El fenómeno biológico del VIH/sida - El tratamiento jurídico de los portadores del VIH y pacientes con sida en Colombia - Libros y Revistas - VLEX 276793289

El fenómeno biológico del VIH/sida

AutorCoral Pabón, Manuel Antonio
Cargo del AutorFacultad de Derecho y Ciencias Políticas
Páginas11-27

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Ha sido una constante inveterada en el ser humano de todas las épocas, la búsqueda de instrumentos capaces de brindarle la posibilidad de mejorar sus condiciones de existencia.

Por ser el hombre fruto de la naturaleza y vivir inmerso en ella, está sometido a la mutación o cambio de los elementos interno-externos vitales para su supervivencia y cuando dicha transformación resulta negativa, pone en juego todas sus capacidades para la obtención de los medios eficaces que lo retornen a un estado de relativa tranquilidad. Ha sido una lucha histórica y continua, de donde se han derivado diversos resultados, en pro y en contra de la especie humana. Es el caso de las enfermedades: nacieron con el hombre y lo han acompañado en el transcurso de sus fases de desarrollo en sociedad. Frente a ellas se han librado batallas con consecuencias diversas, que para los efectos del presente estudio las podemos ubicar en dos categorías: las positivas, cuando los resultados obtenidos han permitido extirpar o al menos controlar enfermedades que aquejan a la sociedad en toda su plenitud y las negativas, cuando los resultados respectivos no han sido halagadores, a causa de los intentos infructuosos por erradicar un mal que en principio es individual, pero termina convirtiéndose en social. A esta última categoría pertenece el caso del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), originado por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), caso que se aparta de los parámetros convencionales y se localiza en un nivel especial por una serie de particularidades, no únicamente de orden médico, sino también de carácter socio jurídico.

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1. 1 Características del VIH/sida relevantes para el presente estudio

Resulta ilógico y absurdo pretender regular normativamente la totalidad de los comportamientos y fenómenos sociales en general. Ante la imposibilidad de hacerlo, es función del intérprete adecuar la legislación existente en el momento, a los novísimos sucesos históricos que a diario se suscitan en una sociedad como la nuestra.

Si los hechos desbordan los marcos determinados por la normatividad vigente y consecuentemente se hace imposible su aplicación, so pena de incurrirse en graves errores de hermenéutica jurídica, se hace obligatoria la intervención de legisladores y jueces, para que mediante un adecuado ejercicio de su funciones constitucionales, entren a llenar los vacíos y deficiencias que necesariamente se presentarán ante la avalancha de fenómenos sociales que por su relevancia, merecen un tratamiento especial.

Desde el mismo instante del descubrimiento del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) causante del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), se generó un impacto social de severas consecuencias que indefectiblemente quedaron circunscritas ertla órbita del derecho. Es obvio que la sociedad en toda su plenitud se afectó de manera crónica ante el descubrimiento de un virus completamente desconocido para la comunidad médica y científica del mundo entero1. Más aún, el mundo se conmocionó ante la presencia

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de un virus mortal, transmisible voluntaria o involuntariamente, fuente de infundadas discriminaciones hacia sus portadores2. Como puede observarse, es un problema al que se encuentra enfrentada la humanidad entera y por ende, no puede pasar desapercibido para la ciencia del derecho.

Entremos a analizar las principales características del VIH/SIDA, las cuales deberán ser tenidas en cuenta en el análisis jurídico posterior:

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a Una falsa y peligrosa creencia

Con ocasión de que los primeros casos de VIH se detectaron en homosexuales, se pensó que el virus y el síndrome se encontraban exclusivamente en ellos. Los medios masivos de comunicación se encargaron de difundir esta errónea y desafortunada apreciación, con la consecuencia de que el común de la gente asumió la idea de que el Síndrome de Inmunodefidencia Adquirida era propio de los homosexuales3 y que por lo tanto no se corría riesgo alguno, mientras no se tuviera relación o contacto de ningún tipo con personas que hubieren optado por este tipo de vida sexual.

Está demostrado que el hecho de ser homosexual no influye en el grado de riesgo frente a la transmisión del VIH. Un heterosexual (caracterizado por realizar prácticas sexuales con personas de sexo diferente), está en similares posibilidades de adquirir el virus por las vías que se detallan más adelante. El sexo, la edad y la raza tampoco influyen. Toda persona puede llegar a ser portadora del VIH y desarrollar el SIDA posteriormente4.

Se ha señalado que uno de los mecanismos de prevención está representado en la estabilidad de las relaciones sexuales con exclusión de toda forma de promiscuidad. Sin embargo, al menos en Colombia y en el resto de América Latina, desde hace más una década el patrón de transmisión sexual del VIH cambió y las mujeres que mantienen una relación estable, frecuentemente son contagiadas. Tradicionalmente se ha considerado siempre un mismo modo de transmisión del virus: la vía homosexual (masculina particularmente), pero desde mediados de la década

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de los ochenta, las transmisiones por contacto heterosexual han aumentado, observándose un incremento porcentual en el número de portadores del sexo femenino. En un principio se creyó que, al igual que en África Central, las prostitutas transmitían el virus a sus clientes hombres. Pero en Colombia sucede lo contrario. Numerosos hombres dedicados a la prostitución, portadores del virus, lo transmiten a hombres bisexuales que posteriormente lo inoculan en sus mujeres y éstas en sus hijos5.

Como puede observarse, nadie está exento de contraer el virus y la falsa creencia de que únicamente los homosexuales (hombres y mujeres) eran propensos a su transmisión, ha quedado atrás con los descubrimientos que indican que el único requisito para llegar a tener el VIH es poseer la calidad de ser humano.

b El SIDA no es una enfermedad

Comúnmente nos referimos al SIDA como una enfermedad, pero propiamente no lo es6.

El SIDA, palabra formada con las iniciales de Síndrome de Inmuno-Deficiencia Adquirida (en inglés AIDS), no es una enfermedad en sí

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misma considerada sino un "síndrome o concurrencia de condiciones que definen clínicamente un estado anormal, en este caso referido al sistema inmunológico o protector del organismo contra las infecciones, que está a cargo de unas células especializadas, los linfocitos Thelper o inductores, cuya deficiencia o disminución cuantitativa permite el progreso incontrolado de infecciones oportunistas, no por razones genéticas sino en forma adquirida en el curso de la vida por contagio del virus VLTH-III (virus de la leucemia linfoma T humana, tipo III)" (subrayado fuera del texto)7.

Cabe aclarar que las células T-4 no son los únicos blancos de este virus, por cuanto también son susceptibles de ser infectadas, entre otras, las nerviosas y las cerebrales8. La mutabilidad del VIH imposibilita que las defensas del organismo lo puedan reconocer al presentarse con una apariencia diferente en cada una de sus generaciones. Se localiza básicamente en los linfocitos de la sangre, médula ósea, ganglios linfáticos, bazo, semen, tejidos cerebrales (por esta razón los pacientes con SIDA pueden presentar disfunciones del sistema nervioso y demencia) y en plasma exento de células como la orina, secreciones vaginales, saliva y lágrimas, aunque en cantidad insuficiente para contagiar en estas dos últimas9.

Ya se dejó anotado que el síndrome es ocasionado por un virus10,

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o sea, por un organismo subvisible que ocupa un lugar intermedio entre un ser vivo y la materia inanimada. Son los más pequeños de los parásitos y éstos a su vez, son una clase de microbios11.

c El largo camino hacia las vacunas

La prevención o inmunización mediante vacunas, son alternativas para combatir los virus. Pero para el caso del VIH, su rápida mutación se ha convertido en el mayor obstáculo que han enfrentado los investigadores que trabajan en el desarrollo de una vacuna para combatirlo. Es por ello que el VIH todavía se considera mortal, aunque debido a los tratamientos existentes hoy en día, en cierto sector el SIDA ha comenzado a ser considerado crónico, antes que irremediablemente fatal12. El presente estudio acoge el carácter mortal del virus.

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d Las diversas modalidades de transmisión

A contrario sensu del pensamiento popular, el virus del SIDA no es tan contagioso como otros que pueden transmitirse por diversos medios como el aire, el agua, picaduras de insectos y el trato social, entre otros. Por tal razón, es preferible hablar de virus transmisible y no contagioso.

El mayor peligro está representado en las relaciones sexuales con portadores asintomáticos, caso en el cual, el poseedor del virus desconoce esta condición o sí la conoce, pero su estado de salud es similar al de cualquier persona sana, porque las nefastas consecuencias del desarrollo del virus aún no se han manifestado (su período de incubación puede estar comprendido entre los 6 meses y los 10 años)13.

El virus del SIDA no soporta cambios repentinos de ambiente. Muere fácilmente al contacto con el aire o con temperaturas elevadas (67 grados centígrados). No resiste el contacto con sustancias como el alcohol (de más de 70 grados), blanqueadores, jabones, etc. Aún no se cuenta con datos referentes a casos de contagio con objetos de uso diario como cubiertos, prendas de vestir, bienes de uso público (piscinas, vehículos, etc.) o mediante el simple trato...

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