La influencia del federalismo competitivo en el nuevo régimen local español - Núm. 12-1, Junio 2010 - Estudios Socio-Jurídicos - Libros y Revistas - VLEX 306652990

La influencia del federalismo competitivo en el nuevo régimen local español

AutorVanessa Suelt-Cock
CargoUniversidad Javeriana, Bogotá, Colombia
Páginas199-232

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Introducción

En el marco de una economía globalizada, la movilidad de las actividades productivas, especialmente de las actividades financieras y de comunicación, obliga a los gobiernos regionales y locales a competir para atraer inversiones a sus ámbitos territoriales, pues las inversiones transnacionales son susceptibles de desplazarse de un territorio a otro si estiman que existen más beneficios desde el punto de vista de sus costes sociales, fiscales y si es más satisfactorio desde el punto de vista social, ambiente físico y gobierno local.1 Estos factores llevan a que el debate en la literatura sobre federalismo,2 en los años noventa, gire alrededor de la devolución de competencias a los gobiernos regionales y locales con las cuales tuvieran mayor libertad para tomar decisiones en sus ámbitos territoriales. Se proponía, con ello, ajustar estos gobiernos a las nuevas necesidades de los individuos de contar con

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gobiernos más cercanos localmente y a la vez integrados en un escenario mundial más interdependiente económicamente,3 así como fijar un balance del poder político entre los diferentes niveles de gobierno,4 pues con el federalismo cooperativo existía un predominio del gobierno central.5 En este sentido, el federalismo competitivo es un concepto que se propone transformar la aproximación económica del libre mercado de bienes públicos a un horizonte político, a la vez que le da un marco conceptual al federalismo fiscal; la competencia intergubernamental en el plano regional y local se concibe como un elemento que conducirá a la eficiencia en la prestación de los servicios y bienes públicos.

Ahora bien, los presupuestos de la competencia, entre gobiernos regionales y locales en la provisión de bienes y servicios, parecen entrar en crisis en momentos de dificultades en seguridad ciudadana y económica, durante las cuales los gobiernos nacionales intervienen directamente para contrarrestar dichas dificultades y aliviar sus efectos, dejando a los estados y gobiernos locales la implementación de las medidas bajo mecanismos cooperativos. No obstante, mediante las propuestas competitivas de participación en la configuración de política pública nacional y la innovación en su formulación, los estados y gobiernos locales actúan para evitar la concentración del poder político en el gobierno nacional y lograr su equilibrio.

En este contexto, a continuación se expondrá en qué consiste el concepto del federalismo competitivo, algunos ejemplos de su práctica en los Estados Unidos y las críticas de las que ha sido objeto. A la luz de estos conceptos, se describirán los elementos competitivos del Régimen Local introducidos por las recientes reformas estatutarias en España. Para realizar dicho recorrido, se parte del supuesto de que el sistema autonómico es un proceso federal6 en

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el cual el Régimen Local se está regionalizando; es decir, las competencias en materia local se están trasladando al ámbito regional.7 Esto es así porque en los estados federales este tipo de competencias está en cabeza de los Estados y pertenece a su ámbito de poder político.8 En el caso español, cuando los Estatutos de Autonomía regulan extensamente el Régimen Local, lo acomodan a las características que presenta en los estados federales.9

1. Concepto del federalismo competitivo

El federalismo competitivo fue desarrollado por Thomas R. Dye a partir de analogías entre el funcionamiento del mercado y las relaciones en un Estado Federal. Así, describe que en un Estado existe un mercado de bienes públicos en el cual los estados y los gobiernos locales compiten para satisfacer la demanda de sus contribuyentes y atraer a otros a sus ámbitos territoriales. A diferencia de las teorías del federalismo dual y cooperativo, que

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se enfocaban en las relaciones presentes en un Estado-Nación, el federalismo competitivo se enfoca en la existencia de una competencia entre los diversos niveles de gobierno,10 es decir, hace un énfasis en las relaciones horizontales.

El federalismo, visto como un modelo de mercado, es una derivación de la "Teoría pura de los gastos locales" formulada por el economista Charles M. Tiebout en 1956.11 El modelo propuesto por Tiebout se refería a los gobiernos locales y a los centros metropolitanos. Acorde con su teoría, las jurisdicciones territoriales de un sistema federal pueden decidir autónomamente sobre la provisión de bienes públicos y su correspondiente valor impositivo. En este sistema, los contribuyentes deciden qué comunidad satisface mejor sus preferencias trasladándose hacia la jurisdicción elegida. De este modo, "entre mayor sea el número de comunidades y mayor variación haya entre ellas, más fácil será para el elector satisfacer sus necesidades".12 Dye agrega que en la actualidad (desde los años noventa) no sólo es importante la movilidad de las personas naturales, sino la movilidad de capitales, principalmente de industria tecnológica. Por ello los gobiernos deben competir por atraer estas inversiones a sus ámbitos territoriales, pues le pueden significar importantes réditos.13

Una de las más importantes características del modelo de Tiebout era la autonomía de las regiones y de los gobiernos locales para decidir sobre la provisión de bienes y su precio. Este último se fija a través de la imposición de impuestos a los residentes del ámbito territorial. La competencia entre gobiernos locales consistirá en atraer residentes que votan por el mejor precio en la prestación de bienes públicos.14 Los impuestos deberán reflejar el costo de la prestación del servicio o provisión de bienes públicos en cada nivel territorial (impuesto-precio).

El modelo de Tiebout no sólo hacía énfasis en la satisfacción de los intereses de los electores-contribuyentes, sino en la eficiencia que la competencia generaba. "Con respecto a la producción se asume que las comunidades son forzadas a mantener los costos de producción al mínimo, ya sea por la eficiencia de los administradores locales o gracias a la competencia con otras comunidades".15 A la teoría de Tiebout contribuyó Oates, quién a

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través de su teorema de la descentralización16 demostró que en un sistema descentralizado se provee mejor de bienes públicos, pues esto se realiza de acuerdo con las preferencias locales; a diferencia de un sistema centralizado en el cual hay uniformidad de provisión de bienes públicos. En este sistema, en algunas regiones habrá sobreprestación o baja provisión, lo que lleva a que no se satisfagan las necesidades de los contribuyentes de forma adecuada.17

El federalismo competitivo recoge nuevamente estas formulaciones basando su proposición teórica en tres elementos: 1) la autonomía de los gobiernos regionales y locales es esencial para el logro del bienestar de los habitantes que viven en sus ámbitos territoriales, pues las preferencias de los contribuyentes se satisfacen mejor en un sistema de varios niveles de gobierno que en un gobierno que tiene en un nivel el monopolio de los bienes públicos; 2) los costos de los servicios y bienes públicos deben ser iguales a los ingresos recolectados por los contribuyentes en cada jurisdicción, y 3) debe existir la posibilidad de movilidad tanto de los contribuyentes como de las actividades productivas. Por consiguiente, cuanto mayor sea el número de gobiernos y variaciones en las políticas públicas que se ofrecen, así como en los beneficios fiscales, costos y cargas tributarias, el contribuyente podrá satisfacer mejor su demanda. En dichos sistemas diversos, los contribuyentes eligen los bienes públicos y los servicios que ellos prefieren, así como el costo que pagan por ellos. Para el efecto, los estados y gobiernos locales compiten entre sí con el fin de atraer a los contribuyentes ofreciéndoles los mejores bienes públicos al mejor precio. Conviene precisar que en un sistema de competencia ésta puede verse alterada si el Gobierno nacional determina las prioridades nacionales y trata a los estados y gobiernos locales como unidades administrativas, asignándoles responsabilidades de implementación política. Tampoco pueden los estados y gobiernos locales ser realmente competitivos si los costos de sus decisiones políticas son de algún modo externalizadas; es decir, asumidas por el Gobierno Nacional y trasladadas a los impuestos nacionales.18

De este modo, en el federalismo competitivo los estados y gobiernos locales deben ser capaces de realizar un cierto rango de políticas públicas para proveer una variedad de servicios públicos y variar su nivel y sus costos. A su vez, deben poder competir en regulaciones a las actividades privadas,

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y respecto de la naturaleza y cargas de los impuestos que establecen. En este marco de competencia, los contribuyentes, elegirán al gobierno que mejor satisfaga sus preferencias, asumiendo con ello los costos de las decisiones políticas realizadas en la jurisdicción elegida.19 En términos de Saskia Sas-sen, el federalismo competitivo promueve un proceso "desnacionalizador",20 proceso acorde con la época global en la que vivimos.

Ahora bien, la competencia fuerza a los gobiernos a rebajar costos en la provisión de bienes públicos, y con ello a hacer cada vez más eficiente su provisión. El centro del problema, según los economistas de libre mercado, será la habilidad de los gobiernos para determinar la demanda de servicios públicos de sus habitantes. De esta manera el federalismo competitivo fomenta la oferta de nuevos servicios públicos; es decir, la innovación en políticas públicas y mejores...

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