacionales y extranjeras con participación en el mercado local) presentaban variaciones positivas en términos de aumentos en primas directas transadas, esto implica que un 70% de la industria mostró números positivos de crecimiento en comparación a su último año, esto sin considerar al menos 5 nuevos actores en el mercado quienes no cuentan con números del año 2016 para realizar la comparación1.

En Colombia, un importante referente para la industria en Sudamérica, la situación es muy similar. Podemos afirmar que serían casi 10 años de crecimiento continuo con variaciones positivas de entre el 3% y el 10% en totales anuales de primas transadas, tomando como referencia el último año de cierre estudiado por la industria (2017)2.

El 2015 México presentó cifras de crecimiento históricas, las que casi triplicaron lo que avanzó el PIB del país en el mismo periodo3, y esto no es muy distinto en los demás países de la región.

Si uno quisiera buscar respuestas podríamos encontrar múltiples líneas de análisis, pero en nuestra opinión son dos los elementos que cobran especial relevancia desde el punto de vista de la explicación inmediata.

En primer término, la tecnología a disposición del análisis de riesgos y suscripción de seguros a impactado la forma en que la industria Aseguradora gestiona su modelo de negocios. Esto redunda en que hoy existan mecanismos de cuantificación económica de ocurrencias o siniestros mucho más sofisticados que antaño y, basado en esto, mecanismos de distribución y retención de primas mucho más ajustados a lo real, elemento que finalmente ha devenido en un aumento en la cantidad de transacciones, mayor volumen de potenciales tomadores de seguros y menor costo directo de prima a retener.

En segundo lugar, derivado de la nueva tecnología disponible, se han generado mejores herramientas de valoración de riesgos, lo que ha permitido profundizar y diversificar la oferta de productos en industrias tradicionales que, desde una perspectiva de análisis técnico, han demostrado poseer riesgos de diversa naturaleza y, por ende, de distinto interés desde el punto de vista del mecanismo de transferencia a seleccionar.

Evidentemente existen otros elementos que expliquen de manera más completa y suficiente el crecimiento continuo que la Industria Aseguradora ha presentado, particularmente desde el punto de vista de los macro-ciclos económicos o incluso desde la conceptualización de los Seguros como elemento relevante en las cadenas de valor de las industrias aseguradas. Sin embargo, es la tecnología y cómo ello a influido en la generación de nuevas herramientas de delimitación de riesgos transferibles lo que, en lo inmediato, se presenta como una justificación asociada al cambio en los paradigmas tradicionales del mercado Asegurador que muy probablemente tenga nexo causal directo con el crecimiento que esta industria mantiene.

En lo sucesivo, presentaremos líneas respecto de cómo esta evolución implica no sólo crecimiento, sino necesarias adaptaciones desde tres perspectivas funcionales del seguro (desde la fase de suscripción, desde la fase de administración o gestión de siniestros y desde la relación de consumo existente en la contratación de un seguro) y cómo la internalización de una noción dinámica de riesgo y la conceptualización precontractual de ciertos deberes operan como mecanismos relevantes para asegurar la eficiencia (legal, administrativa y regulatoria) que la industria reclama.

III - Nueva perspectiva de análisis de riesgo asegurable: Una oportunidad dinámica para el mercado asegurador

Los deberes de correcta individualización, delimitación y no agravación que circunscriben la noción de riesgo devienen naturalmente en generar estrategias que permitan una mejor aproximación al concepto. Desde este punto de vista, la doctrina y práctica comercial se han centrado en generar clasificaciones con vocación generalista que permitan, en base a características básicas, aportar nociones descriptivas que faciliten la toma de decisiones del mercado Asegurador respecto a la asegurabilidad o no de un determinado riesgo.

Si pudiéramos tomar los elementos descriptivos generales, debiésemos afirmar que un Riesgo Asegurable es aquel que:

  1. Debe constituir un Peligro o amenaza.

  2. En términos de ocurrencia, debe ser un riesgo posible.

  3. Conocido o describible en su contenido o extensión.

  4. No imputable a dolo del Asegurado: Es un elemento ex post, pero desde el punto de vista casuístico-profesional del suscriptor, debe ser un elemento analizable ex ante.

En base a lo anterior, encontramos clasificaciones de diverso origen, como por ejemplo aquella de origen legal que encuentra su fuente normativa en los Artículos 530, 549 y 551 del Código de Comercio de Chile, que nos permite distinguir entre aquellos riesgos que corresponden naturalmente al Asegurador, aquellos por los que responde sólo en caso de mención expresa y aquellos por los que derechamente no responde4.

Otras clasificaciones esencialmente jurídicas nos permiten distinguir entre aquellos riesgos de naturaleza Personal, Real o Patrimonial, lo que sigue la distinción clásica asociada a la naturaleza del derecho que se busca proteger5. Algunas pólizas hablan de coberturas “todo riesgo”, pero es evidente que se trata de una descripción puramente caracterizadora que no necesariamente tiene una correlación literal, tal como algunos autores americanos se esfuerzan por aclarar6.

Esta visión tradicional nos permite distinguir también por magnitud, en términos de encontrarnos con riesgos puros y simples o riesgos catastróficos, por probabilidad, en términos de enfrentarnos a riesgos variables o invariables, o incluso por grado de variación, en términos de encontrarnos con eventos de magnitud constante, creciente, decreciente o estacionales7.

Así las cosas, es natural poder afirmar que la doctrina tradicional ha hecho muy buenos esfuerzos por conceptualizar en toda su extensión lo que puede o no calificarse como riesgo asegurable, lo que ha sido resultado de acuciosos estudios de lo conocido o lo que podemos denominar industrias aseguradas tradicionales, como transporte, vida u otros riesgos masivos como salud o líneas financieras. Sin embargo, a nuestro parecer, estas categorías no son suficientes si lo que queremos en aproximarnos al entendimiento de riesgos nuevos, tanto en industrias tradicionales como no tradicionales.

Son estos nuevos riesgos los que calificamos como Riesgos Atípicos para distinguirlos de los típicos, es decir, aquellos ya conocidos y estudiados por la industria Aseguradora de manera acabada y que tienen procesos de suscripción y renovación más o menos mecánicos. En líneas generales, describimos los Riesgos Atípicos como como aquellos desconocidos, normalmente con escaso o nulo precedente de...

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