Narrar para sanarse y ser protagonistas en la construcción de paz: la experiencia de la Comisión de Verdad, Memoria y Reconciliación de las mujeres colombianas en el exterior
Autor | Helga Flamtermesky |
Páginas | 193-211 |
Capítulo 7
Narrar para sanarse y ser protagonistas
en la construcción de paz:
la experiencia de la Comisión de
Verdad, Memoria y Reconciliación de
las mujeres colombianas en el exterior*
H F**
Nada sin las mujeres, todo con las mujeres.
No queremos ser narradas,
sino las que narran.
Reclamo de la Comisión de Verdad,
Memoria y Reconciliación
de las mujeres colombianas en el exterior
Introducción
A lo largo de las últimas décadas, millones de hombres y mujeres salieron de
Colombia buscando un futuro mejor. Muchas fueron víctimas directas de la
guerra. Otras migraron sobre todo por razones de estudio, trabajo o por lazos
afectivos; pero también en estos casos el conicto armado atraviesa su experien-
cia vital. En el momento en que Colombia se enfrenta a la tarea de reconstruir
* Para citar e ste capítulo: htt p://dx.doi.org/./.
** Doctora en Psicología So cial de la Universidad Autónoma de B arcelona (España). Es la coord ina-
dora internacional d e la Comisión de Verdad, Memoria y Reconcil iación de las Mujeres Colombianas
en el Exterior. Correo e lectrónico: helgaefr@ gmail.com
entre la guerra y la paz
su memoria histórica para sobrevenir un pasado violento, la Colombia que vive
en el exterior (la diáspora) siente la oportunidad —entre derecho y deber— de
ser partícipes de un momento histórico. Nacen entonces las dudas: ¿Cuál es el
papel de la diáspora en la construcción de paz?, ¿a quién le toca abrir las puertas
de la participación de la comunidad colombiana en el exterior?
A nales del , un grupo de mujeres residentes en Londres decidimos
dar respuesta a estas preguntas. Siendo militantes de diversas iniciativas de
construcción de paz, sentimos la necesidad de crear un proceso diferente,
innovador, que pudiera convocar al amplio abanico de identidades sociales,
económicas, políticas y étnicas de la diáspora colombiana que, en su mayoría,
no participa del activismo; un espacio pausado, respetuoso de conocimiento,
diálogo, reexión y acción orientada especícamente a trabajar la memoria
histórica de las mujeres.
Nace así una iniciativa ciudadana que llamamos la Comisión de Verdad,
Memoria y Reconciliación de las mujeres colombianas en el exterior (en ade-
lante, la Comisión; véase más información en http://www.c-r.org/). Desde
el inicio apostamos por un enfoque psicosocial con el objetivo de sanar, recons-
truir y reparar como un ejercicio político (Martín-Baró, ), sustentando
nuestra acción en propuestas feministas planteadas tanto desde el activismo
social como desde la academia.
Conscientes de que la iniciativa tiene un componente de investigación,
adoptamos el concepto de “conocimiento situado” establecido por la cientíca
social Donna Haraway (), que implica reconocer y legitimar que trabaja-
mos desde la no neutralidad: nuestra voz y experiencia están presentes en todo
cuanto hacemos y, al mismo tiempo, están afectadas o modicadas por un pro-
ceso reexivo-dialógico. Por esta razón, escribo este texto en primera persona,
mezclándolo con voces de las mujeres que participan en la Comisión.
La Comisión trabaja con una apuesta clara por el empoderamiento de las
mujeres participantes, en el sentido de devolver poder y descolonizar aspectos
del poder machista y patriarcal que insisten en ver a las mujeres víctimas del
conicto como agentes pasivos. Debemos hacer un proceso que descolonice
conocimientos y cuerpos, siendo conscientes de que esto implica enfrentar
jerarquías de poder raciales, territoriales, culturales y epistémicas. Que su-
pone cuestionar prácticas institucionales y también imaginarios personales en
torno al papel que han desempeñado las mujeres durante el conicto. Estamos
seguras de que las perspectivas y las experiencias de las mujeres pueden dar
otras lecturas sobre la guerra, y es probable que también puedan modicar
la narrativa histórica del conicto armado que hemos sufrido por décadas en
Colombia.
Uniendo las propuestas de Fals Borda (), Martín-Baró () y de
feministas como Sandra Harding () y Celia Amorós (), en términos
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