Los payasos como herramienta soeioedueativa para la intervencion comunitaria. - Núm. 27, Enero 2019 - Prospectiva - Libros y Revistas - VLEX 766181469

Los payasos como herramienta soeioedueativa para la intervencion comunitaria.

AutorGana-Da

Clowns as an social and educative tool for community Intervention

Sumario: 1. Introducción; 2. La trayectoria de los payasos vascos en las últimas décadas; 3. Objetivos de investigación; 4. Metodología; 5. Resultados e interpretación; 6. Conclusiones; 7. Referentes.

  1. Introducción

    Detallar la perspectiva histórica sobre el payaso y su evolución nos ayudará a situar las fuentes teóricas del trabajo. Según diferentes publicaciones, el término clown se utiliza como término universal para definir esta disciplina artística (Nicoll, 1977; Crowther, 1979; SáinzMoreno, 1990). Sin embargo, no hay un acuerdo sobre la diferencia entre los términos payaso y clown que participan de este oficio (Ros-Clemente, 2015a). Por lo tanto, como son muchas las clases de payasos y las habilidades que realizan ¿de qué estamos hablando cuando hacemos uso del término payaso?

    Históricamente, el payaso ha tenido un objetivo simple y claro: divertir, entretener y hacer reir (Jara, 2011). No obstante, no hay ningún texto que explique la completa definión del payaso, ya que en la historia ha habido payasos de todo tipo en el mundo: arlequín, saltimbanqui, bufón, oliver, augusto, contraugusto, cara-blanca, pierrot, polichinela, tony, cómico, trovador, tramp, titiritero, volatinero, mimo, mesie loyal, clown o juglar ..., en cambio el comportamiento de ellos en sus espectáculos ha sido diferente. Por lo tanto, cuando hablamos de todos estos términos, nos estamos refieriendo a los payasos. Esto quiere decir que hablamos del payaso (tomando en consideración todas sus variedades) cuando hablamos de la personas que comparten su forma de ver el mundo en clave de humor, con el objetivo de remover emociones.

    En cualquier caso, el payaso oficialmente no ha sido visto con buenos ojos: al igual que se ha visto como ridículo y tramposo, ha sido menospreciado, censurado y marginado en muchas épocas. De todos modos, como recalca Fo (2008), el trabajo de los payasos no es baladí, ya que se considera como un quehacer constante, disciplinado y que requiere de mucho esfuerzo; además, Rico-Medina (2015) valora la función social, política y antropológica del mismo. No obstante, Fo (2008) cree que el payaso ha perdido su compromiso y su influencia política.

    Ceballos (1999) se toma muy en serio el potencial cómico del payaso, ya que concluye que el payaso tiene la capacidad de influir en las emociones de las personas valiéndose de todo su cuerpo. Además, como menciona Domínguez (2015), el payaso ha subido muchos escalones en todo el mundo y este fenómeno se ha convertido en parte de la cultura del bienestar. Tenemos como ejemplo el payaso Chirajito de El Salvador, que le dió una utilidad social al oficio de payaso al reunir a niños y niñas de la calle y enseñarles el oficio en su creación El circo de los niños, así como otras grandes aportaciones a esta modalidad artística circense como el Congreso de payasos, promoviendo los derechos humanos, la creatividad y el respeto mutuo entre comunidades (Melara-Martínez, 2011). Por todo, difícilmente se puede decir que el trabajo del payaso sea simple y fácil.

    ¿Qué es, por lo tanto, ser payaso? Como define Guarnizo (2013), el payaso puede influir en la sociedad transmitiendo sus valores a través del humor. Asimismo, el payaso también es capaz de enseñar y sensibilizar, y puede transformar los pensamientos de los demás. Transmite y estimula los valores y las emociones que fortalecen las capacidades personales y colectivas (Ros-Clemente y Úcar, 2013). Por lo tanto, el acto del payaso se puede tomar como una disciplina artística que hace posible el autoconocimiento, la cual se basa en el aprendizaje en base al respeto y la aceptación, ya que basándose en una metodología asentada en la risa y el humor, la aceptación de uno mismo lleva a la aceptación del prójimo.

    En muchas ocasiones el trabajo del payaso se ha situado dentro del desarrollo del circo, y hoy en día tenemos indicios de ello, ya que el payaso y el circo son vistos como herramientas pedagógicas por los profesionales de la educación y el trabajo social. Tenemos un ejemplo de ello en Cataluña (España) donde la formación artística y social que ofrece la plataforma Ateneu Popular 9 Barris gestionada por la organización Bidó de Nou Barris, tiene como eje central el circo. Esta iniciativa comenzó haciendo diversos talleres de circo y después llevó a cabo acciones con la participación vecinal, convirtiendo el circo en herramienta comunitaria para mejorar el entorno social próximo (Alcántara, Llotje y López, 2009).

    El proyecto Circo en acción (2017), promueve el abrir las puertas a la expresión y a la creatividad, fundamentándose en que éste impulsa la autonomía, la responsabilidad y los valores de la ciudadanía. Este proyecto, a través del arte del circo, cree que los centros educativos pueden convertirse en espacios de juego, encuentro e intercambio de relaciones entre los componentes de la comunidad educativa para promover la solidaridad entre iguales.

    Esta modalidad de circo social tiene objetivos similares a los de la nueva modalidad de teatro llamada Teatro del Oprimido, siguiendo la Pedagogía del Oprimido de Freire (1970), basado en su pensamiento y su práxis y también influenciada por la modalidad de Teatro de Brecht. El dramaturgo y educador social Augusto Boal creó el Teatro del Oprimido, como una nueva modalidad que, valiéndose de diferentes técnicas dramáticas, sirve para denunciar las injusticias sociales y las situaciones sociales de miedo, opresión y/o exclusión (Boal, 2011).

    Esta novedosa práctica pedagógica llevada a cabo a través del teatro, propone un sistema educativo a favor de los oprimidos. Así, esta técnica artística coincide con la pedagogía de la concienciación de Freire (2005), puesto que al igual que en la Pedagogía del Oprimido todo individuo es protagonista de su educación. En el Teatro del Oprimido, Boal también cree que todos podemos aprender y enseñar, siempre y cuando sea a través de relaciones basadas en la horizontalidad; estando todos a la misma altura, sin oprimidos ni opresores, y respetando al prójimo (Molina-Montecinos, 2005).

    En el ámbito escolar también encontramos experiencias sobre el uso del clown como herramienta pedagógica y didáctica en el aula (HobdayKusch & McVittie, 2002), donde mediante técnicas artísticas se trabajan y profundizan la creación de procesos discursivos del alumnado. En esta misma línea Ruch, Platt y Hoffman (2014) han subrayado las potencialidades de las técnicas del clown en aula de cara a la mejora en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

    De todo ello se deriva que no es sencillo clasificar a los payasos y que quizá el criterio más habitual es en función de la finalidad de su intervención. De ahí que se diferencien los payasos artísticos/escénicos (Robb, 2007; Salcedo-Barzola, Castro-Salcedo y Rivadeneira-González, 2018; Starobinski, 2004), los terapeúticos (Ford, Courtney-Pratt, Tesch & Johnson, 2013; Galindo-Caicedo y Garzón-Benavides (2015); Kontos, Miller, Mitchell & Stirling-Twist, 2017; Linge, 2012) y los que intervienen en el ámbito social (Christen, 1998; King, 2017; Shepard, 2011). Es en esta última clasificación donde, a su vez, se distinguen a los payasos comunitarios, humanitarios, rebeldes y socioeducativos (Ros-Clemente y Úcar, 2013). Cada uno de ellos con funciones distintas pero que tienen como denominador común la defensa de los valores universales (Ros-Clemente, 2015b):

    * Comunitario: busca la construcción y búsqueda de creación de espacios de juego cómico-poéticos públicos, con el objetivo de llegar a conseguir la implicación de la comunidad.

    * Humanitario: promueve ayuda humanitaria a través de formación y/o espectáculos para la mejora de las condiciones de vida en zonas afectadas por desastres naturales, conflictos, etc.

    * Rebelde: trata de romper el poder de las jerarquías, poder bélico y militar, con la desobediencia civil y la participación política a través de la risa.

    * Socioeducativo: trabaja con procesos socioeducativos favoreciendo el desarrollo de la ciudadanía en todas sus dimensiones: personal, social o comunitaria, y crítica (Gayá-Coll, 2018; SocialClown, 2014).

    Por lo que a este último se refiere, al hablar de payasos que trabajan dentro del ámbito de la sociedad y de la educación, se asume también que dentro de ésta la educación especial y la de los adultos, cobran un sentido especial y una atención cuidada. Aunque temas transversales como la educación para la salud y la animación sociocultural son objeto de atención. En definitiva, una modalidad de payaso que atendiendo a cuestiones para las que la sociedad reclama su atención, las aborda como objeto para la mejora de la ciudadanía y el cambio social (Ros-Clemente, 2015b).

    Siguiendo a este mismo autor, el payaso socioeducativo hace uso del humor como principal herramienta para la práctica comunitaria y crítica para incidir en esa función socioeducativa. Asimismo, este tipo de payaso, refleja y transmite los valores humanos, sentimientos positivos y emociones democráticas que influyen en las dimensiones personales, sociales y críticas de la animación sociocultural que define Ventosa (2008). En otra clasificación de la modalidad del payaso (circense, promocionador de restaurantes, artístico, teatral, social y hospitalario) que el británico payaso King realizó en una investigación en una estancia en Colombia, también reafirma la labor social del payaso el cual educa a la ciudadanía en el espacio público.

    Dicho de otro modo, y como mencionan los autores Ros-Clemente y Úcar (2013) en cuanto a la dimensión personal "se refiere a que la persona adquiere valores de honestidad, aceptación, sinceridad, alegría, entre otros, obteniendo capacidades de disfrute de la vida y cognitivas como imaginar, percibir, razonar" (Ros-Clemente y Úcar, 2013, p. 16). Respecto a la dimensión sociocomunitaria, "existe una transmisión de valores humanos y positivos, que consiguen implicar a la persona en la comunidad a través del...

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