Pequeña historia de un cine grande
Autor | Manuel Julián Mancini |
Cargo | Columnista y cronista de los diarios El Caribe y El Heraldo |
Páginas | 25-28 |
25
Revista No. 36 Bogotá-Colombia
Pequeña
historia de un
CINE GRANDE
Manuel Julián Mancini,
columnista y cronista de
los diarios El Caribe y
El Heraldo.
Con el éxito ecuménico (incluidos
los oscares) de Quién quiere ser
millonario, una cinta sobre la India
con texto de un autor indio, y
contexto de un director occidental,
se abre ante el mundo un antiguo
cine pujante y de múltiples aristas.
India es un país enorme en su
extensión y variado en su cultura,
segundo en población después de
China, y segundo en industria
cinematográca después de
Estados Unidos. Su cine es
muy popular en Asia y
África y en países tan
distantes como Ingla-
terra, Malasia, Panamá
o Australia, donde
existen comunidades
indodescendientes.
Mientras Bombay
es la meca de
Bollywood,
también se realizan
películas en
Lahore, Madrás y
Calcuta, con sus
cinematografías
del Sur: la tamil,
la telugo… con
uno de los géneros más
amados por ellos, como
es el mitológico basado
en las leyendas de esta
milenaria y espiritual civilización:
Parvati y Siva en un abrazo divino,
Kali tramutada en cortesana, la
bajada de Krisna al bosque entre
las pastoras borrachitas de amor
en la Gita-Govinda, del poeta
bengalí Jayadeva. Por otra parte,
las escrituras védicas nos cuentan la
obsesión brahamánica del Ser, que
nos previene de las gopis desnudas
ataviadas con joyas sonoras. Y por
encima de todo el Ser Absoluto,
el Atman supremo del budismo
tántrico, que legó el Ciclo de las
Cosas, también les ha servido de
inspiración audiovisual.
Desde los años veinte del fenecido
siglo empezaron a descollar tres
grandes productoras émulas de las
majors americanas: The Kohinoor
Film Company en Dadar, The Ranjit
Movietone en Parel y The Imperial
Film Company. Pero hagamos un
ashback: A mediados del siglo
XVIII, los colonizadores británicos
erigieron el teatro Bombay como una
copia del Drury Lane londinense y un
siglo más tarde el teatro Grant Road,
donde se representaban dramas
isabelinos para sus colonizadores.
Pero a medida que se nacionalizaban
devinieron en el emporio del teatro
Parsee, ancestro directo del cine
hindi con sus canciones y danzas de
Aamir Khan y Gracy Singh
en Lagaan (2001), que fue
nominada para un Oscar.
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