Políticas y estrategias oficiales para combatir la pobrezay la desigualdad - Un análisis del desarrollo, la pobreza y la desigualdad - Libros y Revistas - VLEX 371082434

Políticas y estrategias oficiales para combatir la pobrezay la desigualdad

AutorIgnacio Aguilar Zuluaga
Páginas51-61

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capítulo 12

Políticas y estrategias oficiales para combatir la pobreza y la desigualdad

Ya se anotó que al modelo de desarrollo económico que Colombia ha venido practicando desde principios de la década de los noventa era necesario hacerle algunos ajustes y modificaciones. Varios de ellos se refieren a las políticas macroeconómicas y sectoriales, toda vez que sus efectos sobre el crecimiento, la reducción de la pobreza y de la desigualdad no corresponden a las metas esperadas, ni a la congruencia que debe existir entre esas políticas y el proceso del desarrollo económico y social, evaluado en términos reales.

Recuérdese que las políticas macroeconómicas que las autoridades correspondientes deben aplicar son monetaria, crediticia, fiscal y cambiaria. Además, todas ellas deben orientarse y materializarse hacia el logro de resultados que se identifiquen con una tasa de crecimiento del PIB por encima del 6% promedio anual, un incremento proporcional en el ingreso per-cápita, reducciones constantes en los niveles de pobreza y miseria, mayor cobertura en los servicios públicos, en la educación y la salud de la población y, finalmente, un mayor y más amplio nivel de bienestar para el ciento por ciento de los miembros de la sociedad.

En este orden de ideas, se requiere examinar cada una de esas políticas, practicadas en los últimos quince años en lo correspondiente a la ejecución del modelo de desarrollo, para observar su planeación, su realización, su oportunidad, su permanencia y, lo más importante, sus resultados para el proceso del desarrollo y para la reducción de la pobreza y la desigualdad.

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UN ANÁLISIS DEL DESARROLLO, LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD

Políticas monetaria y crediticia

Las políticas monetaria y crediticia, que son una responsabilidad de la Junta Directiva del Banco de la República, van íntimamente relacionadas y son las que producen sus resultados en el menor tiempo.

Desde el punto de vista del desarrollo económico, las determinaciones de las autoridades monetarias tienen una gran importancia, toda vez que involucran la estabilidad del valor de la moneda del país y la orientación y empleo del crédito, en todas sus modalidades, para financiar las actividades de los agentes económicos.

La política monetaria enfocada hacia el logro de un mayor crecimiento tiene que ser expansiva o restrictiva, según las condiciones que esté atravesando la economía nacional. Es decir, se requiere examinar detenidamente si es necesario aumentar el volumen de los medios de pago y reducir las tasas de interés, para provocar más inversión, más empleo y mayor demanda agregada. Como es obvio, esa expansión del medio circulante tiene que relacionarse con el comportamiento del producto nacional bruto y con las señales que indique el sistema general de precios. La sabiduría de la Junta Directiva del Emisor se reflejará en el índice inflacionario, o lo que es igual, en el poder adquisitivo del peso colombiano, frente al comportamiento del PNB y del nivel general de precios.

¿Hasta dónde puede llegar una política monetaria y crediticia expansiva? La teoría enseña y la experiencia lo confirma que esa expansión de la oferta monetaria y del crédito puede ir hasta el nivel máximo de empleo de los factores de producción, que incluye la utilización al ciento por ciento de la capacidad instalada del aparato generador de riqueza. De lo contrario, se causará un ciclo inflacionario, consecuente con un crecimiento de la demanda que no es atendido por el correspondiente aumento de la oferta.

Colombia, al igual que todos los países en desarrollo, tiene porcentajes altos de subutilización de sus factores de producción y de su aparato productivo instalado. Es preciso elevar los índices de utilización y aprovechamiento de esos recursos. Así, necesariamente habrá más empleo, más producción, más ingresos y mayor consumo. Es decir mayor crecimiento que debe traducirse en una mayor equidad en la distribución del ingreso y en una reducción de la pobreza y la indigencia.

Pero no siempre esos son los resultados, ni la situación descrita se logra o se mantiene por períodos largos e ilimitados. Existen causas y factores, internos y externos, que atentan contra el cumplimiento de los objetivos de las políticas monetaria y crediticia, afectándose así el proceso del desarrollo y todo lo que de él se esperaba. El manejo de las finanzas públicas, la situación del orden público, las expectativas de los empresarios, el comportamiento de la oferta exportable y de sus precios en los mercados externos, la situación financiera en el nivel global y, el comportamiento de la naturaleza y sus efectos sobre la infraestructura y la producción del país impiden, retrasan o modifican el enfoque, la intensidad y la aplicación de las políticas sobre el comportamiento de la moneda y el crédito. Sin embargo, nada de esto debe ser motivo para no emplear estas políticas en bien del proceso más efectivo y acelerado del desarrollo de la economía del país.

Ignacio Aguilar Zuluaga

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12. Políticas y estrategias oficiales para combatir la pobreza y la desigualdad

La financiación para los pobres

Al ir a un nivel inferior en la economía, se puede decir que es importante emplear las políticas monetaria y crediticia para las pymes, asociaciones comunales, cooperativas y demás entes sociales interesados y en capacidad de llevar a cabo actividades de producción de bienes y prestación de servicios. De esta manera se amplía el uso de los recursos de producción, se genera empleo, se obtienen ingresos y se mejoran las condiciones de vida de personas y familias que viven o se debaten en condiciones infrahumanas.

Los microcréditos, acompañados de capacitación y asesoría, favorecerán a familias muy pobres y sin un empleo productivo, a desempleados y subempleados que viven en condiciones de pobreza absoluta y que pertenecen a ese grupo marginado de habitantes, representativo de la inequidad social y de la enorme brecha existente entre privilegiados y desposeídos.

Los microcréditos deben concederse a costos muy bajos, simbólicos prácticamente, con plazos muy largos, períodos de gracia, intereses muy reducidos (preferenciales) y el otorgamiento de garantías posibles para los beneficiarios.

En la materialización de esta política crediticia deberían participar entidades financieras privadas y estatales, fundaciones privadas de interés social, entidades multilaterales de crédito (Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial (BM), Corporación Andina de Fomento (CAF) y Corporación Financiera Internacional (CFI)). Además, las ONG involucradas en este tipo de programas y las cooperativas de ahorro y crédito.

Las entidades financieras deben participar directa y efectivamente para que sea posible otorgar esa financiación a las personas y familias más pobres y marginadas. Puede imitarse la experiencia que en este aspecto tienen establecimientos de crédito y otras entidades afines o complementarias, con los pobres e indigentes de la India, Bangladesh, Brasil y México. El economista C. K. Prahalad lo narra y explica ampliamente en su libro “La...

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