El Ingreso Público - Hacienda pública: las finanzas del estado - 4ta edición - Libros y Revistas - VLEX 401434502

El Ingreso Público

AutorOrtega Cárdenas, Alfonso
Páginas65-107

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Capítulo 3

El Ingreso Público

Generalidades

La importancia y la intensidad de las necesidades de la colectividad se han constituido en la clave para juzgar la cuantía o la magnitud de los gastos públicos y, a su vez, determinan la extensión que debe tener el sistema rentístico de un país.

Para atender dichas necesidades se hace necesaria la existencia de un fondo común el cual ha venido evolucionando tal como lo podemos imaginar al leer los planteamientos de Adam Smith y sus conceptos sobre la clasificación histórica de los pueblos.

A fin de poder determinar la evolución del fondo común (Hacienda) en los estados, acudimos a los planteamientos de Adam Smith mediante los cuales los tratadistas optaron por clasificar los pueblos desde un punto de vista histórico,Een dichos tratados encontramos pueblos cazadores, pastores, agricultores e industriales. Aunque es una clasificación un poco arbitraria puesto que en un mismo pueblo se puede encontrar diversidad de caracteres, sí nos sirve para formarnos una idea de la evolución que ha tenido el sistema rentístico a lo largo de la historia.

La primera y tal vez la única necesidad colectiva que tuvieron los hombres primitivos fue la guerra, bien sea como guerra defensiva o como guerra ofensiva. Es de suponer que aquellas tribus primitivas para atender dichos estados bélicos emplearon medios muy diferentes a los que posteriormente utilizaron pueblos sedentarios y nómadas.

3.1 los ingresos públicos

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HACIEnDA PÚBLICA. LAS FInAnZAS DEL ESTADO

La historia nos relata que en los pueblos cazadores ni siquiera existió la vislumbre del patrimonio público, fueron pueblos que vivieron de la caza y de la pesca y en los que cada individuo era un verdadero soldado cuya obligación se basó en la consecución de su sustento y de sus propias armas; en estos pueblos no existió ninguna milicia, pero cuando llegaba el momento de guerra toda la comunidad entraba en contienda. No existió en esta época ningún fondo común para atender esta necesidad.

Cosa análoga ocurrió en los pueblos pastores, pueblos que vivieron del producto de sus rebaños, los cuales se movían de las tierras altas a las bajas y de éstas a las primeras en consecución de alimento. Se encontró que el hombre llevaba sus propias armas, las cuales le permitieron defender sus rebaños y su propia vida.

Los primeros vestigios del patrimonio público, o sea, de una determinada cantidad de riqueza destinada a fines comunes se presentan en los pueblos agricultores por la esencia misma de su actividad; son pueblos que no pueden desplazarse de las tierras que le suministran la alimentación y los demás recursos indispensables para su subsistencia, viéndose obligados a especializar su gente, unos en la explotación de la tierra y otros en la actividad de la guerra. Quienes marchaban a la guerra necesitaban de medios para subsistir y medios para proveerse de armamento, los cuales necesariamente tenían que cubrirse con el patrimonio común.

La necesidad de una hacienda colectiva se hace indispensable en los pueblos industriales o las sociedades manufactureras, no solamente para atender el gasto en el que incurren las milicias que van a la guerra o que defienden sus propiedades sino debido a la necesidad que estos pueblos tienen de construir vías de comunicación y de pagar una administración de justicia.

La forma primitiva de los ingresos públicos la constituyen las dádivas o contribuciones voluntarias hechas por cada uno de los asociados, dádivas que con el correr de los tiempos, y en virtud de que la costumbre crea ley, vienen a convertirse en los modernos tributos. Fueron origen también en aquella época de los ingresos estatales el botín de guerra, las contribuciones forzosas que debían pagar los pueblos sometidos y especialmente los productos de la conquista.

Por último, como ingreso del gobierno aparecen los conocidos impuestos. La primera forma de ellos fue el impuesto por cabeza o impuesto de capitación. En aquellas sociedades primitivas en las cuales los ciudadanos como norma general eran igualmente pobres e igualmente ricos, el establecimiento de un impuesto per cápita era justo debido a que la propiedad individual no había logrado el desarrollo que hoy en día tiene y fue aceptado y justificado como impuesto uniforme, puesto que la capacidad tributaria del individuo no se medía hasta entonces por el monto del patrimonio individual.

A medida que las condiciones económicas de los individuos se han venido diversificando como consecuencia del desarrollo de la propiedad privada aparece la acentuada desigualdad entre los hombres, resultado del aprovechamiento por unos de su esfuerzo, de su capacidad y de cualquier oportunidad. En ese momento es cuando toma el carácter de injusto el impuesto de capitación y se hace necesario otro tipo de gravamen. Surgen entonces los conocidos impuestos a la propiedad y al consumo.

Alfonso Ortega Cárdenas

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3. El Ingreso Público

En la Edad Media los reyes y príncipes rehuyeron siempre el establecimiento de los impuestos directos pues lo consideraron delicado y causante de despertar protestas y desarrollar revoluciones por parte de los vasallos. Se mostraron siempre partidarios del establecimiento de los impuestos indirectos debido a que su cobro se puede efectuar en forma disimulada y muchísimos de ellos sin contar con la presencia del recaudador que en todos los tiempos y en todos los sistemas se manifiestan como elementos odiosos. Este tipo de impuestos (indirectos) se vino a constituir en la fuente primordial de generación de ingresos para los Estados, pues aún en nuestros días el establecimiento, y desde luego el pago de un impuesto directo tan sólo podemos decir que es propio de civilizaciones muy avanzadas y de gran cultura.

En la historia de la humanidad se han utilizado diversidad de acepciones para identificar los aportes que han hecho los asociados a sus gobiernos a fin de que estos puedan dar satisfacción adecuada a las necesidades colectivas. Para nuestra ilustración daremos el nombre de algunas de ellas:

Donna o benevolencia. Tal vez ha sido el término más antiguo utilizado por el hombre a fin de solicitar colaboración mediante donaciones o entregas gratuitas.

Precario. Término utilizado para obtener ingresos mediante súplicas. Fue utilizado en las colonias por la corona española.

Adjuntorium. De este término se derivó posteriormente el término conocido hoy en día como aid que significa auxilio. De él derivó en España el término Pechos y Cargas y en Francia la terminología Gabeille.

Imposta. Fue la terminología más cercana a la utilizada hoy en día y de ella muy seguramente se derivó el término actual en la mayoría de países: impuesto. En los países anglo-sajones se usa el término Tax.

En los antiguos estados como Grecia se vivió de las rentas de los bienes de dominio público y de las multas que imponían por cualquier tipo de infracción, pero llegaron a ser tan gravosas que en muchos casos vinieron a constituirse en verdaderas confiscaciones, botines de guerra, indemnizaciones exigidas a los pueblos sometidos y dádivas o regalos concedidos por otros estados con los cuales tuvieron alianzas. Pero para ellos, en realidad el establecimiento de impuestos para subvencionar el manejo del Estado fue prácticamente desconocido.

En Roma la organización política fue tan grandiosa como la misma extensión de su territorio, ello le originó grandes gastos y para cubrirlos tuvo necesidad de acudir a todo tipo de recursos.

Fuente principal de sus ingresos fue el patrimonio de las rentas públicas, que en un principio fue suficiente para cubrir sus gastos, pero las malas administraciones y los grandes despilfarros fueron haciendo deficientes dichos recursos y el Imperio se vio obligado a buscar otras fuentes; fue así como se estableció por primera vez el llamado tributo aplicado a los pueblos vencidos, el botín de guerra, que se exigía por las huestes vencedoras y se compartía con el Imperio, se estableció el conocido hoy en día con el nombre de impuesto predial y se castigaron igualmente los llamados derechos de herencia. Desdichadamente para el Imperio, a medida que veía crecer sus rentas veía igualmente aumentar sus lujos y crecer sus despilfarros y malas administraciones, lo que hacía necesario crear nuevas fuentes generadoras de ingresos, trayendo consigo el descontento de la población y dando como resultado la ruina y destrucción del Imperio.

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3.2 enfoques económicos utilizados por los países desde el siglo XiX

Todos los países necesitan de ingresos o recursos para atender las necesidades colectivas en la mejor forma, para ello el mundo entero ha venido experimentando diferentes sistemas económicos que le garanticen a los gobiernos la mejor manera de solucionar las necesidades más apremiantes, de tal suerte que se hace necesario plantear los sistemas que desde el XIX se han establecido en el mundo entero.

Desde el siglo XIX han imperado tres enfoques económicos, determinantes del papel que debe jugar el Estado para asegurar y permitir el desarrollo del mercado y por lo tanto una mayor acumulación de riqueza sin olvidar sus fines sociales, pero orientados a mejorar las condiciones de vida de la población. Estos tres enfoques son: Estado Liberal Clásico, el Estado Benefactor y el Estado neoliberal.

el estado liberal Clásico

Fundamentado en las doctrinas económicas de Adam Smith que orientaron el modelo de desarrollo y la relación Estado-mercado adoptados por los países desde finales del siglo XIX hasta que colapsó con la gran depresión de 1929.

Smith, como fundador de la economía moderna, en su libro “La riqueza de las naciones” consideró que las fuerzas que mueven la economía son la productividad del trabajo y la acumulación del capital, las cuales han sido tomadas por las teorías actuales del crecimiento.

Sus principales...

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