Filosofía y democracia (1918)
Autor | John Dewey |
Páginas | 105-121 |
fiLosofía y democracia (1918)*
¿Por qué un título como Filosofía y democracia? ¿Por qué losofía
y democracia y no, más bien, química y oligarquía, matemáticas y
aristocracia o astronomía y monarquía? ¿No es acaso el interés de la
losofía únicamente la verdad? ¿Y puede acaso la verdad variar con
las instituciones sociales y políticas mucho más que con los grados
de latitud y los meridianos de longitud? ¿Hay acaso alguna realidad
última para los hombres que viven allí donde el sufragio es universal
y otra realidad diferente en donde prevalece el sufragio limitado? Si
llegáramos a convertirnos en una república socialista la próxima se-
mana, ¿se modicaría la naturaleza de las realidades últimas y abso-
lutas con las que trata la losofía mucho más de lo que se afectarían
los principios de la aritmética o las leyes de la física?
Tales cuestiones, me imagino, dan vuelta en sus mentes cuando se
enfrentan a un título como el que he elegido para esta noche. E s claro
que estas son cuestiones que no se deben quedar dando vuelta s en un
subconsciente en receso o suspendido, sino que deben ser planteadas
de forma abierta, pues ellas tienen que ver con el primer y fundamen-
tal problema que se plantea un estudiante de losofía: el problema de
cuál es, en último término, el asunto mismo y la provincia propia de
* Dewey, “Philosophy and D emocracy”, MW 11: 41-53. Este texto fue in icialmente
un discur so dirigido a la Philosophi cal Union de la Universidad de Ca lifornia el 29 de novie m-
bre de 1918. Se publicó por primera vez en 1919 en California , en University Chronicle
21: 39-54. Fue publicado nuevamente en Jon h Dewey, Characters and Events, ed. Joseph
Ratner (Nuev a York: Henry Holt and Co., 1929) 2: 841-855.
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La democracia como forma de vida
la losofía. ¿De qué se ocupa? ¿Qué es después de todo? ¿Qué habría
que tener en orden a satisfacer sus exigencias? A cuestiones como es-
tas debo dirigirme principal mente en las observaciones que haga esta
noche, y dejaré el tema nominal y explícito de la relación entre demo-
cracia y losofía para ocuparme de él en gran parte como un corola-
rio, o incluso como una especie de epílogo.
Si volvemos, entonces, sobre los interrogantes imaginarios que
acabamos de plantear, nos encontraremos con que hay ciertos su-
puestos que subyacen a ellos; o, mejor, que hay por lo menos dos
supuestos. Uno es que la losofía clasica como ciencia; que su asun-
to consiste en un cierto cuerpo de hechos y principios jos y termi-
nados. La losofía es vista de esta forma y no, como su etimología
podría llevarnos a esperar, como una cierta forma de amor o deseo,
sino como una forma de conocimiento, de aprehensión y de recono-
cimiento de un sistema de verdades comparable, en su independen-
cia del deseo y esfuerzo huma no, con las verdades de la física. Tal es,
entonces, el primer supuesto. El segundo es que, dado que las reali-
dades o verdades que han de ser conocidas deben estar claramente
deslindadas de aquellas de las que se ocupan la física y las matemát i-
cas, con el n de que la losofía pueda ser, por sí misma, una forma
distintiva de conocimiento, lo que conoce la losofía es de alguna
forma una realidad más fundamental que la de las otras ciencias.
Esta se aproxima a la verdad mediante el esf uerzo por desarrollar una
visión más comprehensiva y totalizante, y capta la realidad en un
nivel mucho más profundo y fundamental del que lo hacen aquellas
disciplinas a las que los lósofos ortodoxos les encanta llamar cien-
cias especiales. Lo que estas enfrentan de forma asistemática y, por
tanto, más o menos errónea (dado que un fragmento arbitrariamente
arrancado de una tota lidad orgánica no es propiamente una verdad),
lo aborda la losofía de forma rotonda y rotund a; lo que estas abor-
dan supercialmente y, por así decirlo, en su apariencia, la losofía
lo enfrenta en su más profundo nivel, aquel en que se encuentran las
conexiones y relaciones.
Suposiciones como estas han sido, creo yo, cultivadas por muchos
lósofos. Reposan, además, en el fondo de las mentes de muchos es-
tudiantes que llegan a l estudio de la losofía. Están igual mente en la
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