La corte penal internacional y la salida negociada al conflicto armado - Núm. 25, Julio 2006 - Revista de Derecho de la División de Ciencias Jurídicas - Libros y Revistas - VLEX 51761151

La corte penal internacional y la salida negociada al conflicto armado

AutorJaime Sandoval Fernández/Jorge Abello Gual
CargoDoctor y Magíster en Derecho Penal/Abogado, Especialista en Derecho Penal
Páginas5-46

    Este artículo es resultado de investigación del proyecto "Estudio Político Criminal y Dogmático del Estatuto de Roma", financiado por la Universidad del Norte.


Jaime Sandoval Fernández: Doctor y Magíster en Derecho Penal, Universidad Autónoma de Barcelona (España). Profesor de Derecho Penal e investigador líder de la línea "Política criminal y dogmática penal", del Grupo de Investigación en Derecho y Ciencia Política (GIDECP), categoría B de Colciencias, de la Universidad del Norte, Barranquilla (Colombia). Dirección postal: Universidad del Norte, Km 5, vía a Puerto Colombia, A.A. 1569, Barranquilla (Colombia). jsandova@uninorte.edu.co.

Jorge Abello Gual: Abogado, Especialista en Derecho Penal de la Universidad del Norte. Joven Investigador adscrito al Grupo de Investigación en Derecho y Ciencia Política (GIDECP), categoría B de Colciencias, de la Universidad del Norte (Colombia). Dirección postal: Universidad del Norte, Km 5, vía a Puerto Colombia, A.A. 1569, Barranquilla (Colombia). georabello@hotmail.com

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Introducción

En este trabajo se desarrollan tres temas básicos. En el primero se muestra una óptica social del conflicto armado colombiano y se destacan algunos de los problemas estructurales más importantes que influyen en él. Y se plantea que la falta de atención de los mismos origina formas de violencia en la sociedad que facilitan el surgimiento y mantenimiento de un conflicto armado interno.

El segundo tema trata sobre los parámetros internacionales para la salida negociada de los conflictos, los cuales imponen unos límites que se han venido definiendo a través de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para garantizar la protección de los derechos humanos, en especial los derechos de las víctimas a la verdad, a la justicia y a la reparación, en el proceso de reconciliación nacional.

El tercer tema consiste en el planteamiento de una propuesta para buscar una salida jurídica a la producción de mecanismos que permitan una solución negociada de los conflictos armados, para lo cual hace una ponderación entre la protección de los derechos humanos y el derecho a la paz de las naciones y el mundo.

Una vez expuestos los temas básicos, se mostrará una mejor idea sobre la problemática jurídica que enfrentan los instrumentos legales diseñados para regular una salida negociada a un conflicto armado, respecto a los límites impuestos por el Derecho Internacional para la protección de los derechos humanos.

1. Acercamiento a la definición del conflicto social en Colombia

Adentrarnos en la problemática social en Colombia -dentro de la cual está inmerso el conflicto armado- implica ubicar algunos de los aspectos que inciden en el nivel de desarrollo y calidad de vida de la población. Los referentes que se van a analizar son los siguientes: el empleo, la pobreza, la corrupción y la existencia de dos estados dentro de uno mismo.

El empleo es un componente social íntimamente relacionado con la efectividad de los derechos fundamentales. "El artículo 6 del "Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales" lo concibe Page 6 como el derecho de toda persona a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido o aceptado"1. La necesidad del trabajo para que todo hombre pueda realizarse como persona y vivir dignamente es más que obvia, y un problema de desempleo origina los efectos claramente contrarios. En Colombia, esta situación no es muy alentadora, y así lo demuestra la siguiente cita:

Por otra parte, por si fuera poco, se puede analizar el desempleo en Colombia, en el cual las cifras son contundentes; a pesar de que se muestran ciertos niveles de recuperación, los resultados siguen siendo dramáticos. El

DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) reveló que en el segundo semestre del 2004 la tasa de desempleo era de 15.5%, y el número de subempleados disminuyó en un 1.2% en el sector urbano; por otro lado, el desempleo en el sector rural es de un 10.2%, y el subempleo en el mismo sector pasó de un 34.4% a un 37.3%2.

Con esas cifras tan dramáticas de desempleo y subempleo en las ciudades y en el campo, tenemos que decir que en Colombia una cantidad importante de personas no tienen un nivel de ingreso que les permita conseguir los recursos necesarios para garantizarse unas condiciones de vida digna para ellos y su familia. Esto expresa un problema social que implica desigualdad manifiesta3 en las condiciones mínimas de vida. Si pensamos un poco en los efectos de las cifras citadas, podemos decir que existe un 51.7% de personas en cada ciudad que sin tener ingresos suficientes deben buscar, de todas maneras, alguna forma para garantizar al menos su subsistencia.

Otro elemento que se debe tratar es la pobreza4, cuyas cifras representan una idea más o menos cercana del desarrollo social y la calidad Page 7 de vida de una nación. Para efectos de analizar el caso colombiano veamos la siguiente cita:

La CEPAL en su último informe arroja crudas cifras que no mienten: la magnitud de la pobreza e indigencia entre niños y adolescentes colombianos es del 45% (pobres) y 17% (indigentes). Si sumamos, tenemos un resultado escalofriante: el 62% de los pequeños colombianos no tienen acceso a ninguna esperanza de vida plena y se debaten entre la desnutrición, la insalubridad y la ignorancia.

Comparar números es un ejercicio más aterrador. La CEPAL indica que Uruguay, por ejemplo, tiene el 10% de pobres y el 2% de indigentes entre niños y adolescentes; o Costa Rica, un 18% y un 5% respectivamente. Así los niños de Colombia tienen un horizonte sin futuro, si las cosas siguen como hasta ahora. Recordemos la vieja pero sabia frase: "Los niños de hoy son los dirigentes del mañana"; es decir, qué mañana le espera a esta Colombia. 5

Estas cifras, sin duda, son realmente preocupantes, pues vemos cómo en Colombia dentro de una sociedad ya excluyente con un campo laboral restringido, el 62% de los niños colombianos crecen sin mayores oportunidades de ofrecer mano de obra calificada. De igual manera, hay que decir que son demasiados los niños sometidos a la pobreza, y que por esta razón se encuentran expuestos al hambre y a la falta de educación6, que son algunos de los riesgos que más amenazan a los niños pobres.

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Corresponde ahora referirnos al problema de la corrupción. Según el diario La República (edición del 5 de mayo de 2004)7, la corrupción en Colombia mueve $3 billones. En el mismo sentido, "se calcula que a través de la corrupción se ha sacado cerca del 25 por ciento del Producto de la nación y aún no se sabe en manos de quién están quedando estos recursos"8. Así entonces, además de un mercado laboral restringido, de unos niveles de pobreza altísimos, debemos afrontar que 3 billones de pesos del presupuesto público dirigidos a obras de infraestructura y a inversión social se están perdiendo, y no están llegando donde deberían llegar.

Por último, queremos tocar el fenómeno de la coexistencia de dos estados dentro del territorio nacional, que es sin duda un aspecto muy importante para entender la problemática social. Y para ello traigo a colación estas palabras de la revista Semana, en la cual se hizo un análisis sobre la existencia o no del conflicto armado en Colombia:

Porque si bien José Obdulio tiene razón en que en Colombia existe un Estado legítimo y que después de la Constitución del 91 hay una democracia mucho más plural e incluyente, es una realidad que se vive sobre todo en el país de los centros urbanos. Ahí funciona el Estado, se mueve la economía, la vida es cosmopolita y los colombianos viven en el siglo XXI. Pero a medida que se alejan de ese país urbano se entra a otro país. Un país marginal, rural, abandonado, anclado en el siglo XVII y controlado por los señores de la guerra.

En varias regiones hay decenas de municipios donde el Estado está controlado por los paramilitares. Tampoco se conoce mucho del Estado legítimo en Cartagena del Chairá o Calamar, en el Guaviare. Tiene razón el ex guerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos cuando dice que la guerra en Colombia se ha prolongado por décadas no tanto porque la guerrilla sea fuerte, sino por la debilidad del Estado. El verdadero desafío del gobierno es comprender que ésta es una guerra con muchas caras. Simplificarla sólo es un ejercicio de propaganda y haría bien el Presidente en encomendarle esa labor sólo a José Obdulio. 9

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La existencia de esa dualidad de estados muestra igualmente la diferencia marcada entre condiciones de vida que se tienen en las áreas rurales y las áreas urbanas, igualmente, con el fenómeno del desplazamiento de la población del campo a la ciudad. Esta diferencia se muestra entre los suburbios o áreas periféricas de las ciudades y los barrios residenciales tradicionales de las mismas, lo cual hace cuestionable la existencia de un Estado Social de Derecho Soberano, que garantice un mínimo de condiciones de vida, o por lo menos que garantice a todos los ciudadanos el derecho a no ser coaccionado ilegalmente.

Habiendo analizado algunos de los aspectos más relevantes, podemos decir que nuestro conflicto armado tiene una base social, en la cual se genera un ambiente de violencia estructural, que surge "cuando una colectividad impide a la mayor parte de sus miembros la satisfacción de sus necesidades fundamentales, mientras las minorías se aprovechan cada vez más del trabajo ajeno, existe entonces una situación de violencia estructural que se manifiesta cotidianamente a través de hechos violentos como el desempleo, la vagancia, la prostitución, la enfermedad, el hambre. Si los bienes existen, pero están detentados por unos pocos, nos encontramos...

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