Los estados de excepción y el auge del presidencialismo para enfrentar la cuestión social circa 1930-1959 - Estados de excepción y democracia liberal en América del Sur: Argentina, Chile y Colombia (1930-1990) - Libros y Revistas - VLEX 648930037

Los estados de excepción y el auge del presidencialismo para enfrentar la cuestión social circa 1930-1959

AutorJorge González Jácome
Páginas35-128
CAPÍTULO 1
Los estados de excepción
y el auge del presidencialismo
para enfrentar la cuestión social
circa 1930-1959
Introducción
En este capítulo se muestra el impacto de la cuestión social en el pensa-
miento constitucional de los tres países analizados en esta investigación. El
auge de la cuestión social implicaba un conflicto entre el capital y el trabajo
y los medios para resolverlo. Los líderes políticos latinoamericanos creían
que su labor principal era crear e implementar fórmulas para neutralizar
la lucha de clases, la cual veían como una peligrosa consecuencia de la
cuestión social. Las principales ideas políticas que surgieron en el periodo
se concentraron en la necesidad de reconstruir los lazos espirituales que
conectaban a los individuos con los proyectos nacionales comunes. La
democracia liberal fue criticada en repetidas ocasiones bajo el argumento
de que presuntamente protegía y construía intereses individualistas que
a su vez incentivaban la división entre las personas que conformaban una
nación. Igualmente, los partidos políticos estaban bajo ataque en la medida
en que perseguían intereses parciales de acuerdo a la ideología o intereses
de sus miembros en lugar de avanzar decididamente hacia el logro de los
fines nacionales. En consecuencia, el parlamentarismo fue desacreditado
a tal punto que los pensadores políticos de este periodo sospechaban que
la voluntad del pueblo no se formaba a través de debates racionales en los
parlamentos, ya que los miembros del legislativo no estaban interesados
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ESTADOS DE EXCEPCIÓN Y DEMOCRACIA LIBERAL EN AMÉRICA DEL SUR
en descubrir la verdadera voluntad de la nación y simplemente favorecían
sus agendas partidistas o personales. Este capítulo muestra que la crítica
contra la idea liberal de construir la voluntad general en corporaciones
populares representativas terminó en una reinterpretación de la noción de
democracia, la cual enfatizó que el ejecutivo –especialmente el presidente
en el caso latinoamericano– personificaba la voluntad popular.
Como consecuencia de la cuestión social y el auge del presidencia-
lismo, este capítulo muestra que los estados de excepción en Argentina,
Chile y Colombia aumentaron el espacio de discrecionalidad de la rama
ejecutiva, la cual adoptó decisiones para defender el “orden social” de
las fuerzas divisorias que estaban siendo disparadas por el choque entre
el capital y el trabajo. En Argentina, el marcado presidencialismo llevó a
una reforma constitucional en 1949 la cual, entre otras cosas, aumentó los
poderes de emergencia en manos del presidente con el fin de lidiar con
la cuestión social. En Chile, la reforma constitucional evidenció que el
presidencialismo era el modo dominante de la organización estatal luego
de los últimos años de la década de 1920 y por ende los juristas enfatiza-
ron repetidamente cómo el “neoconstitucionalismo” era una tendencia
global que daba mayor autoridad al presidente frente a las otras ramas del
poder. En Colombia, el creciente presidencialismo, de mano de una amplia
disposición constitucional en materia de estados de excepción, llevó a
los abogados constitucionalistas a sostener que el presidente podía tomar
medidas permanentes que seguirían vigentes incluso después de que se
superara la situación excepcional. Adicionalmente, los golpes militares de
1930 y 1943 en Argentina y de 1953 en Colombia mostraron que la labor
presidencial de defender el “orden social” podía implicar dictaduras de
emergencia que se legitimaban con argumentos democráticos basados en
la aprobación popular. Así, los dictadores militares pusieron a los países
bajo regímenes de excepción sobre la base de perfeccionar la democracia.
Para mostrar lo señalado anteriormente, este capítulo está dividido
en cuatro partes: la primera describe las ideas políticas más importan-
tes construidas en Occidente para enfrentar el choque entre capital y
trabajo y la lucha de clases. Estas ideas se enfocaban en la crítica a la
democracia-liberal y el auge del corporativismo; el objetivo era orientarse
a la reconstrucción de la comunidad orgánica que había sido amenazada
por el liberalismo y el comunismo. Las versiones portuguesas y españolas
del nacionali smo y el corporativismo basados en una interpretación del
pensamiento social católico fueron fuentes influyentes en el desarrollo de
la teoría política latinoamericana explorada en este periodo. Igualmente,
este capítulo trata especialmente la crisis de la democracia liberal bajo la
óptica de Carl Schmitt, quien expresaba una ansiedad común a los pen-
sadores de la época acerca del rol del poder legislativo. Las siguientes tres
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JORGE GONZÁLEZ JÁCOME
partes del capítulo se dedican al análisis separado del impacto de estas ideas
en Argentina, Chile y Colombia. Para cada uno de estos países muestro
inicialmente cómo los pensadores locales interpretaron sus problemas
políticos que les llevaba a considerar las soluciones a la cuestión social.
Posteriormente, para cada país, profundizo en las doctrinas jurídicas sobre
poderes de emergencia que los constitucionalistas construyeron y muestro
la forma como estas últimas deben entenderse en el marco de las ideologías
políticas imperantes en la época.
Las críticas contra la democracia liberal y el auge del
corporativismo
En el mundo occidental la derecha y la izquierda atacaron la democracia
liberal durante la primera mitad del siglo XX. La izquierda trató de mostrar
que este sistema sociopolítico gradualmente iría dando paso a la dictadura
del proletariado y posteriormente a una sociedad comunista donde el
estado desaparecería. Uno de los principales pensadores de izquierda que
articuló esta crítica fue Lenin al tratar de neutralizar algunas interpreta-
ciones socialdemócratas de la literatura marxista que habían aparecido
desde finales del siglo XIX. Lenin resaltó el aspecto revolucionario de los
escritos de Marx enfatizando la desaparición del estado como consecuencia
de una revolución y no como el resultado de un proceso socioeconómico
fuera del control de los seres humanos el cual llevaría a unas condiciones
en donde se presentaría la irreconciliable lucha entre burguesía y proleta-
riado. Por el contrario, el proletariado debía desempeñar un papel activo
en la destrucción/desaparición del estado y así desprenderse de una in-
terpretación pusilánime de Marx en donde el estado desaparecería como
resultado de un proceso natural e inevitable. Lenin concluía que el estado
burgués debía ser reemplazado por una sociedad comunista luego de una
violenta dictadura revolucionaria1. El estado liberal podía ofrecer, en el
mejor de los casos, una democracia aumentada pero no podía eliminar la
opresión burguesa; solamente una dictadura del proletariado podría hacer
una adecuada transición hacia la sociedad ideal –comunista–. En síntesis,
el desarrollo posterior a la democracia capitalista no se iba a producir de
manera gradual y paulatina y no iba a producir más y más democracia. El
desarrollo hacia el comunismo solo se produciría a través de la dictadura
del proletariado, la cual implicaba una “organización de la vanguardia de
los oprimidos como clase dirigente” con el fin de eliminar a los anteriores
1 Lenin,V. I., The State and Revolution. The Marxist Theory of the State and the Tasks of the Proletariat
in the Revolution (Moscú: Progress Publishers, 1969), 21-22.
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