Outsourcing y trabajo digno: encuentros y desencuentros
| Autor | José Ricardo Méndez Cruz |
| Páginas | 100-119 |
calidad de vida laboral y trabajo digno o decente
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Introducción
Abordar el tema de la subcontratación, tercerización u outsourcing en con-
junto con el de trabajo digno o decente implica, en primera instancia,
un reconocimiento de que ninguno de los dos es nuevo, sino que el primero
se desprende de una búsqueda histórica por la maximización de los benecios
económicos, y el segundo, de una intención por equilibrar y reivindicar las cada
vez más precarias condiciones de trabajo, que no pueden ni deben considerarse
un tema reciente en la agenda política de los países.
La literatura especializada ha omitido conjuntar ambos temas desde una
perspectiva guiada por el análisis doctrinal de ambos conceptos. Abundan los
estudios y las opiniones desde la óptica de la gestión empresarial, la reduc-
ción de costos, la motivación y otros temas vinculados que han servido para
justicar que cada vez un mayor número de trabajadores se contraten bajo el
esquema de tercerización. Por otro lado, se han realizado esfuerzos para medir
el trabajo digno o decente, sobre todo a niveles macro, a través del desarrollo
de propuestas de indicadores para su cuanticación.
En este capítulo se pretende abordar el análisis doctrinario del concepto de
trabajo digno o decente a la luz de la legislación mexicana —que adoptó el mul-
ticitado término en el — y cómo la subcontratación o tercerización afecta o
pareciera contradecir las intenciones de aquel. El capítulo aborda, en un primer
apartado, el origen del concepto de trabajo digno o decente. En un segundo
momento se hace un análisis del concepto de subcontratación, se agrupan argu-
mentos en su contra esgrimidos por autores latinoamericanos y, nalmente, se
señala con base en esos argumentos por qué se considera que la subcontratación
es contraria a la idea de trabajo digno o decente.
El trabajo digno o decente: una añeja aspiración
Pudiera pensarse que la pretensión de los policy makers de un trabajo digno
o decente es más cercana a la modernidad; sin embargo, no deben omitirse
aquellas luchas de los esclavos romanos emancipados para dar paso a una Edad
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Media que, a pesar de la preeminencia del sistema feudal, propició el surgimien-
to de los gremios. Tampoco debe olvidarse el papel del cristianismo, como lo
señala De la Cueva (s. f.):
Es la primera gran reivindicación del hombre con sentido universal, pues, al
declarar la igualdad y la idéntica dignidad de todos los hombres, abrió las com-
puertas a través de las cuales correría más tarde el torrente de la libertad. Pero la
Edad Media no pudo ver nacer un derecho del trabajo con el sentido universal
del cristianismo, como tampoco pudo surgir […] en el siglo individualista y li-
beral de la Revolución Francesa: aquellos siglos de la historia vivieron envueltos
por el principio de la jerarquía de los seres humanos y de los poderes públicos.
De ahí que, al lado de la ordenación política, que iba de los señores feudales al
rey, al emperador y al papa, la vida económica estuviese sometida a un sistema de
jerarquías, dentro del cual el campesino y el trabajador carecían de todo derecho
y si alguna vez lo tuvieron, faltó un medio ecaz para hacerlo valer. (pp. -)
Algunos otros indicios de la intención de dignicar las relaciones calicadas
como laborales se pueden encontrar en la encíclica Rerum Novarum, en la que el
papa León XIII, en , cuestionaba que se tratara al trabajo como un artículo de
comercio. El advenimiento del siglo XX, caracterizado por la promoción de los
derechos humanos, permitió que, como parte de estos, se considerara y discutiera
el derecho al trabajo, la igualdad laboral entre hombres y mujeres, la erradicación
de la explotación laboral infantil, entre otros.
No es desconocido que el trabajo es un derecho universal de todas las per-
sonas, sin importar su condición social, cultural, religiosa, sexual o racial, que
permite mejorar su calidad de vida y, por ende, el desarrollo económico de las
naciones. Por esto, en se crea la OIT, bajo la imperiosa necesidad de contar
con una institución que tuviera como nalidad el establecimiento de una estruc-
tura social en pro de la paz y de la estabilidad, donde el quehacer económico
estuviera presente como agente para engendrar prosperidad y justicia social y
en lo que respecta a las condiciones de vida de los trabajadores y al mundo del
trabajo. El organismo nace con el objetivo de proponer acciones que permitieran
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